martes, julio 22, 2014

Sigue oliendo mal

Escribe Néstor A. Scamarone M. 

Pensé que ya habían cambiado los filósofos criollazos, mistificadores de la mentira y que esto haría reflexionar a muchos dizque políticos del Congreso, donde se resguardan tras la inmunidad parlamentaria algunas agrupaciones huecas de cerebro y cerebelo, no todas por supuesto, no todas, pero el resultado es que éstas y sus aliados y acompañantes siguen igual y es que, nunca caminaron por la veracidad y la honradez y les sigue gustando la corruptela, la difamación y el “figuretti”, pero con menos del 15% de aprobación, mejor váyanse a su casa que sólo han pasado el colador de la verdad 10 congresistas ¿o no se dan cuenta los “josticia señorita”, anarquistas destructivos, difamadores profesionales, odiadotes del éxito y el progreso?; y es que, en el caos las “lacras siempre lucran”. Me dan arcadas…
Terminé de leer los diarios y creí que estaba con una camisa de fuerza en la sala de paranoicos de Larco Herrera. Resulta que yo he cambiado o me han transportado al mundo de “Matrix y al mundo de la fantasía virtual”.
Vespaciano necesitaba mucho dinero para mantener el lujo de su corte y el pesado aparato administrativo del imperio y la ostentación de sus colegas. Cargó a los ciudadanos de Roma con toda clase de impuestos, y cuando no encontró más impuestos que cobrar, ordenó que la gente pagara por el uso de los baños y letrinas públicas, que todo el tiempo habían sido gratuitas.
Un día llegó el encargado de recoger el dinero de las letrinas y entregó a Vespaciano una gran bolsa de monedas. Tito, el hijo del emperador hizo un gesto de asco y manifestó que ese dinero era sucio, por su procedencia. Vespaciano abrió la bolsa, olió el dinero y luego, simulando un gesto de perplejidad, dijo: “Non olet”. No huele. Quería decir que dinero es dinero, independientemente de su origen. Pero se equivocaba Vespaciano. Su codicia tuvo castigo, aunque sea simbólico: hasta la fecha los romanos siguen llamando “vespasinas” a los excusados públicos, no se como le llamarán a estos corruptos profesionales presidentes regionales, alcaldes y otros, amén de la corte de Palacio y el Congreso…
De ese modo risible inmortalizaron el nombre de aquel que les cobró y los empapó de corruptela y heces. Esa lección de ayer debería ser aprendida por algunos connotados miembros de la olla política peruana, que hablan de honradez y ven ladrones por todas partes, pero caminan en modernos automóviles, viven en casa con piscinas y lloran por el pueblo y la pobreza e incluso tienen programas de televisión donde pontifican sobre la honradez y son los promotores principales de la corrupción.
Algunos de estos tristes personajes enriquecidos ilícitamente; ni siquiera se recatan; no lo disimulan, ni lo esconden. Por el contrario, se enorgullecían de su dinero mal habido y muestran lo que con él compran: los carros de lujo, la elegante residencia, las casas en el mar, las fincas, sus empresas, en fin, los negocios y obviamente algunos de sus lujos en sus actuales celdas… Mmm…
Aparentemente algunos siguen gozando de consideración social. Pero a sus espaldas la población les aplica el calificativo que merecen: corruptos, difamadores, y su desprestigio y su mala fama los acompañará de por vida.
Es importante que los peruanos reflexionemos un poco sobre lo que está viviendo nuestro país, que ha sido dibujado fielmente por los mismos partidos políticos en los medios de comunicación. Es que sigue esta afrentosa corrupción y quedará el maldito legado de su mortecina luz y ahí siguen estando. Nunca en la historia del Perú se ha visto tanta podredumbre como en este  gobierno, regiones y todas la instituciones públicas  y vinculadas al estatus de turno.
Ahí están también las penurias que tienen que sufrir los hospitalizados de la seguridad social, en huelgas asesinas, que no tienen medicinas, una comida caliente, ni vidrios en sus ventanas para cubrir sus fríos y murieron como mi entrañable amigo Enrique, que murió por indiferencia.
Cada día se evidencia más, que una sociedad que no castiga el comportamiento indiferente, mentiroso, corrompido, hedonista, calumniador y difamatorio, delictivo y abusivo de sus felones políticos, y por el contrario, lo premia con sus votos o aplausos sin duda es un país que se perfila irremediablemente para un gran descalabro y este ya empezó hace rato.
Por eso, en política se debe ser muy cuidadoso cuando se crean expectativas que luego no se pueden cumplir como el gas de 12 soles y otros gases llamados corrupción: Línea Dos del dizque metro, Gasoducto del Sur, Refinería de Talara y tantos otros, en los tres mencionados se comprometen y/o se van 18,000 millones ¿…?
Con tímidas medidas políticas y económicas el señor Castilla y la pareja gobernante, quiere mantener dormida la iniciativa de los individuos y sus posibilidades de progreso y todavía nos falta escuchar el discurso aburrido, tenue y falso de “Fiestas Patrias” de la pareja gobernante Va de retro Satanás…
Y a los sicarios difamadores profesionales, les decimos “vespacianas…”
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