domingo, junio 08, 2014

UN HOMBRE LLAMADO LEALTAD

Ese hombre fue Jorge Idiáquez quien, a los 93 años de edad, el 26 de octubre del 2000, nos dejó para ir al encuentro del hombre a quien consagró su vida sinónimo de lealtad...



Era la época de Oscar R. Benavides, dictador que gobernó el Perú de 1933 hasta 1939. Fue el impulsor de la policía política, a quienes el pueblo conocía como "soplones". Entre sus funciones tenía la misión de conseguir información sobre la ubicación del jefe del aprismo. Cuanto un aprista caía preso, era torturado para que revelara el lugar donde se encontraba escondido el Jefe o los principales líderes del APRA, esta información debía lograrse rápidamente. Así mismo, cuando el Jefe del Partido se enteraba que algún dirigente caía preso, inmediatamente tenía que salir de donde se encontraba y buscar un nuevo domicilio.
Antes del amanecer del 22 de setiembre de 1939, la policía política llegó hasta una casa en Barranco donde estaba escondido Víctor Raúl. Cerca de 40 policías estaban rodeando la casa, cuando el Jefe logró evadirlos, tirándose por una ruta conocida como "La bajada a los baños". De allí se puso a caminar por un lugar oscuro, solitario y muy peligroso. Estaba pensando en cómo restablecer los contactos y en los valiosos escritos que había abandonado. Eran documentos que luego tomarían forma con el título de "Espacio-Tiempo, Histórico".
En medio de esa preocupación, apareció frente a él un joven alto, de tez morena y con un cuchillo de gran tamaño en la mano, gritándole que se pare. Entonces el Jefe se sacó la barba y el sombrero que llevaba, y le dijo: "Me llamo Víctor Raúl Haya de la Torre y soy tan pobre como tú". El hombre lo reconoció, bajó el cuchillo y arrodillándose le dijo: "Jefe, perdóneme. No sabía que era usted".
Víctor Raúl apenas pudo decirle que los soplones venían muy cerca. Se dirigieron a la covacha de cartones y esteras donde vivía el joven y lo cuidó hasta el amanecer. A primera hora el Jefe le dio dinero y un número telefónico para que pregunte por Carlos Manuel Cox: "Dile que a las 7 de la noche lo espero en el Faro de Miraflores". El "buen ladrón" cumplió la misión y lo acompañó hasta el lugar acordado. El reencuentro tendría algo de tristeza. Cox lo abrazó feliz de verlo vivo y luego le informó que su secretario personal, Jorge Idiáquez Ríos, quien se quedó cubriendo su huida, había recibido dos balas en el cuerpo, estaba grave y lo estaban torturando.
Para Jorge Idiáquez, conocido como "El Chayo", este incidente fue uno de tantos que permitieron salvar la vida del Jefe. En una conversación con Luís Alva Castro, le confió la historia de la noche más triste de Víctor Raúl. Este incidente sucedió en la víspera del día de la muerte de la madre de Víctor Raúl, Doña Zoila Victoria de La Torre de Haya, quien murió el 19 de Octubre de 1948. Cuenta Idiáquez: "Tuvimos que retenerlo a viva fuerza al Maestro. Quiso salir del refugio para ver a su madre por última vez. La policía lo estaba esperando para capturarlo. El Jefe nunca pudo reponerse de ese recuerdo doloroso".
El 26 de Octubre del año 2000, a los 93 años, Jorge Idiáquez Ríos murió. Es sin lugar a dudas, el símbolo de la lealtad. Se llevó en su cuerpo ocho impactos de bala, causado en diferentes incidentes armados con la policía política. Fue la sombra, noble y valiente de Víctor Raúl.
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