Un 7 de Mayo de 1924 dijo Haya de la Torre: «El lírico intento de ayer, es hoy conciencia honda, proyectada en decisión, en ímpetu puro de idealidad y de empeño. No sólo queremos a nuestra América unida, sino también a nuestra América justa. Sabemos bien que nuestro destino como raza y como grupo social, no puede fraccionarse: formamos un gran pueblo, significamos un gran problema, constituimos una vasta esperanza».
Este acto simbólico fue el punto de partida de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA. Es cierto que no se trata del acto formal de fundación del APRA ni de una ceremonia en la que se suscribió un documento principista o programático que defina lo que era o no era el aprismo. De hecho, desde un punto de vista formal y orgánico, el aprismo se fue forjando en forma gradual, pero este acto ceremonial del 7 de mayo de 1924 en México fue el punto de partida.
A lo largo de su vida, Haya de la Torre fue un tenaz defensor de este proyecto de unir América Latina bajo ideales de pan con libertad y muchos de sus interlocutores de aquella joven generación que respaldó la entrega de la bandera indoamericana de 1924, desde las aulas universitarias o el activismo sindical, fueron forjando su propio camino de pan con libertad siguiendo la estela aprista.
La generación que ayudó a la formación del APRA y que luego maduró su propia identidad política dentro de los grandes lineamientos formulados por Haya de la Torre está poblada de nombres ilustres, que fueron grandes pensadores, periodistas, organizadores políticos e incluso presidentes. Entre ellos se cuentan Jesús Silva Herzog de México, Carlos Prío Socarrás de Cuba, Rómulo Gallegos de Venezuela, Germán Arciniegas de Colombia, José María Figueres de Costa Rica, Juan José Arévalo de Guatemala, Óscar Schnake de Chile y Gabriel del Mazo de Argentina, entre muchos otros.
Contemplando 92 años despues el acto de entrega de la bandera indoamericana del 7 de mayo de 1924, es admirable el impacto colosal de esta iniciativa, que ayudó a impulsar una nueva manera de sentir la identidad latinoamericana y que se tradujo en una nueva actitud ante el poderoso país del norte, cuyo resultado se ve hoy en día en diversas instituciones hemisféricas, como es el caso de la Organización de Estados Americanos, OEA, donde ambas Américas dialogan en igualdad de condiciones y sin amenazas de ocupación militar de por medio.
La época del «gran garrote» quedó atrás gracias a la generación indoamericanista de 1924. Pero el ideal de una América unidad, libre y justa sigue pendiente, bajo los mismos ideales que Haya de la Torre, el trujillano genial, formulara hace 92 años en México.
0 comentarios:
Publicar un comentario