sábado, diciembre 01, 2007

Hay que cambiar la mentalidad

Por Xavier Serbia

La patriarca de la familia llama a reunión conjunta. ¿La razón? Como parte de los nuevos cambios para el próximo año ella quiere presentar a la familia Pérez la nueva reforma económica en el hogar a partir del 2008.

Diana pasa lista para cerciorarse que todos estén presentes.

A la derecha está su esposo Heriberto que acababa de comprar su TV “flat screen” para ver ESPN. Sonriente con su cerveza en mano saluda a su esposa extrañado de tanto formalismo.

Sigue Carlos de 20 años. Estudia comunicaciones porque le gusta la televisión pero quiere ser músico. Tiene una pequeña tienda de instrumentos en su cuarto. Trabaja part-time para comprarse sus cosas. No aporta económicamente a la casa y es el preferido de la abuela Yaya.

Johanna de 14 quiere todo lo nuevo de moda. Su prioridad es el “clan green” (tres amigas que se pintan el pelo de verde, las uñas de verde y todo posible espacio para expresar su apoyo por el verde).

Juan de 12 años solo desayuna, almuerza y cena en Xbox. Se comunica en monosílabos cuando puede lograr comunicarse con los otros terrícolas.

Y por último, abuela Yaya. Retirada, con la pensión de su difunto esposo, tiene puesto su nuevo teléfono “hand-free” en espera de la diaria llamada de su hermana de Nueva York.

Diana les anuncia que quiere lograr aumentar la riqueza de los Pérez en un periodo de 15 años. Esto incluye el apartamento en la playa soñado por Heriberto, la primera producción de Carlos, los estudios de moda en New York y el carro verde para Johanna, el cuarto tecnológico de Juan y los viajes anuales a Nueva York para la abuela Yaya.

La familia rompe en júbilo. Cada uno se levanta de la mesa queriendo abrazar a Diana. Entre carcajadas se escucha: “Te amo”, “eres mi mamá favorita”, “Siempre fuiste la hija más inteligente”.

Con entusiasmo, Diana comienza a presentar la estrategia de cómo lograrían esa meta. Saca una cartulina de su portafolio donde muestra a su familia el estado actual de la economía doméstica y los cambios que se necesitarían para lograr las metas que se quieren.

Diana explica que debido a que la familia viene consumiendo más de lo que ingresa por los últimos cinco años, han ido acumulando un déficit de casi $25.000. Esta cantidad se tuvo que financiar con tarjetas de crédito. Si se suma a este total la camioneta último modelo que compraron, mas la hipoteca de casi $148.000, el total de deuda llega a $194.188. Con sólo $15.000 dólares entre la casa y el efectivo en la cuenta de ahorro Diana concluye que la economía doméstica está en peligro si él pierde el empleo.

Diana les propone cuatro acciones para lograr las metas que se quieren: 1) aumentar el ingreso, 2) bajar los gastos mensuales, 3) terminar de pagar la hipoteca en 15 años y la tarjeta en tres y, por último, 4) aumentar el ahorro mensual.

Para aumentar el ahorro, Diana propone que Abuela Yaya y Carlos aporten $300 dólares mensuales cada uno. A Heriberto le pidió que trabajara un poco más (8 horas a la semana) para generar $400 neto. En total los ingresos aumentarían a $1.000 dólares por mes.

Para bajar los gastos, Diana plantea cortar las cervezas y bebidas, la compra de ropa, el cuidado personal moverlo a la casa, cortar los gastos tecnológicos a la mitad, las llamadas a Nueva York, entre otros.

Aumentarían el pago mensual en la hipoteca y la tarjeta de crédito con la finalidad de vencer la deuda a corto y mediano plazo. Al terminar la deuda en tarjeta de crédito en tres años, la Familia aumentaría el fondo de ahorro a más de $12.000 dólares por año que ayudaría a lograr la meta. En 15 años tendrían un patrimonio cerca de $300.000.

Diana termina su presentación y les pide su opinión.

Silencio. Nadie habla.

Pasan unos 30 segundos cuando la abuela Yaya se levanta de la mesa diciendo: “este es el plan más absurdo que he escuchado en mi vida”. Apenas terminó lo siguió Carlos quejándose que no llegarla a ser músico. Y así todos comenzaron quejarse del sacrificio que tendrían que pasar para lograr algo que no saben si estarán vivos para ese entonces.

¿No es tiempo de que cambiemos nuestra mentalidad?

Al final, tu decides.
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