lunes, octubre 01, 2007

Doble agenda

Por César Campos R
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Comentamos hace algunos días que el impulso brindado por un grupo de opositores al celoso control político del Ejecutivo, mediante mociones de censura a uno o más ministros, traducía la ansiedad de ese mismo grupo por arrebatarle al gobierno la agenda pública. “Es el colmo –parece decir la oposición– que el país entero baile la partitura de Alan García y nosotros no podamos hacer oír nuestra música”.

No se trata entonces de enmendar o corregir las carencias o fallas visibles del gobierno, sino de recordarle que no tiene mayoría parlamentaria y sus decisiones legislativas dependen del buen humor de las bancadas diferentes a la aprista. La absurda amenaza de pulverizar al titular de Salud, Carlos Vallejos, –aunque éste haya tomado todas las medidas contra quienes cometieron desaguisados en su sector– corrobora la intención de hacerse notar mediante caballazo de los votos por las interpelaciones y/o censuras.

Lo interesante radica en saber cómo afronta el Ejecutivo este desafío. Y la respuesta emerge de lo anunciado el día sábado por el presidente del Congreso, Luis Gonzales Posada, particularmente en lo relativo a crear, mediante ley, una Central Única encargada de las compras estatales. Anuncio que actualiza la promesa formulada por el primer mandatario, el 28 de julio de 2006, respecto a unificar las adquisiciones del Estado.

La iniciativa persigue romper las enormes trabas que hoy ahogan a todas las entidades públicas en los procesos de licitación y adjudicaciones directas. Porque las máximas autoridades prácticamente ya no están dedicando la mayor parte de su tiempo a promover acciones a favor de la comunidad, sino a cuidarse las espaldas de un posible proceso administrativo o penal por suscribir –con 20 sellos que lo preceden– la autorización de un gasto.

Sin duda, ante la evidencia de un aparato burocrático paralizante, lo óptimo sería contribuir para que este y los próximos gobiernos cumplan sus planes. Pero si la perspectiva predominante es capturar la agenda política y sustraerla de la plataforma oficial, entonces se construye la figura de un boicot al fortalecimiento de los principales rubros del Estado mediante zancadillas oportunistas que semejan al perro del hortelano.

Es hora de dilucidar con cuál de las dos agendas está la mayoría ciudadana.
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