REFLEXIONES

Por: c. Congresista Luciana León Romero

Con ocasión de celebrarse el Día de la Fraternidad, el pueblo aprista se congrega en torno a la figura y recuerdo de nuestro fundador y guía Víctor Raúl Haya de la Torre. Es también una buena oportunidad para reflexionar sobre el inmenso legado que nos dejó a los jóvenes del Perú.

No tuve la ocasión de conocerlo personalmente. Él se fue el mismo año que yo nací, pero en mi hogar una foto y sus libros siempre están presentes. Mis primeros recuerdos de infancia, mezclados con el bullicio de los juegos infantiles, me traen a la memoria las conversaciones familiares donde mi padre y abuelo hablaban de aprismo y por supuesto de sus vivencias sobre Víctor Raúl.

Como discípulo de Manuel Gonzáles Prada, tenía la convicción de que la juventud debía cumplir un papel importante en el desarrollo de la sociedad. Tanta era su confianza en la juventud que solía decir: “… en cada joven, hay un genio dormido al que debemos despertar para que no permanezca dormido para siempre”. Esto en alusión al potencial que todo joven posee para contribuir a la solución de los problemas de su sociedad y en la construcción del futuro de su país.

Esta necesidad de protagonismo social, que en su momento Víctor Raúl demandaba a los jóvenes, se hace más evidente en este tiempo de Globalización, cuando avances tecnológicos como el internet, la telefonía móvil o la televisión por cable han hecho que los jóvenes nos encontremos expuestos a influencias multiculturales que quebrantan nuestras raíces y valores históricos.

En la actualidad, se han redefinido los patrones de consumo y agudizado las diferencias en el acceso a las oportunidades, así como en las condiciones de vida entre grupos con ventajas económicas y aquellos que no las tienen, por lo que se ha incrementado en la juventud sentimientos de vulnerabilidad y exclusión. Enfrentar estos problemas son los nuevos retos que tenemos los jóvenes del siglo XXI, especialmente de los países en vía de desarrollo y no existe mejor forma de enfrentar el problema que participando más activamente en la vida política de nuestro país, despertando así ese genio dormido del que hablaba el maestro indoamericano.