Espionaje gubernamental ubica a Humala en el punto de no retorno.
Fuente: Politico.pe
El nuevo destape sobre el espionaje gubernamental efectuado nada menos que a Alan García, a través de un documentado “Plan Alex”, no solo echa por tierra la confianza en la palabra del primer mandatario. Se suma, además, a la montaña de indicios de lo que ya podría configurar una cierta incapacidad moral para gobernar, un escenario que va alcanzando el presidente cuando lo involucra en una peligrosa red de encubrimiento probable.
El nuevo destape sobre el espionaje gubernamental efectuado nada menos que a Alan García, a través de un documentado “Plan Alex”, no solo echa por tierra la confianza en la palabra del primer mandatario. Se suma, además, a la montaña de indicios de lo que ya podría configurar una cierta incapacidad moral para gobernar, un escenario que va alcanzando el presidente cuando lo involucra en una peligrosa red de encubrimiento probable.
Con estos antecedentes, no sorprendería que el cantado “Plan Leyla”, dirigido a espiar a Keiko Fujimori, se confirme como cierto. Y es que el punto de quiebre de la confianza ya se consolidó con este destape de reglaje a candidatos presidenciales que tienen alta opción de triunfo en las próximas elecciones. Pues apelar a estas prácticas ilegales e inmorales nos lleva a revivir los peores días del montesinismo de los noventa.
Así como las acciones de Susana Villarán favorecieron la campaña de Castañeda, Ollanta parece haberse decidido a hacerle la campaña a Alan. Y García no pudo ser más afortunado: pasó de las acusaciones de los narcoindultos a ser víctima de espionaje gubernamental. Se reposicionó, de paso, como el opositor más temido por el oficialismo y en el símbolo del antitotalitarismo humalista. Cartón lleno.
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