OPINION: CHOLITO(*)

Hace algunos años, en Barquisimeto, específicamente en los alrededores de la comandancia de policía, encontrarse con “cholito” no era difícil. Este personaje con características que no se podían pasar por alto, deambulaba libremente por el área mencionada.

Cholito: “loco” como le llamaba la gente era empleado para tareas sencillas. Recuerdo que mi abuelo le encomendó varias veces diferentes “mandados” a la bodega, como comprar queroseno, huevos, leche, etc., los cuales eran remunerados con su respectiva “locha” (octava parte de un Bolívar) aunque no era mucho dinero tampoco lo era la tarea asignada.

Había un problema, la disposición de “cholito” para estos trabajos no era la misma todos los días.

Algunos días se comportaba como una persona totalmente normal como otros días en los que era imposible entenderse con él.

Actualmente, a nivel internacional, se están presentando una serie de hechos que considero son muy similares.

Hay un “loquito” suelto en Latinoamérica, es grosero, malcriado, tiene días con el comportamiento peor que otros, se “mete” con los transeúntes, pero siempre entrega el “mandado”. La demencia de este señor le hace decir incongruencias raras acerca de que un “socialismo del siglo XXI” es posible en su comunidad si son impulsados por motores adecuados, conciencia revolucionaria, habla con personajes que ya han muerto, que Jesucristo era revolucionario, o algo así, no estoy seguro, y apoyado por otros pacientes mentales que pudieran estar peor pero no son “locos violentos” son “locos pasivos”. Son manipulables (o manipuladores, no sabemos).

Por otro lado, hay otro señor que como el abuelo, por lo general se encuentra en el jardín trabajando en su “arbusto” (no estoy seguro si la traducción es correcta, pues es otro idioma) y que su principal encomienda a “cholito internacional” es el queroseno, cuando le explican las cosas que dijo e hizo cholito; él simplemente dice: “¿Trajo el queroseno? ¿Si? Dénle su locha y ya está. No podemos arreglar todo, además no es su culpa. Lástima si se pone peor, lo van a encerrar.”

Siempre me pregunté por las cosas que tenía “cholito” en su cabeza; como niño sentía curiosidad, si pensaba como yo o el mecanismo para ello era diferente al de otras personas.

Actualmente prefiero no saber que tiene este “cholito internacional” en su cabeza. Siento miedo acerca de esto, por la comunidad.

Al parecer, hay alguien peor que él, gritándole cosas para enfurecerlo y conllevarlo a este comportamiento.

Creo, realmente, que hay una cadena de titiriteros.

Sólo espero que cuando encierren al “loquito” no haya hecho demasiado daño, o peor aún, no puedan encerrarlo.

(*)Elven Zolano nos escribe desde Nueva York, NY.