Por Juan Carlos Tafur
¿Por qué se lanza Kenji Fujimori contra el APRA, removiendo el tema de los ‘narcoindultos’, sin duda el tema más propicio como munición contra Alan García?
Más allá de alguna voluntad explícita, lo cierto es que luego de la década de los 90’, las relaciones entre ambas colectividades han sido más que armoniosas. En tiempos del fujimorismo gobernante la historia es conocida. A pesar de haber sido auspiciador de la candidatura de Alberto Fujimori, García decide a inicios del 92 desestabilizar al gobierno, sin imaginarse lo que iba a ocurrir y que le costaría casi diez años de proscripción.
Pero luego, cuando García retorna al poder tiende un manto de consideración, que es plenamente correspondido por las huestes parlamentarias naranjas y todo hacía suponer que las mutuas cortesías iban a generar que en esta contienda ambas agrupaciones mantuviesen vigente una suerte de pax romana, hasta saber si ambos pasaban a la segunda vuelta para recién entonces romper fuegos.
Hay dos hechos que podrían explicar el reinicio de viejas disputas: por un lado, será la primera vez en la historia del aprismo y del fujimorismo que sus principales líderes compitan electoralmente; nunca antes lo han hecho.
El segundo factor que podría explicar este relanzamiento hostil estriba en el hecho de que, hoy en día, los dos partidos se disputan el bolsón electoral de la derecha (alrededor del 80% del electorado peruano), con irrupciones intermitentes de otros líderes, como Toledo o PPK.
No será el match estelar, sin duda, que las broncas entre el Gobierno y el APRA (escalan día a día) o las que se darán entre PPK y García, serán de mayor envergadura, pero queda claro que, aunque de menor intensidad, también estarán presentes en la que será la campaña electoral más violenta de las últimas décadas.
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