martes, agosto 21, 2007

Responsabilidad y solidaridad

:: Por ENRIQUE CORNEJO

El terremoto que sufrimos la semana pasada nos ha puesto a prueba en todo sentido. Las cifras iniciales nos muestran la magnitud de la tragedia: más de 500 muertos, 2000 heridos, cerca de 60,000 viviendas destruidas total o parcialmente y más de 200,000 damnificados. Hay ciudades -como Pisco- que están seriamente afectadas y poblaciones rurales y alto andinas de las que todavía no tenemos una evaluación integral sobre la magnitud del daño.

En los primeros días, el Gobierno y la sociedad civil han reaccionado bien y rápidamente. El mismo Presidente de la República y varios Ministros de Estado se trasladaron al mismo escenario de los hechos para dirigir y coordinar las acciones inmediatas. Se procedió al entierro de los fallecidos, se trasladaron a los heridos más graves a Lima y continúan las acciones de rescate para buscar más sobrevivientes.

En una segunda fase se han organizado puentes aéreos, marítimos y terrestres para trasladar ayuda consistente en alimentos, ropa y medicinas. La logística de ésta distribución tiene que ir mejorando con el transcurso de los días para cubrir a la totalidad de los damnificados. Igualmente se han reforzado las acciones de seguridad para evitar el pillaje que lamentablemente se ha presentado en algunos casos puntuales.

En medio de la tragedia lo más destacable son las innumerables muestras de solidaridad que los peruanos han demostrado no importando su condición social o económica. Una nota especial merece la ayuda internacional y especialmente la presencia del Presidente Uribe de Colombia, gesto que los peruanos no olvidaremos. Lo lamentable ha sido constatar que algunos -felizmente pocos- han querido aprovechar políticamente esta situación y crear un clima de confusión y alarma en adición al nerviosismo y la sensibilidad que ya tiene la población.

Mirando hacia delante, el tema más importante que se nos viene es la fase de la reconstrucción que debe iniciarse rápidamente con la remoción de los escombros pero que tomará algún tiempo hasta volver a poner a éstos pueblos en condiciones normales de actividad. La experiencia de los colombianos en este tema resulta muy valiosa por los resultados alcanzados en la reconstrucción del llamado eje cafetero.

Todo nuestro esfuerzo debe estar orientado entonces a la reconstrucción de las viviendas, la infraestructura básica y productiva y al apoyo económico y psicológico a los damnificados. Se le va a encargar a una Autoridad Autónoma la responsabilidad de la gestión de reconstrucción para darle eficiencia y transparencia y todo ello debe tener en cuenta que estamos en una zona sísmica por lo que deberemos planear como hacer menos vulnerable nuestra infraestructura. Responsabilidad y solidaridad son los dos conceptos más importantes en este momento.
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