domingo, febrero 10, 2008

LAS PRIMARIAS EN ESTADOS UNIDOS

Por: Víctor Raúl Trujillo de Zela

La más costosa y electrizante contienda por la nominación de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos por los partidos Republicano y Demócrata está teniendo lugar en el gran país del norte de nuestro continente.

Conocidos los resultados del “super-martes” con elecciones y “caucuses” en más de veinte estados de la Unión, el resultado de la contienda en el lado republicano consolida como el gran favorito al veterano senador por Arizona John Mc. Cain, un republicano moderado quien por lo tanto no despierta las simpatías de los grupos conservadores fundamentalistas religiosos muy influyentes en la derecha norteamericana, la que tratará de imponer al virtual retirado de la contienda Mitt Romney como su vicepresidente en la fórmula presidencial del G.O.P (Grand Old Party) . Los analistas lo consideran quizás el mejor candidato que puede tener el partido Republicano luego del fracaso económico de la administración Bush como consecuencia de los trillones de dólares gastados en la guerra contra Irak, la debacle de las hipotecas sub prime y los altos costos de la energía.

Sin embargo, en el lado Demócrata nada está definido y algunos analistas suponen que la disputa entre dos brillantes candidatos llegará casi hasta el final. Barak Obama, el joven y elocuente senador por Illinois de padre keniano; y la reconocida y experimentada senadora por Nueva York Hillary Clinton quien cuenta con el total respaldo y asesoramiento de su esposo, el popular ex presidente Bill Clinton. Hasta hace poco, Hillary Clinton era la indiscutible favorita para ganar la nominación demócrata, pesaba para ello aparte de su conocida inteligencia y combatividad los exitosos ocho años de gobierno de su esposo, que permitieron disfrutar a todos los norteamericanos, incluida a la clase media y los pobres, de crecimiento económico, reivindicaciones sociales, mínimas tasas de desempleo y de inflación al mismo tiempo, todo un desafío a la ortodoxas reglas de la economía. Y además convirtió el déficit fiscal dejado por papa Bush en un superávit, un verdadero récord en la economía americana. Pero, el mundo y los escenarios están en continuo cambio y la situación actual de los Estados Unidos no es exactamente la misma a la de 1992. En esa oportunidad el candidato que encarnaba el cambio y la esperanza era el joven Bill Clinton, en un país cansado de republicanismo, desorden fiscal y sin guerra fría.

Hoy, ese cambio que los norteamericanos quieren tener en lo social, lo económico y en la imagen de Estados Unidos ante el mundo lo representa más Obama que Hillary, especialmente para los jóvenes, apenas niños durante la administración Clinton y por lo tanto no plenamente testigos conscientes de sus grandes logros. Para esos jóvenes, especialmente los universitarios, quienes reconocen la inteligencia y experiencia de Hillary, ella es no obstante parte del establishment que quieren cambiar y fue además condescendiente al inicio de la guerra con Irak1.

Por el contrario Los que vivieron y se beneficiaron directamente de los logros del gobierno de Clinton, además de los ricos, fueron los “blue collar” (los obreros), los norteamericanos que perciben hasta 60 mil dólares de ingresos al año, es decir, lo que podríamos denominar la clase media baja de los Estados Unidos, los latinos y las mujeres en su inmensa mayoría son ahora los incondicionales seguidores de la candidata por que pueden dar fe de su combativa trayectoria y evocan con nostalgia los buenos tiempos y reivindicaciones logradas durante el gobierno de su esposo, en el que desarrolló una importante labor política y social a su lado.

Como afirma un conocido amigo de los Clinton, esta vez le toca a Hillary competir contra la ola de cambio y un gran candidato como lo fue Bill en el año 1992 y quien también cuenta con el respaldo mayoritario de los demócratas pudientes, los hombres de raza blanca, quienes nunca han votado mayoritariamente por un Clinton , y la masa de afro-americanos que se ha identificado comprensiblemente con el senador por Illinois, a pesar de su entrañable cariño y admiración por quien un intelectual afroamericano calificara como el primer presidente negro de la historia, paradoja del destino.

En todo caso, uno de los dos extraordinarios candidatos del partido Demócrata parece ser el próximo inquilino o inquilina de la Casa Blanca por el mandato del pueblo norteamericano y con la inmensa tarea y responsabilidad de relanzar la economía, cambiar la política internacional de su país y aglutinar, por lo tanto, a los estadounidenses en una nueva era de crecimiento, paz y prosperidad para todos, dentro de un mundo interdependiente y globalizado, tal cual demandamos los ciudadanos del mundo que creemos en la democracia con justicia social y rechazamos a las autocracias y extremismos de derecha o izquierda en el mundo.
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