lunes, septiembre 17, 2007

TPS integral para los peruanos

Por Gery Vereau(*)

Al Perú le han caído piedras sobre palos. Estaba sufriendo -aún la padece- una ola de frío incruenta que declaró en emergencia a 13 departamentos y acabó con la vida de muchos niños cuando le cayó encima un fuerte sismo que arrasó con vidas, sueños, propiedades, escuelas, hospitales y carreteras del Departamento de Ica, con resonancias en todo el Perú.

Este último le ha quitado el sueño a personas como Nancy Guevara, que vive en Union City en el estado de Nueva Jersey, donde vive la más numerosa comunidad peruana de los Estados Unidos, desde que se empezó a gestionar el Estatus de Protección Temporal, TPS, para los peruanos indocumentados que viven en los Estados Unidos.

Desde ese día, hasta las tres o cuatro de la madrugada de cada día, escribe cartas, participa en foros de internet e interviene telefónicamente en debates de la radio de su país: en Radio Programas del Perú le dijo a Antero Flores Araoz, representante del Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, que su especulación de que solamente los peruanos de la ciudad de Pisco iban a recibir el TPS era contraproducente.

De acuerdo a la Cancillería del Perú existen aproximadamente 500 mil peruanos indocumentados en EE.UU. pero no se puede saber a cabalidad cuantos de ellos pertenecen a la zona afectada. Habría un sin sentido si se aprueba un TPS ‘con restricciones’ y solamente para las personas de las zonas afectadas, sin saber el número de beneficiados. De manera que no se puede medir el impacto económico del aporte de los naturales de Pisco que viven en EE.UU., para una reconstrucción calculada en 450 millones de dólares.

Admitir eso es desconocer que ante una emergencia de ésta naturaleza, y es la segunda y no la primera del año, el Estado Peruano se obliga a hacer obras de reconstrucción con dinero presupuestado de otros proyectos, de otras ciudades y de otras regiones. Ello hace del sismo de Pisco, en el sur, tanto por sus dimensiones como por sus alcances, una tragedia nacional, como lo fue el terremoto del 31 de mayo de 1970, en el norte del Perú.

Es cómo olvidar –salvando el tiempo y el espacio-que la tragedia provocada por el huracán Katrina, en New Orleans, tuvo, en sus consecuencias, dimensiones nacionales.

El TPS que se autorizó a los hondureños en el año 1998, se aprobó para todos sin excepción, y en ese momento nadie habló de excluir a los naturales de la ciudad de San Pedro, en Honduras, porque ésta —aunque sí sus alrededores— no sufrió los estragos del huracán Mitch.

No es descabellado decir que la manera más efectiva de socorrer al Perú en ésta hora es ayudar a todos los peruanos que viven en los Estados Unidos a que resuelvan, temporalmente está visto, su estatus migratorio porque así enviarán más recursos a sus familias.

No es mentira: buena parte de la prosperidad de la comunidad salvadoreña, hondureña y nicaragüense en los Estados Unidos se debe principalmente al paraguas que le proporciona el TPS.

También tiene sus bemoles. Aún si se aprobara muchos no podrían ir al Perú de visita como anhelan porque aquel que ha estado indocumentado 180 días antes del sismo le alcanza una ley que dice que tiene cumplir un castigo: no ingresar en 10 años a los Estados Unidos. Mientras se espera la aprobación del TPS para todos los peruanos, Nancy continúa durmiendo a ratos, en duermevela.

¿Cómo ayudamos? Escríbale al presidente Bush y llame a su representante local -a todo oficial electo- y pídale su apoyo para el TPS integral para todos los peruanos.

(*)es un periodista radicado en Nueva Jersey.

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