lunes, febrero 02, 2015

Alan y el fallo de La Haya (Reseña a “La Haya: Decisión Histórica” de Luis Gonzáles Posada)


Por Daniel Parodi Revoredo

Recientemente se ha publicado el libro “La Haya: Decisión Histórica” del destacado político,  ex-canciller y ex-presidente del Congreso Luis Gonzáles Posada, quien nos ofrece el valioso testimonio de alguien que participó de los acontecimientos durante las dos gestiones presidenciales del Dr. Alan García Pérez. Como funcionario en los gobiernos señalados, Gonzáles Posada se ocupa principalmente de los sucesos del litigio vinculados con aquellos, pero no por eso renuncia a una visión de largo plazo de la controversia, ni a resaltar los méritos de sus otros protagonistas.  
Acabar con la indefinición e integrarse: el objetivo principal
Para el autor, cualquier indefinición en materia de límites internacionales es perniciosa. Esta puede acarrear chauvinismos, controversias y convertirse en terreno fértil para que intereses privados desaten agresivos psicosociales con la finalidad de desviar ingentes recursos en la adquisición de armamentos, los que bien podrían invertirse en infraestructura para el desarrollo.
Según Gonzáles Posada, esta misma convicción impulsó la actuación de Alan García en sus dos gobiernos y explica sus dos acciones fundamentales: la misión Bákula de 1986 y la presentación de la Demanda ante La Haya de 2008. A pesar de concluir en un litigio, estas persiguieron la alta finalidad de resolver contenciosos para poder avanzar en la integración regional.
El autor orienta su análisis tomando como referencia el ejemplo de la Unión Europea y de la integración franco-alemana, las que no se entienden sin simultáneos procesos del perdón y de la reconciliación. Destaca de aquellas, una serie de logros como el de la transparencia en los gastos militares y la derivación del empleo de la fuerza hacia esfuerzos humanitarios como la intervención de la OTAN en Yugoslavia, en la década de 1990, para evitar una dramática limpieza étnica.
Para Gonzáles-Posada, esto pudo lograrse porque los adversarios de ayer –Francia y Alemania- decidieron convertir Europa en un “pueblo continente”, concepto acuñado por el célebre filosofo aprista Antenor Orrego y que visibiliza la matriz ideológica del ex-canciller del Perú.    
La demanda peruana
El autor sostiene que los dos ejes fundamentales en la historia del litigio contra Chile son la misión Bákula de 1986 y la Demanda presentada en 2008. Sin embargo, respecto de la primera, el ex-canciller nos descubre un antecedente que podríamos llamar la “Misión Otero”. En efecto, en la segunda mitad de 1985, el recién investido Alan García envió al ex embajador en Santiago, Hugo Otero, a una delicada misión en esa capital.
En ella, Otero se entrevistó nada menos que con el dictador Augusto Pinochet a quien le llevó un mensaje amistoso del gobierno peruano cuyo contenido, sin negar las  diferencias entre ambos mandatarios, ofrecía la integración, relaciones respetuosas, tanto como cerrar pendientes bilaterales como los derivados del Tratado de 1929 y de la delimitación marítima.      
Al no resultar satisfactoria la respuesta de Pinochet, al año siguiente, el entonces canciller Allan Wagner Tizón le encomendó al experimentado embajador Juan Miguel Bákula una gestión  similar ante el canciller chileno Jaime del Valle, de la que se obtuvo las notas oficiales que, en el litigio, dieron cuenta que, desde 1986, el Perú le advirtió a Chile que no reconocía la existencia de ningún límite marítimo internacional y que ninguno de los instrumentos firmados desde 1952 en adelante lo fijaba. Por ello solicitó iniciar conversaciones bilaterales. Como se sabe, Chile respondió que estudiaría el caso con lo cual sentó el precedente de que, efectivamente, tal límite tampoco existía para él.
Seguidamente, Gonzáles Posada pasa revista a los acontecimientos ocurridos en la década anterior a la presentación de la Demanda (1998 – 2008). Destaca el tratado de Itamaraty de 1998 con Ecuador logrado por el excanciller Fernando de Trazegnies durante el segundo gobierno de Alberto Fujimori y reconoce su utilidad para la integración de ambos países y para la posterior firma, en 2011, de un tratado de límites marítimos con el vecino del norte que favoreció mucho nuestra causa en la CIJ.
Su nuevo libro sobre La Haya es revelador

Gonzáles Posada también repasa otros acontecimientos como la presentación chilena de su ley de Línea de bases ante la ONU en 2000, que unilateralmente pretendió establecer el paralelo como frontera binacional. Destaca también la gestión del  ex-canciller Manuel Rodríguez Cuadros en 2004, quien conminó a Chile a negociar el límite marítimo en 60 días. La negativa chilena abrió el camino hacia la Corte Internacional de Justicia.
Alan García y la Demanda ante La Haya
La ley Arica Parinacota de 19 de diciembre de 2006 fue sin duda el detonante que decidió a Alan García a demandar a Chile ante La Haya. Al respecto, el autor destaca la participación del expresidente en la elaboración del texto de la Demanda tanto como su ponderada sugerencia de no enfatizar en exceso los conflictos del pasado, como la Guerra del Pacífico, por considerar que el contencioso era, más bien, de naturaleza marítima.
Al mismo tiempo, Gonzáles Posada nos comenta como García acertó en su diagnóstico de que Chile no presentaría excepciones preliminares a la Demanda puesto que este no se sentía en la seguridad de poseer ningún tratado de límites marítimos con el Perú. De allí que, al no producirse la susodicha presentación,  tuvimos una primera pista de que andábamos por el buen camino.
Un elemento que el libro destaca es la búsqueda de consensos del expresidente García con las diferentes fuerzas políticas en el parlamento. Gonzáles Posada, entonces Presidente del Congreso, recibió el importante encargo de entrevistarse con los voceros de las distintas fuerzas políticas. La mayor preocupación de García era el nacionalismo, entonces primera mayoría congresal, y que había ejercido una férrea oposición al segundo gobierno aprista. Sin embargo, en este caso primaron los altos objetivos nacionales por lo que los legisladores Juvenal Ordoñez y Rafael Vásquez del Partido Nacionalista prestaron su apoyo incondicional a la causa nacional, al igual que el resto de su bancada y las demás representaciones parlamentarias.
En otra parte de su análisis, el autor aborda las gestiones directas del expresidente García para lograr firmar el tratado de límites marítimos por intercambio de notas idénticas con Ecuador. Para lograrlo, el dos veces mandatario viajó a Quito a entrevistarse con su homólogo ecuatoriano, Rafael Correa, en presencia de los cancilleres de ambos países. De esta reunión, al que LGP llama “diplomacia presidencial”, se obtuvo el acuerdo con el vecino del norte que no solo favoreció nuestra posición en la CIJ sino que cambió la vieja geopolítica continental decimonónica del 2 contra 1.     
El legado
En las reflexiones finales de su texto, Luis Gonzáles Pasado nos deja algunas lecciones que es justo evocar.  Señala que La Haya fue el triunfo de la justicia y de la concertación entre peruanos. Nos dice además, que el legado que nos deja la controversia es que los peruanos debemos actuar unitariamente también en otros rubros de las políticas públicas como la educación, la salud, la seguridad, la inclusión social y las inversiones.
“Sólo así –dice el autor- (…) con amplitud y sin mezquindades, con generosidad y sin odios, con un espíritu de concertación y tolerancia (…) se puede construir un país integrado, fuerte económicamente y con amplio desarrollo social”
A manera de conclusión    
No faltará quienes digan que al reseñar este importante libro de Luis Gonzáles Posada contradigo mi línea de apoyar la acción del Perú en la Haya y la integración con Chile alejado de partidismos o facciones. Pero no sería justo. No lo sería porque toda una trayectoria habla de mi apoyo a la causa peruana en la CIJ, sin importar quien estuviere al frente. De hecho, espero con agrado la posibilidad de que otros protagonistas del proceso, como Manuel Rodríguez Cuadros o Rafael Roncagliolo, publiquen sus reflexiones para reseñarlas y comentar sus análisis.
Sí quisiera, sin embargo, referirme a aquellos detractores radicales que, inspirados por el odio, son incapaces en encontrar ninguna virtud en el dos veces Presidente del Perú Alan García Pérez y sus gestiones de gobierno. No podría ser tal y como lo presentan si observamos que la claridad de sus propósitos y su actuación política favorecieron –sin excluir la contribución de los demás actores- el histórico triunfo peruano en la Corte Internacional de Justicia.
“La Haya: Decisión Histórica”, de Luis Gonzáles Posada, es un aporte testimonial invalorable para comprender por qué el Perú es hoy 50.000 Km2 que hace un año. Además, combina con acierto la prosa fluida con el enfoque del internacionalista experto. Respecto de Alan García, la obra nos acerca a su mirada de estadista, tanto como a su formación y sagacidad políticas, las que lo han distinguido a lo largo de toda su trayectoria.
Publicado hoy en Punto de Encuentro
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