HAYA DE LA TORRE y el izquierdismo trascendente

Por Germán Luna Segura

Tras su muerte, el mundo se rindió ante su obra…

El desarrollo del pensamiento político y las condiciones económicas y sociales de inicio del sigo XX, marcaron la consolidación de las principales fuentes del pensamiento popular y acaso, la organización de los partidos políticos modernos.

Pero sería desde 1910 con la revolución agrarista en México que se ampliaría más ese escenario de perspectivas y realizaciones sociales anheladas, marcando sensiblemente a los líderes y nacientes movimientos de la izquierda local que terminó debatiendo intensamente la influencia y dimensión de la propia Revolución Rusa, a la que por cierto Haya de la Torre fue en su búsqueda el año 1924 como delegado de la Federación Obrera Local, tras su deportación ordenada por el presidente Leguía sólo un año antes.

En la misma época, el movimiento por la Reforma Universitaria (1918-1919), la defensa de la libertad de conciencia (1923) y el derecho de los más pobres a organizarse y construir su propio destino cobraron importancia mayor con la fundación en México de la organización continental llamada A.P.R.A. (1924) ya que con ella se sentarían las bases para la organización de un “Frente Único” que aglutinaría la intensa actividad de otros movimientos, como los gremiales, profesionales, de pequeños comerciantes, del arte tan enraizado entre los estudiantes, la organización campesina y los sindicatos obreros que, sobre la base de una acción conjunta, lograrán un accionar autónomo, regional y antiimperialista entre el aprismo y el socialismo mariateguista, desde entonces, las más claras expresiones de la organización popular nacional.

Haya de la Torre insistiría en mantener la misma línea de aquella estrategia nacional-antiimperialista de las clases explotadas contra el imperialismo, organizando el partido que es también un frente confrontado contra los embates del capitalismo neo-feudal que convivió en América Latina, con el oscurantismo de las tiranías, retrasando la definición de nuestras economía y postergando el desarrollo del otro lado del capitalismo que representaba cierto grado de modernidad que Haya de la Torre anunciaba y sobre el que algunos años después, iniciales detractores, comenzaron a teorizar en el cómodo colchón del pensamiento Keynesiano.

La verdad sin embargo, define al pensamiento hayadelatorreano como “una   nueva   filosofía de la historia indo-americana” a la que sumó una acertada correspondencia con la lucha política que lideró hasta el último día de su vida, insistiendo en dos conceptos medulares: No hay cambio social que pueda excluir al pueblo, ni es suficiente excluyentemente la libertad o algún grado de bienestar para lograr por si sola la justicia social.

Por eso es que Haya de la Torre es considerado el verdadero líder de la reconstrucción de los valores de la nacionalidad y el autor de la tesis de un Estado fuerte y capaz que debe convertirse en justo árbitro de las complejas relaciones entre el trabajo y el capital, que aliente y reconozca diversas formas de propiedad y consolide un capitalismo nacional que reactive la economía incorporando la ciencia, la industria, la manufactura, las potencialidades agrarias, la cultura de las comunidades originarias, una legislación que proteja el medio ambiente, los derechos del trabajo justo, una auténtica descentralización y una revolución trascendente en la educación, fundamentos de cualquier cambio social posible.

Punto mayor de su propuesta fue la integración representada entonces por una Federación de Estados Latinoamericanos que el tiempo avalaría con los diversos ensayos producidos por el Parlamento Latinoamericano, el Parlamento Andino, el Parlamento Amazónico, el Pacto Andino, hasta el UNASUR en estos días y que explican también el por qué Haya de la Torre es considerado como fuente inspiración del Socialismo Democrático mundial y de la Izquierda Democrática Latinoamericana, en esa especie de reconocimiento común sobre la trascendencia de su obra y su pensamiento.

Está resuelta pues, la vieja controversia con sus hoy silenciosos adversarios. Haya de la Torre fue el pionero y auténtico líder de la izquierda Indoamericana. Sus ideas revolucionarias combatieron y alertaron sobre el “quietismo intelectual”, reivindicando a Carlos Marx para la historia arrebatándole a los comunistas su “derecho exclusivo”. Este pensador, político y estadista, incorporó a sus propuestas el valor de la ciencia en la política y la Moral como marco del ejercicio del servicio público. Logró que la modernidad fuera una aspiración común y no una pretensión de la élite y, con visión  adelantada, le dio consistencia al progresismo humanista tras un correcto entendimiento desde 1931, de la importancia de la defensa del medio ambiente, la revolución del conocimiento y la necesidad de una participación absoluta y total de los ciudadanos como ejercicio pleno de su realización, incluso, a través de todo aquello que se abra como posibilidad en los diversos planos del entendimiento humano.

Haya de la Torre falleció en un modesto inmueble prestado por familiares suyos en la localidad obrero-industrial de Vitarte, en Lima, rodeado de la sencillez propia de su exquisita, culta y combativa personalidad que dedicó íntegramente a los más pobres. Hoy en tierras de La Libertad, en Trujillo, Perú, bajo una imponente roca de forma triangular una leyenda narra que “AQUÍ YACE LA LUZ”, en el mismo lugar que fue su cuna y hoy es su tumba.

El  dos  de  agosto  del año  1979  partió  a  la eternidad y una incal-culable muchedumbre lo despidió, sin perjuicio de las expresiones relevantes de todos los sectores civiles, militares y religiosos, reivindi-cando la biografía del hombre y dejando un testimonio irrefutable de la trascendencia de este ilustre peruano nacido el siglo XIX, que vivió y luchó intensamente durante todo el siglo XX y cuyas ideas siguen inspirando la lucha por conquistar la Justicia Social de Pan con Libertad en pleno siglo XXI