jueves, mayo 22, 2008

23 DE MAYO: Un día en tres años trascendentales para el aprismo

Por: Luis Ibáñez Ramos

1923

Fecha importante y de gran significación social para el destino que hacia ella convergería, luego de esta etapa, que marcaría en el historial aprista, una teoría o precedente social en el que por primera vez, nuestras clases sociales maltratadas por la hegemonía imperialista asumirían un rol que le darían carácter protagónico, a partir, precisamente, de la conformación del Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales.

Aquella vez, todavía el civilismo; ya viejo y retrógrado; dominaba la escena nacional, engañando al pueblo, ofendiéndolo o humillándolo, y siempre con el único propósito de mantener a su clase, en aquella esfera inalcanzable del Poder. Porque ellos mantenían así sus comodidades, haciendo lo posible para que los peruanos se detuvieran en la ignorancia, en el desconocimiento de sus derechos y ni soñaran en confundirse con el estudio de la ciencia o la literatura y la cultura en general, porque ello los llevaría a conocer y defender sus derechos.

Fue así, que en uno de sus intentos para engañar al pueblo y con la finalidad de perpetuarse en el gobierno, aquel año el régimen alicaído y demagógico de Leguía pretendió consagrar la República del Perú a la venerable imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Para entonces las relaciones del régimen con el estudiantado y la clase trabajadora se encontraban melladas, debido a los enfrentamientos producidos por la lucha para obtener la jornada de las 8 horas de trabajo, así como la rebelión de los estudiantes universitarios por lograr su Reforma.

Habiendo tomado conocimiento, de este intento, de atentado contra la libertad de conciencia, Víctor Raúl Haya de la Torre, asumiendo su defensa toma contacto con los estudiantes y los obreros para enfrentar juntos, esta afrenta autoritaria que se proponían consumar. Muchos fueron los que participaron en la organización de este impedimento a fin de que no se llevara a cabo el engaño. Y también fueron muchos los momentos dramáticos del enfrentamiento, en donde los cuidadores del orden no titubearon, en atacar sable en mano al pueblo, conformado en su mayoría; en esta ocasión; como ya dijimos por estudiantes y trabajadores.

El gobierno se había empecinado en llevar a cabo de todas maneras el acto. Mientras el pueblo, complementando su organización estaba listo para enfrentarse contra el atropello, dispuestos a no ceder. Hasta que se produjo la refriega, que en algún momento tenía que producirse. El enfrentamiento alcanzó ribetes descomunales. La fuerza mancomunada, unísona de los jóvenes trabajadores y estudiantes se alzó incólume, invencible frente a la garra de los uniformados que iniciaron la batalla golpeando a sus opositores; primero con la cacha de sus escopetas; para luego hacer sus primeros disparos, mientras los otros empuñaban sus espadas con la intención de herir y hacer correr a las huestes del pueblo que se enfrentaban valientemente

De pronto, un silencio, un acallar de la conciencia se produce en una de las calles del centro de Lima. Era la voz queda del estudiante de letras Alarcón Vidalón; notable estudiante que se había caracterizado; desde adolescente; por escribir múltiples páginas en donde transmitía su impulso intelectual, su acercamiento al verso y su interés por la prosa. Este joven prometedor, había caído por una de las aceras del Parque Universitario; víctima de la balacera y ensañamiento irrefrenable de la codicia enquistada en el Poder. Por otro lado, y en otro ángulo cercano a la Plaza de Armas, otro joven también caía abatido por las balas de aquella horda militar, que obediente del mandato de sus jefes y oficiales, había mantenido aterradas las calles adyacentes a Palacio de Gobierno, con el único propósito de alejarlas de un supuesto peligro que significaría el acercamiento de los jóvenes. Por esta razón, arreciaron el combate contra el pueblo, haciéndolo decisivamente más radical, casi, como si se estuvieran enfrentando a sus más temibles opositores, sin saber que al actuar así, estaban contribuyendo a crear el germen de un Frente Único y más aún, cuando, aterrados y enloquecidos disparaban a mansalva, esta vez, hiriendo mortalmente al joven trabajador Salomón Ponce, quien, cual estandarte de la clase laboral se sacrificara en aras de la justicia social impidiéndole al gobierno, conculcar una vez más un vil atropello. De esta manera, el joven obrero tranviario al igual que el estudiante universitario sellaron con su inmolación el Frente, que significaría el abrazo y el lazo que unirían a los trabajadores y estudiantes en una lucha común por la defensa de la justicia social, esta vez, en la defensa de la libertad de conciencia. Unión, que desbordaría todo el siglo veinte, hasta conseguir beneficios recíprocos, arranchados a la plutocracia de entonces.

1949

Viene a significar para el Partido Aprista, una fecha, que si bien trae un interés netamente partidario, sin embargo, refleja también un estado de conciencia renaciente que proviene del personaje que llevó a este viejo partido al gobierno, después de más de sesenta años de lucha en defensa de sus ideales. Al fin el Partido de Haya de la Torre, tantas veces proscrito por defender las causas populares y los derechos de los trabajadores, había llegado al Poder con la figura carismática de Alan García Pérez. Heredero él de la grita revolucionaria, hoy palpitante de modernismo, que encandiló muy pronto, apenas vuelto del extranjero, adonde viajara en busca de mejores oportunidades culturales, a comprender y experimentar más de cerca el porqué de los avances científicos-sociales del viejo mundo y vincularse en aquel centro europeo con los grandes líderes de la política internacional.

Pero este joven compañero –nacido también un 23 de mayo- nos trajo el renacer o el aliento de su generación que aspiraba aún los latidos del viejo maestro, casi ya en vísperas de su partida a la gloria, y que significarían para todo el aprismo peruano, el compromiso ineludible de testimoniarle su homenaje; al fundador del APRA; ganando unas elecciones generales, democráticas, poniéndose para ello al nivel de la circunstancia que la historia nos tenía reservados. Haya de la Torre, cuando recibió la más alta condecoración del Estado peruano y antes de dar el último suspiro había dicho, sentencioso, "... yo, ya cumplí. Ahora les toca a ustedes...". Aquello, fue como un mandato que sonó así, en los oídos del joven líder. Y en aquel momento, tomó la decisión de hacer entrega de su vida, de sus sueños, de sus esperanzas y protagonizar la realización de las aspiraciones de todo un pueblo, que tras la figura legendaria de su líder mayor habían buscado. Aquel viejo león, que cuando se ponía al frente de las multitudes, los cercaba con su halo de misticismo, creando en todas las masas que lo seguían el compromiso de su lealtad, el juramento de luchar por su doctrina y sus ideales sin jamás desertar.

Y aquel anhelo, tantas veces soñado y acariciado como un imposible se hizo realidad. En 1985 el pueblo al fin pudo hacerse del instrumento que lo llevara a enfrentar a la oligarquía, a esa corrupta derecha, heredera del viejo civilismo que protagonizara tantas horas y años de horror y tormento contra la clase obrera y las clases medias. Pero esa casta, que como la hierba mala es difícil de desaparecer, se unió con todo y con quienes pudo, con tal de anular los avances de una revolución que en paz había comenzado a generar el nuevo régimen. Aumentos salariales, gratuidad de la enseñanza, construcción de carreteras, atención a los pueblos más alejados y siempre olvidados, construcción de hospitales, generación de empleos masivos. Cómo esa decrépita clase dominante iba a permitir, que los sueños largamente buscados por el pueblo se hicieran realidad, ellos tenían que inventarle; como siempre lo habían hecho; las calumnias, las malas interpretaciones a los pasos que daba este nuevo y primer gobierno del pueblo, tenían, esta raza de mafiosos y delincuentes con corbata, que crearle un final de incredulidad asestándole un golpe artero al gobierno aprista de Alan García. A partir de entonces, la guerra de los ricos contra los pobres estaba declarada y el contubernio de la clase explotadora se arraigó tanto que hasta tuvieron que crearse su propio partido con todas las figuras hijastras de aquel civilismo que un siglo atrás ;en 1871; había venido para lo mismo para engañar y mentir y continuar expoliando a la nación.

Alan García Pérez, nacido el 23 de mayo de 1949, representa hoy como ayer, la alternativa popular. El pueblo esta vez enfrenta un nuevo episodio o un reto de carácter universal en el contexto de la Globalización y a la que Alan García le devuelve el concepto de: Globalización, Pero con Justicia Social. Afirmando los ideales y el pensamiento de Haya de la Torre bajo la perspectiva de la Modernidad en la Política del siglo XXI. La herencia del planteamiento aprista hecha por su fundador, quizás encuentre así su propia superación, de acuerdo a la filosofía del Espacio-Tiempo-Histórico, correlato a su vez de la filosofía hegeliana, que se enlaza también con el eslabón de Heráclito de Efeso cuando señalaba que nada se mantiene inerte, que todo pasa y deviene. Así, el pensamiento aprista, se mantiene en la cresta del pensamiento izquierdista internacional y nacional, conduciendo una vez más los sueños, las esperanzas y ojalá pronto, la realización de una justicia social tan ansiada por los países que como el nuestro aspiran alcanzar.

1959

La Chap, o Club Infantil 23 de Mayo, fue un movimiento creado e impulsado por el Profesor José García Zegarra, quien, guiado por su identificación con las causas populares acertó en este intento de darle organicidad a un sueño en el que tomaran un rol y fueran los principales protagonistas los niños y adolescentes. Tantas veces se había dicho que los niños, que la juventud son el futuro del país, sin embargo, nadie había sido capáz de inspirarse, ni de preocuparse en hacer que ello tuviera una organización, que los forme, que los eduque en forma integral y construya en ellos a los hombres del mañana, a aquellos que tendrían en sus manos la oportunidad de contribuir a que se produzca en el país la gran transformación.

Y la CHAP inspirada por este magistral maestro, tuvo entre sus afanes este leitmotiv, que lo llevó a ser considerado, dentro del movimiento aprista como un integrante permanente de su Comité Ejecutivo Nacional, pero, al que nunca acudió, porque su ejemplar prestancia, le hacía ver más allá que el compromiso político partidario. Siendo un soldado más de la causa aprista, había sin embargo comprometido ya su existencia con esa entrega que lo llevaría a ser considerado como el padre espiritual de innumerables promociones de los chicos apristas peruanos, que año tras año ingresaban en las filas de esa prominente Institución, enviados por sus padres, para hacer de ellos lo que muchos lograron ser, no sólo en el Perú, sino fuera de el: grandes personajes, en los diferentes campos del saber y de la actuación.

Similar, a la de las ya existentes entidades infantiles de Europa, la CHAP, recibió la invitación para ser partícipe de estos grandes movimientos, confiriéndosele al Maestro José García Zegarra asiento permanente en estas Asambleas de carácter universal y que han dado en muchos de esos países diputados, senadores o primer ministros cuya formación se ha hecho bajo los principios que estas organizaciones de niños diseñaron.

Hoy, 23 de Mayo, se cumple simbólicamente un aniversario más de su creación y quienes hemos sido forjados bajo el hierro incandescente de su molde, sabemos que el sentido que se le dio a la CHAP, fue el de constituir una reserva moral para el Partido, que estuviese alejada de las expectativas inmediatas del partidarismo político y que se irguiese más bien en la construcción y consolidación de hacer al hombre nuevo, como una contribución a este genial engranaje y gigantesca fuerza movilizadora como es el aprismo. Por eso, va nuestro homenaje y nuestro recuerdo a lo que significó en la inspiración de aquel brillante docente José García Zegarra, impecable revolucionario de la moral y figura incomparable de humildad como fue nuestro inolvidable maestro.

Son pues, estas tres fechas, las que hacen para los que somos parte del movimiento aprista, que nuestro compromiso sea eterno con la causa de Haya de la Torre, porque de él salió la inspiración mayor y bajo su sombra se cobija toda una historia de luchas y esperanzas por conquistar para sus pueblos la ansiada justicia social de Pan con Libertad.
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