Por: Gerardo Cabrejo
"Lucho por el pueblo" era el slogan de campaña que utilizó Luis Alva Castro cuando, en 1990, fue candidato a la presidencia de la republica, quedando en tercer lugar con 22.6%. Diecisiete años después, a su slogan de campaña tendría que agregarle largas frases como: "Lucho porque las propuestas en temas de seguridad interna no son patrimonio de los caviares" o "Lucho por demostrar que un aprista de viejo cuño, también puede hacer bien las cosas".
Los "analistas" que hoy abundan en páginas y programas periodísticos no sólo no reconocen mérito alguno en la trayectoria profesional y política del trujillano, sino que fieles, a su cansina perorata dicen que carece la de la "experiencia" y "cualidades necesarias" para ocupar la complicada cartera del Ministerio del Interior, amen que –según ellos- su ingreso a este portafolio significa el copamiento del aparato estatal por militantes apristas.
Desconocemos en qué universidad local o extranjera estudió para ministro del Interior, el sociólogo Fernando Rospigliosi, ex izquierdista, hoy autoproclamado derechista, quien, cotidianamente, nos atosiga con sus "brillantes" conocimientos sobre seguridad interna, esos mismos que le sirvieron para manejar con "diálogo" y "pacíficamente" aquella asonada civil conocida como el "Arequipazo" o "reducir" el narcotráfico en el Alto Huallaga.
Quien quiera ser Ministro del Interior, tendría que llamar al celular del abogado caviar Gino Costa Satolalla, para preguntarle en qué universidad extranjera hizo su maestría en "seguridad interna" y "combate a la corrupción policial". Claro, esa "brillante" formación académica que le sirvió para controlar a las desbocadas hordas de Ilave (Puno) que inmisericordes lincharon y asesinaron a su alcalde Cirilo Robles o por qué no preguntarle cómo se hace, sin corruptelas, la compra de uniformes policiales.
Si usted quiere ser Ministro del Interior y no tiene dinero para estudiar esa materia en alguna universidad peruana o extranjera, pues vaya a la escuela de periodismo Jaime Bausate, pues al parecer allí fue donde, la inmaculada señora Susana Villarán, en algunos pocos ciclos, logró esos cabales conocimientos en seguridad y control del crimen que hoy le hacen falta a Luis Alva Castro.
Estos generales después de la guerra y algunos de sus ventrílocuos ubicados en Prensa Libre de América TV o Perú21, son los mismos que nunca cuestionaban las calidades de "personalidades independientes" "profesionales en seguridad" y "honradísimos" ex ministros del Interior como Víctor Malca Villanueva, César Saucedo Sánchez, Juan Briones Dávila o José Villanueva Ruesta, quienes en forma eficiente, prolija, rápida y eficaz, nos "liberaron" del narcotráfico, el crimen organizado y la corruptela policial durante el fujimorato.
No está demás recordarle al deslenguado "Vitocho" García Belaunde, quienes fueron José de La Jara (Lajarita), Luis Percovivh Roca o José Rincón Bazo (el 1º abogado, el 2º farmacéutico y el 3º se hacía pasar por ingeniero) Ellos durante el segundo belaundismo, fueron los "especialistas" en seguridad ciudadana que permitieron los primeros brotes violentos del senderismo y terminaron mezclados con el narcotraficante Rodríguez López.
Exacto, tal como usted lo está pensando; en ninguno de los casos anteriores hubo copamiento político, ni de belaundistas ni fujimontesinistas. Todo lo contrario, la honradez de sus gestiones fue tan prístina que funcionarios y empleados del Ministerio del Interior fueron designados después "exigentes" concursos públicos que arrojaron sorprendentes resultados pues se descubrió a jóvenes valores de la administración pública como un tal José López Vergara, quien en su condición de Asesor de un ministro del interior belaundista, ejercía como nexo entre el ministerio y el narcotraficante Rodríguez López.
Jajajajajajajajajaja, si pues, dan risa estos venales cuestionadores que antes callaron y hoy tratan de desacreditar trayectorias ejemplares como las de LAC. Para ello no han vacilado en recordar la grave crisis económica que vivió el país a partir de 1987. Alva Castro, como bien lo ha mencionado, fue el autor del Programa de Estabilización que entre julio de 1985 y 1987 controló la inflación que había empezado a desbocarse en el quinquenio Belaundista y generó los dos únicos años de crecimiento del PBI que se tuvieron entre 1975 y 1995.
La mezquindad de los "brillantes" analistas los lleva a no reconocer que en esos años, precisamente fue su negativa a seguir controlando los precios, su oposición a la emisión inorgánica y su rechazada propuesta de ir a un programa de ajuste, lo que dio lugar a su renuncia como Ministro de Economía.
Si hasta la ojiverde señora que con aparente objetividad, conduce un programa político nocturno, ha dicho que luego de su renuncia, Alva Castro, como Presidente de la Cámara de Diputados aprobó la Ley de Estatización de la Banca. Al parecer por esos años, dicha señora soñaba con algún día asesorar a políticos sin mácula como Juan Carlos Hurtado Miller, pues no se daba cuenta o no recuerda que dicha Cámara tenía 180 diputados; que LAC sólo dirigía el debate y que los más ardorosos defensores de la propuesta fueron los hoy caviares Javier Diez Canseco y Manuel Danmert Ego-Aguirre en Diputados y en el Senado el fallecido Carlos Malpica y el hoy analista Enrique Bernales, sin olvidar lógicamente a otros parlamentarios, por entonces comunistas criollos y radicalizados apristas que compartían la propuesta presidencial.
Luis Alva Castro es un hombre de estado, formado en la política desde los 15 años de edad, forjado en el ejemplo de Haya de la Torre, profesional maduro y experimentado no sólo en el gerenciamiento de empresas privada, sino también en el duro y a veces ingrato manejo de la cosa pública para lo que, sin duda alguna, tiene experiencia más que suficiente.
Los "analistas" que critican todo aquello que huele a aprista, no aprendieron o no saben que cuando se alcanza los más altos niveles de dirección en alguna organización, se requiere "destreza conceptual" antes que "destreza técnica", esta última si que imprescindible en los niveles intermedios y bajos de la organización.
La destreza conceptual es aquella que recoge y procesa los elementos brindados por quienes (directores o gerentes de línea) hacen uso de la destreza técnica para elaborar ese producto específico que requiere la organización.
La destreza conceptual la tienen los que son buenos gerentes y para ser buen gerente hay que ejercer liderazgo, optimizar resultados, minimizar costos y conjugar todos los recursos de la organización en función del buen resultado.
Obtener el buen resultado es muy difícil, más aún si una de las variables es ese componente político que por encima de las otras variables, nuestros brillantes "analistas" se esmeran en relievar.
Los que conocemos a LAC sabemos de sus cualidades de liderazgo, carácter, ideas bien estructuradas y sobre todo, vocación por el trabajo en equipo. Seguramente sabrá ensamblar uno que responda a las necesidades de orden y seguridad que esperamos los peruanos, no importa si lo hace con apristas de carnet o con independientes, lo importante es que lo haga y a eso se debe apuntar. Después, nuestros "brillantes" analistas tendrán tiempo y licencia para criticar.
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