Por José Chirito Gamarra
#UnDíaComoHoy 02/08/1979 Cuando los relojes marcaban las 22:47 horas, dejó de existir Víctor Raúl Haya de la Torre, líder indoamericano y fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). Su muerte no solamente impactó en el Perú, sino también en otros países. Fue una conmoción continental.
Todavía recuerdo, las palabras de Armando Villanueva del Campo, quien salió a la puerta de Villa Mercedes y dijo al grupo de periodistas ¡Ha muerto Haya de la Torre! ¡Viva Haya de la Torre! Mi presencia era la de un militante. Ese día, jueves, me tocó hacer guardia en la casa del Jefe, junto con otros jóvenes y curtidos compañeros.
Durante los cinco días que duró el velatorio, recibió homenajes del pueblo y políticos de diversas agrupaciones, en la Casa del Pueblo, universidades Federico Villarreal y San Marcos, Congreso.
Hasta el local partidario fueron llegando Luis Bedoya Reyes (PPC), Jorge del Prado (PCP), Héctor Cornejo Chávez (DC), Fernando Belaunde Terry (AP), para expresar las condolencias a dirigentes como Armando Villanueva del Campo, Andrés Townsend Ezcurra, Ramiro Prialé, Luis Felipe de las Casas, Alan García –quien era secretario de Organización-, entre otros.
Luego de tres días, y antes de iniciar camino hacia su Trujillo natal, se realizó una misa en la Catedral de Lima.
El último recorrido del féretro, en la capital, se hizo a pie desde la Plaza Mayor hasta la Panamericana Norte con la avenida Eduardo de Habich, donde fue colocado en una carroza que enrumbó hacia Trujillo. Lo acompañaron personas de todas las edades, los jóvenes comprometidos con los ideales del líder y aquellos mayores que compartieron horas de lucha con Haya de la Torre.
Un grupo de militantes acompañamos los restos de Haya de la Torre en ese largo recorrido por el norte chico hasta Trujillo. En Chancay, Huacho, Huaura, Supe, Puerto Supe, Barranca, Pativilca y Paramonga, los compañeros colocaron capillas ardientes en la carretera y la rendían homenaje.
Lo mismo hicieron los compañeros de Huarmey, Casma, Chimbote, lugares a donde se llegó de madrugada.
El lunes seis, al mediodía, partió el cortejo fúnebre de Chimbote hacía Trujillo, largas caravana de vehículos lo seguía. Una parada más en Virú donde los compañeros lo esperaban en la carretera, para despedirse del Jefe.
Posteriormente se llegó a Moche, donde VRHT pasó parte de su niñez y tantas veces fue su refugio en las etapas de persecución.
El ingreso a Trujillo fue impresionante, miles y miles de compañeros acompañaron sus restos. Fue velado hasta el martes, cuando se celebró una misa y luego llevado al cementerio de Miraflores, donde se le dio cristiana sepultura. Una gran piedra forma parte de su lápida, en ella puede leerse la frase: “AQUÍ YACE LA LUZ”.
A 35 años de su muerte, nuestro mejor homenaje a Víctor Raúl Haya de la Torre es la lealtad a sus ideales.
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