Se es demócrata o no se es demócrata, así como se ama o no se ama. No hay medias tintas.
Respetar la democracia es como respetar a la pareja: se es fiel y se es leal a ella de manera real y abierta, sin lugares oscuros ni interpretaciones o etapas, sin hipocresías, deslealtades ni infidelidades. Usar medidas autoritarias o hacer calzar las normas que regulan la democracia, para manipularlas a nuestra conveniencia, es como serle desleal a tu pareja, engañarla y usarla sólo para lo que te conviene.
Y si la democracia, como la relación de pareja, no está funcionando como se debe, pues se busca a ayuda y se resuelven los problemas juntos, sin romper, sin patear el tablero.
Todo lo demás son justificaciones que sólo demuestran falta de lealtad y compromiso con lo que prometimos respetar: la Constitución y las leyes.
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