Adiós...ARMANDO VILLANUEVA!!!

Escribe Néstor A. Scamarone M.

Es de hombres hechos de nobleza férrea y ternura, entender la muerte y estoy seguro que Armando diría, no se apenen y si me desean recordar que sea; “…como  un hombre justo, que no hizo daño a nadie…”, palabras que hace muy poco dijo en una de sus últimas entrevistas.

Seguramente todos los medios de comunicación nacionales e internacionales, sin exclusión alguna, tendrán como noticia en sus primeras planas, la partida del líder histórico de APRA y expresarán con diferente temperatura y calidez, la entrañable figura de su personalidad imborrable e histórica, hecho que me deja y me lleva a resaltar tres cualidades que me impresionaron durante su vida: La primera, su inquebrantable búsqueda de la justicia social, esa que habiendo nacido en su hogar y desde su corazón infantil, la compartió y entregó al partido y al Perú, esa justicia social que abanderaba el fundador del APRA Victor Raúl Haya de la Torre y las fundió en el bronce de la historia con las palabras “PAN CON LIBERTAD”. La segunda, su tremenda ternura y romanticismo, que nos hacía decir, es un hombre de posición inquebrantable y hasta recia, pero de un corazón muy tierno. Conocí a Armando Villanueva hacen ya 45 años, cuando en puntas de pie entre a una sala donde jóvenes compañeros escuchaban en silencio y extasiados, recitar largos poemas de autores clásicos y modernos, recuerdo hasta ahora como si fuera ayer, el Poema Campoamor de Ruben Dario, que se lo volví a escuchar en el 2010 y que dice:

“Éste del cabello cano, 

como la piel del armiño, 

juntó su candor de niño 

con su experiencia de anciano; 

cuando se tiene en la mano 

un libro de tal varón, 

abeja es cada expresión 

que, volando del papel, 

deja en los labios la miel 

y pica en el corazón.”

Recuerdos como éste, te traspasan la piel y se marcan en tu alma y en tu personalidad y casi por ósmosis intelectual, quedan en tu vida como una fragancia de luz en tus memorias.

Por último, hay que resalta su tercera pasión, cualidad y calidad humana, fue amar y enseñar a la juventud, esa juventud que al pasar y el pesar de los años, nunca se alejo de ella y es que Armando era un joven, que sólo para confundir, estaba disfrazado de viejo. No hay que olvidar que fue fundador de la Federación Aprista Juvenil (FAJ), denominada luego Juventud Aprista Peruana (JAP), de la cual fue su primer Secretario General en 1934, Siempre estuvo al lado y enseñando a los jóvenes hasta sus últimos años. Ahí siempre estaba su fina ironía sin maldad, su palabra alentadora y jamás crítica, sólo paternal, su memoria y lucidez incomparable y el libro de la historia del APRA, que lo bajaba de los anaqueles de su cabeza, lo ponía en sus manos y leía con sorprendente exactitud, hechos, fechas, horas, hombres, conceptos, doctrina, anécdotas que brotaban con voz ronca y pausada, que te hacía esperar con ansiedad la siguiente palabra… ¡Que personaje de sorpresas, entrañable, carismático y querido!

Si de lo que se siembra se cosecha, auguramos para Armando Villanueva paz y regocijo en el hogar del Supremo Hacedor y en la presente Eternidad de Dios, rodeado de sus seres queridos y de sus compañeros apristas y de la entrañable celeste figura de Victor Raúl Haya de la Torre.

Cuando la Vida Eterna siga caminando hacia el ocaso, como en esas tardes tranquilas en que se saborea una brisa fresca mientras un cielo azul y estrellado envuelve la tertulia en espera del sueño reparador eterno. Auguramos paz y fraternidad y el bello recuerdo de sus familiares y compañeros. Auguramos el reconocimiento y amor fraternal para aquel que vivió como un hombre justo que jamás hizo daño a nadie y que siempre dio sin pedir y auguramos lo acompañen de la mano hacia las nuevas esperanzas, hacia esos nuevos cielos…

No podremos olvidarte Armando Villanueva, porque con el tiempo más encenderemos tu recuerdo.

Cualquier tardes de éstas te alcanzo, compañero y amigo mío…