A propósito del aniversario del Partido Aprista Peruano
Por: Edgar Valdivia Isuiza
El 20 de septiembre de 1930, un pequeño pero corajudo numero de voluntades peruanas a las 20 horas de una friolenta noche, en un taller de carpintería ubicado en una de las calles céntricas de la capital peruana germinaba el nacimiento del Partido Aprista Peruano, bautizado posteriormente por el calor popular como Partido del Pueblo, emergía en el escenario social y político del Perú una de las organizaciones mas audaces y consistentes, con horizonte y perfil creado a la luz de la interpretació n de la realidad peruana, indoamericana y mundial, con sólidos y sustantivos paradigmas principistas que trastocaba las letanías conservadoras. Empezaba la larga, difícil y desafiante ruta de la revolución de los espíritus. El Perú profundo empezaba a hablar con propiedad y solidez propositiva, el movimiento no nacía en torno a una coyuntura o una circunstancia electorera sino que formaba parte de un largo proceso de magnitud histórica. La voz de los soleados valles costeños, del crudo invierno de las alturas serranas y lo abrupto de la selva amazónica remecía los cimientos de una estructura social injusta, forjando un Partido renovador, moderno y con una nueva visión del mundo.
El Perú de los campesinos y los trabajadores sumaba fuerzas frente al embate del imperialismo y de los adversarios comunes y se daban “los primeros pasos para organizar nuestro Partido” en el lenguaje de Petrovick, nombre de combate de Oscar Bolaños. El 20 de setiembre de 1930, descollaban más de dos lustros del inicio de la lucha de Haya de la Torre por conquistar una sociedad de pan con libertad fundada en la alianza de los trabajadores manuales e intelectuales en un frente único de lucha.
20 de septiembre del 2007, 77 largos años de agua aprista que trajina en el río del optimismo para construir una sociedad democrática con justicia social, en el puente de la heroica historia de miles de mártires que regaron con sus sangres, lagrimas, sudores y esperanzas para forjar la perennidad de la visionaria doctrina forjada por Víctor Raúl Haya de la Torre.
77 años que encuentra al Partido del Pueblo en otra etapa de su fructífera historia ante nuevos retos y desafíos que nos imprime la dinámica del mundo globalizado, afirmando una titánica tarea para forjar un país con personalidad en el contexto de Latinoamérica y el mundo, asimilando el embate avasallante de las tecnologías y la sociedad del conocimiento para sumarnos al desarrollo de nuestras potencialidades económicas, sociales y culturales que nos impulsen como nación competitiva y nos abran nuevos caminos hacia el objetivo medular de construir la perspectiva del Perú del futuro, que defina esclarecidamente el tipo de país que deben morar las generaciones que nos alternen en el mediano y largo plazo.
77 años de vivencia que nos deben conducir a perfilar la nueva organización que requiere el aprismo, para insertarse con mas eficacia y eficiencia en el tejido social peruano, que redimensione nuestro compromiso y nos compenetre con la filosofía y las aspiraciones de un pueblo que en el fragor de sus convicciones sintoniza con el mensaje de Haya de la Torre y que el APRA se sienta cada vez más cerca de la gente.
Que las vicisitudes heroicas de las generaciones de los 77 años de la historia del aprismo peruano, sea el paradigma que sustente los valores que sostengan la posterioridad de la gran revolución social de pan con libertad.
Mi emocionado y mejor homenaje a los apristas amazónicos como Cesar Pardo Acosta, Francisco Odicio Román, Máximo Meléndez Cárdenas, Julio Cachay Pinedo, Rafael Hernández Da Souza, Francisco Solano Ríos, Mercedes Braga, Isauro Blas Cobián, Consuelo Matos Vda. de Pardo, entre otros anónimos militantes, que dieron ejemplo de entereza en las dolorosas jornadas de lucha por la libertad y la democracia, que sus huellas indelebles trasunten la catarsis del tiempo.
Por: Edgar Valdivia Isuiza
El 20 de septiembre de 1930, un pequeño pero corajudo numero de voluntades peruanas a las 20 horas de una friolenta noche, en un taller de carpintería ubicado en una de las calles céntricas de la capital peruana germinaba el nacimiento del Partido Aprista Peruano, bautizado posteriormente por el calor popular como Partido del Pueblo, emergía en el escenario social y político del Perú una de las organizaciones mas audaces y consistentes, con horizonte y perfil creado a la luz de la interpretació n de la realidad peruana, indoamericana y mundial, con sólidos y sustantivos paradigmas principistas que trastocaba las letanías conservadoras. Empezaba la larga, difícil y desafiante ruta de la revolución de los espíritus. El Perú profundo empezaba a hablar con propiedad y solidez propositiva, el movimiento no nacía en torno a una coyuntura o una circunstancia electorera sino que formaba parte de un largo proceso de magnitud histórica. La voz de los soleados valles costeños, del crudo invierno de las alturas serranas y lo abrupto de la selva amazónica remecía los cimientos de una estructura social injusta, forjando un Partido renovador, moderno y con una nueva visión del mundo.
El Perú de los campesinos y los trabajadores sumaba fuerzas frente al embate del imperialismo y de los adversarios comunes y se daban “los primeros pasos para organizar nuestro Partido” en el lenguaje de Petrovick, nombre de combate de Oscar Bolaños. El 20 de setiembre de 1930, descollaban más de dos lustros del inicio de la lucha de Haya de la Torre por conquistar una sociedad de pan con libertad fundada en la alianza de los trabajadores manuales e intelectuales en un frente único de lucha.
20 de septiembre del 2007, 77 largos años de agua aprista que trajina en el río del optimismo para construir una sociedad democrática con justicia social, en el puente de la heroica historia de miles de mártires que regaron con sus sangres, lagrimas, sudores y esperanzas para forjar la perennidad de la visionaria doctrina forjada por Víctor Raúl Haya de la Torre.
77 años que encuentra al Partido del Pueblo en otra etapa de su fructífera historia ante nuevos retos y desafíos que nos imprime la dinámica del mundo globalizado, afirmando una titánica tarea para forjar un país con personalidad en el contexto de Latinoamérica y el mundo, asimilando el embate avasallante de las tecnologías y la sociedad del conocimiento para sumarnos al desarrollo de nuestras potencialidades económicas, sociales y culturales que nos impulsen como nación competitiva y nos abran nuevos caminos hacia el objetivo medular de construir la perspectiva del Perú del futuro, que defina esclarecidamente el tipo de país que deben morar las generaciones que nos alternen en el mediano y largo plazo.
77 años de vivencia que nos deben conducir a perfilar la nueva organización que requiere el aprismo, para insertarse con mas eficacia y eficiencia en el tejido social peruano, que redimensione nuestro compromiso y nos compenetre con la filosofía y las aspiraciones de un pueblo que en el fragor de sus convicciones sintoniza con el mensaje de Haya de la Torre y que el APRA se sienta cada vez más cerca de la gente.
Que las vicisitudes heroicas de las generaciones de los 77 años de la historia del aprismo peruano, sea el paradigma que sustente los valores que sostengan la posterioridad de la gran revolución social de pan con libertad.
Mi emocionado y mejor homenaje a los apristas amazónicos como Cesar Pardo Acosta, Francisco Odicio Román, Máximo Meléndez Cárdenas, Julio Cachay Pinedo, Rafael Hernández Da Souza, Francisco Solano Ríos, Mercedes Braga, Isauro Blas Cobián, Consuelo Matos Vda. de Pardo, entre otros anónimos militantes, que dieron ejemplo de entereza en las dolorosas jornadas de lucha por la libertad y la democracia, que sus huellas indelebles trasunten la catarsis del tiempo.
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