Por: Roberto M. Rodríguez Mantilla
No son pocas, las denuncias públicas en el Perú y en los otros países de Indoámerica, respecto a la intervención del presi dente venezolano, en temas de política interna de los países, mediante su mensaje destinado a contagiar su denominada «Revolución Bolivariana». Las tan cuestionadas Casas del ALBA que se están inaugurando en distintos países, representan uno de los medios que utiliza Hugo Chávez, para esos fines.
Al parecer, se pretende mediante estos organismos financiados por el gobierno venezolano, producir las condiciones necesarias para una revolución bolivariana alineada o dependiente del chavismo y castrismo. A quienes reciben los recursos, y a los simpatizantes del discurso del presidente venezolano les podría parecer fantástica la idea, que alguien del exterior apoye con dinero a la revolución soñada y tan indefinidamente postergada desde la visión de los que ahora se autodenominan socialistas o integracionistas sudamericanos, cuando antes fueron dependientes económica o ideológicamente de Moscú, Albania, Pekín, Corea o La Habana.
Algunos e inclusive combatían a Haya de la Torre y a su partido por agitar la bandera de la integración latinoamericana o indoamericana como lo denominaba el fundador y creador del aprismo. Pero lo que es necesario comprender es que a pesar que haya recursos y mensaje revolucionario proveniente del exterior, será imposible la revolución social en los países, si antes no se han generado las contradicciones internas, en lo económico, político, social, cultural y de otra índole, en el seno de la sociedad que se pretende encaminar hacia la revolución.
Ya lo había señalado Georges Politzer en su libro: «Principios Elementales y Principios Fundamentales de Filosofía» cuando dice: «La dialéctica, por el contrario, demuestra especialmente que la salida revolucionaria como solución de los problemas que se plantean al desarrollo social es inevitable si existe una contradicción interna, que constituye esta sociedad: contradicción entre clases antagónicas». «Debe recordarse el papel respectivo de las contradicciones internas (causas fundamentales) y de las condiciones externas (causas de segundo orden). «Ello permite, en efecto, comprender, especialmente que «La Revolución no se exporta». Ninguna transformación cualitativa puede ser producto directo de una intervención exterior». Y citando a Stalin añade: «Cada país, si así lo quiere, hará por si mismo su propia revolución: y si no lo quiere, no habrá revolución». (Gorges Politzer. Principios Elementales y Principios Fundamentales de Filosofía. pag. 296. Edit. Fondo de la Cultura Popular. Año 1973. Lima Perú).
Por tanto, es necesario para una revolución, que dentro de la sociedad se haya producido una contradicción interna y que esa contradicción debe ser antagónica a eso se le denomina lucha de contrarios o lucha de clases, y para la filosofía de Politzer así como para la filosofía marxista esa lucha de clases se produciría entre la burguesía y el proletariado.
Esa es una de la razones por la cuales los intentos revolucionarios en los distintos países de Indoamérica fracasaron. Al no haberse desarrollado una burguesía al estilo alemán, o ruso por tanto tampoco un proletariado suficiente y capaz de expresar esa contradicción y utilizarla para enrumbar una revolución social. Desde la superestructura y solamente con un aparato militar, Ernesto Guevara (El Che) pretendió exportar la revolución cubana hacia Bolivia y luego extenderla al Perú; su error fue no haber hecho un diagnóstico de la realidad del pueblo boliviano, la situación y el rol de las clases en esa sociedad.
No son pocas, las denuncias públicas en el Perú y en los otros países de Indoámerica, respecto a la intervención del presi dente venezolano, en temas de política interna de los países, mediante su mensaje destinado a contagiar su denominada «Revolución Bolivariana». Las tan cuestionadas Casas del ALBA que se están inaugurando en distintos países, representan uno de los medios que utiliza Hugo Chávez, para esos fines.
Al parecer, se pretende mediante estos organismos financiados por el gobierno venezolano, producir las condiciones necesarias para una revolución bolivariana alineada o dependiente del chavismo y castrismo. A quienes reciben los recursos, y a los simpatizantes del discurso del presidente venezolano les podría parecer fantástica la idea, que alguien del exterior apoye con dinero a la revolución soñada y tan indefinidamente postergada desde la visión de los que ahora se autodenominan socialistas o integracionistas sudamericanos, cuando antes fueron dependientes económica o ideológicamente de Moscú, Albania, Pekín, Corea o La Habana.
Algunos e inclusive combatían a Haya de la Torre y a su partido por agitar la bandera de la integración latinoamericana o indoamericana como lo denominaba el fundador y creador del aprismo. Pero lo que es necesario comprender es que a pesar que haya recursos y mensaje revolucionario proveniente del exterior, será imposible la revolución social en los países, si antes no se han generado las contradicciones internas, en lo económico, político, social, cultural y de otra índole, en el seno de la sociedad que se pretende encaminar hacia la revolución.
Ya lo había señalado Georges Politzer en su libro: «Principios Elementales y Principios Fundamentales de Filosofía» cuando dice: «La dialéctica, por el contrario, demuestra especialmente que la salida revolucionaria como solución de los problemas que se plantean al desarrollo social es inevitable si existe una contradicción interna, que constituye esta sociedad: contradicción entre clases antagónicas». «Debe recordarse el papel respectivo de las contradicciones internas (causas fundamentales) y de las condiciones externas (causas de segundo orden). «Ello permite, en efecto, comprender, especialmente que «La Revolución no se exporta». Ninguna transformación cualitativa puede ser producto directo de una intervención exterior». Y citando a Stalin añade: «Cada país, si así lo quiere, hará por si mismo su propia revolución: y si no lo quiere, no habrá revolución». (Gorges Politzer. Principios Elementales y Principios Fundamentales de Filosofía. pag. 296. Edit. Fondo de la Cultura Popular. Año 1973. Lima Perú).
Por tanto, es necesario para una revolución, que dentro de la sociedad se haya producido una contradicción interna y que esa contradicción debe ser antagónica a eso se le denomina lucha de contrarios o lucha de clases, y para la filosofía de Politzer así como para la filosofía marxista esa lucha de clases se produciría entre la burguesía y el proletariado.
Esa es una de la razones por la cuales los intentos revolucionarios en los distintos países de Indoamérica fracasaron. Al no haberse desarrollado una burguesía al estilo alemán, o ruso por tanto tampoco un proletariado suficiente y capaz de expresar esa contradicción y utilizarla para enrumbar una revolución social. Desde la superestructura y solamente con un aparato militar, Ernesto Guevara (El Che) pretendió exportar la revolución cubana hacia Bolivia y luego extenderla al Perú; su error fue no haber hecho un diagnóstico de la realidad del pueblo boliviano, la situación y el rol de las clases en esa sociedad.
1 comentarios:
Aunque siguem los errores ortográficos del editor de este blogspot, bueno que le podemos hacer!!!
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