Presencia de Haya de la Torre en el siglo XXI…
No puedo precisar desde cuando asisto a las celebraciones por el onomástico de Víctor Raúl Haya de la Torre, solo sé, que esta fecha evolucionó con el transcurso del tiempo, desde simples reuniones partidarias en las que se ponderaba la personalidad y la dimensión de la obra y el pensamiento del fundador del aprismo, hasta encontrarnos frente aexpresiones multitudinarias y apoteósicas de un sentimiento colectivo que expresa una manera especial de entender y querer al Perú.
En tiempos más difíciles de nuestra intensa vida política, frente a la persecución, la cárcel, o la muerte, un reclamo de entendimiento nacional se fue abriendo paso, y, aun cuando estábamos impedidos de participar y expresar libremente nuestras ideas, cada 22 de febrero, el aprismo aprovechó esta fecha, que concentraba la atención en Haya de la Torre, para formular llamados a la Concordia, exigiendo al mismo tiempo y con firmeza, respeto irrestricto de las libertades.
Eso fue lo que convirtió NUESTRA FRATERNIDAD en una ocasión para el encuentro de los peruanos, en una oportunidad para mirar por encima de la coyuntura e intereses menores, para proponer esa visión de largo aliento que tanta falta nos ha hecho como país, iniciando ellargo camino para la conquistar de la justicia social y la sociedad de Pan con Libertad con la que soñaron los pro-hombres de la peruanidad y nuestra generación fundadora
Pero algo diferente ha sucedido esta vez. Como siempre -aunque esta sea una expresión demasiado genérica-, desde que ingresé al Campo de Marte en medio del entusiasmo de mis compañeros y la suma interminable de banderolas y cartelones, jóvenes, muchos jóvenes, confundidos en medio de la muchedumbre, imponían alegría, color, entusiasmo y vitalidad a una manifestación que mostraba al pueblo movilizado, presente en las calles, firme y respondiendo al llamado del aprismo, para acompañarnos en la tarea de volver a gobernar y continuar la obra social del aprismo que inexplicablemente el actual gobierno ha detenido.
Este ha sido un evento multitudinario, lleno de color, alegría y entusiasmo que prueba no sólo la fortaleza de nuestra organización, sino, la perennidad de la obra el pensamiento del fundador del aprismo. Por eso siento el orgullo propio de quien comparte esas mismas sensaciones e integrado a esta masa impresionante de gente que corea, incesantemente, el nombre compuesto que ha hecho historia: Víctor Raúl.
En un tiempo en el que la fuerza y velocidad de los cambios producidos en el mundo que a integrando a las juventudes a nuevas dinámicas, oportunidades e intereses; cuando la Internet genera nuevas plataformas y espacios del desarrollo social-personal, cuando se ha sostenido que entre los jóvenes existe una apatía absoluta por la política y los partidos, cuando los agoreros del fin de los partidos se regocijan, tras lo visto en el Campo de Marte, es claro que no todo está perdido, que es posible aún remontar lo perdido para la política si somos capaces de dar muestras claras de moral y compromiso, haciendo atractiva la participación de los jóvenes en el servicio social e impulsando el uso socialmente productivo de su tiempo libre para generando espacios para la libre creación, el desenvolvimiento de sus capacidades e ideales.
El APRA fue fundado por jóvenes cuyas edades no superaban los 35 años, hoy, una juventud que construye su propia peruanidad, que protesta en las calles, que se moviliza por objetivos superiores se confunde en un apretado haz de voluntades recordando a Haya de la Torre, entendiendo la naturaleza de su obra, exigiendo cambios urgentes, haciendo aprismo y proclamando que ser joven, no es vivir la vida solamente, sino, participar activamente construyendo un futuro diferente.
Por eso la melodía de “VIVIR MI VIDA” pretende tocar la vida de la gente como la vida a tocado las nuestras, proponiendo la realización de objetivos superiores con alegría, para superar en mejor ánimo las dificultades. ¿Qué esto se contrapone al mensaje inmortal de nuestra Marsellesa? De ninguna manera. Pueblo que canta, es un pueblo que se salva, y ambas melodías complementan, en expresión sublime, esa voluntad popular que rinde tributo a nuestra historia como pueblo y a nuestra identidad como movimiento social.
Estamos frente a un nuevo triunfo de Haya de la Torre, ante la evolución de la heredad de ese sentimiento de raíces extraordinariamente popular que, convertido en expresión política y sentimiento, es capaz de comprender a las masas y comprometerla con el destino de la Patria.
Habrá oportunidad para comentar el discurso del presidente García, hay lugares donde autocríticamente señalaremos lo que hay que mejorar y cambiar, por lo pronto, después de lo visto y vivido intensamente en el mitin del Campo de Marte, sólo repetiré que el APRA NUNCA MUERE, que es una extraordinaria OBRA DE JUVENTUD que sueña, aspira y pide cambios profundos, convencidos que –como ha vuelto a sostener el presidente Alan García ante toda la Nación-, Solo el Aprismo Salvará al Perú. Que así sea.
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