Escribe: Roberto M. Rodríguez Mantilla
Es motivo de celebración tradicional entre el pueblo aprista —cada 22 de febrero— la fiesta anual por el Día de la Fraternidad, al conmemorarse el día del nacimiento de Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador y líder del aprismo.
La vida ejemplar de nuestro insigne compatriota, hoy es un ejemplo para la juventud y para quien esté dispuesto a hacer de su vida, valor supremo de la decencia, de la moral, del trabajo permanente, de la solidaridad y hasta del sacrificio por alcanzar el noble ideal de la justicia social.
Hoy que el mundo impulsa su desarrollo, en base al comercio mundial y a las relaciones de los países sustentadas en la conformación de bloques económicos, es justo recordar que fue el fundador del aprismo, el que propuso y el que mas trabajó intensamente por convertir a Indoamérica en una gran nación integrada por 22 repúblicas, desde Río Grande, frontera norte de México con los Estados Unidos, hasta la Patagonia en el sur de la Argentina. Este bloque debía integrar a toda América Central, América del sur y el caribe.
Fue esta inspiración de Haya de la Torre y el sueño bolivariano de integración de 1826 que sirvió de base para que surgiera la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALAC) en 1960, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) e 1980, así como el Pacto Andino convertido hoy en Comunidad Sudamericana de Naciones y luego el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). La integración de fue de vital importancia para Víctor Raúl que lo planteó como el segundo de los cinco puntos del programa máximo del APRA, «Por la unidad política y económica de América Latina».
La validez de las tesis apristas sirvieron de inspiración a los europeos al conformarse la Unión Europea que les permitió establecer acuerdos en materia económica y de comercio, así como sentar las bases de un marco jurídico que regirá el desarrollo y destino de los países que integran esa unidad continental europea. Es relevante destacar que Haya de la Torre señaló pautas fundamentales que brinden el equilibrio de la integración para evitar excesos e incomprensiones entre los países con un grado mayor de desarrollo y los menos avanzados. Luego de 1945, al terminar la Segunda Guerra Mundial marcó un horizonte hasta hoy válido para Indoamérica: el integracionismo democrático sin imperio.
En memoria del fundador del aprismo es necesario precisar, que algunos detractores del Jefe del APRA,, más tarde que temprano han reconocido que la integración indoamericana es fundamental para el desarrollo de nuestros países. El maestro también enseñó distinguir que no toda integración es válida por sí misma, sino que ésta debe ser enmarcada bajo el principio de la democracia y la libertad. Sería contrario a estos postulados de integración, que algún aventurero se autoproclamara integracionista, y para lograrlo, sometiera por las armas o por el dinero a los demás países.
El otro elemento fundamental de la obra de Haya de la Torre es determinar que dos pueblos tienen realidades distintas y la diferencia se incrementa tanto por su historia, así como por su distancia geográfica entre uno del otro; también por el tiempo en cual se desarrollan. Su teoría esta contenida en su obra «Espacio Tiempo Histórico». Estas tesis que permiten distinguir e interpretar dos realidades —estudiadas a partir del método de la dialéctica hegeliana, del materialismo histórico y de la teoría de la relatividad de Einstein aplicada a la filosofía— le permitió a Víctor Raúl, comprender y sustentar que América, tiene su propio desarrollo histórico, económico y social; éste no era, ni es el mismo de Europa ni de cualquier otro continente.
Al realizarse en febrero de 1927, el Congreso Antiimperialista de Bruselas, Víctor Raúl sustentó la libertad y autonomía del aprismo para la lucha antiimperialista evitando así que el APRA se convierta en instrumento dependiente de la tercera internacional comunista al servicio de los intereses de Stalin y de Moscú. En estos 113 años del natalicio de Víctor Raúl Haya de la Torre, todo el Perú debería rendirle un homenaje, por su obra imperecedera y porque el fundador del APRA, dio prestigio a nuestra nación y rescató la dignidad del pueblo iluminándolo con su doctrina
Es motivo de celebración tradicional entre el pueblo aprista —cada 22 de febrero— la fiesta anual por el Día de la Fraternidad, al conmemorarse el día del nacimiento de Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador y líder del aprismo.
La vida ejemplar de nuestro insigne compatriota, hoy es un ejemplo para la juventud y para quien esté dispuesto a hacer de su vida, valor supremo de la decencia, de la moral, del trabajo permanente, de la solidaridad y hasta del sacrificio por alcanzar el noble ideal de la justicia social.
Hoy que el mundo impulsa su desarrollo, en base al comercio mundial y a las relaciones de los países sustentadas en la conformación de bloques económicos, es justo recordar que fue el fundador del aprismo, el que propuso y el que mas trabajó intensamente por convertir a Indoamérica en una gran nación integrada por 22 repúblicas, desde Río Grande, frontera norte de México con los Estados Unidos, hasta la Patagonia en el sur de la Argentina. Este bloque debía integrar a toda América Central, América del sur y el caribe.
Fue esta inspiración de Haya de la Torre y el sueño bolivariano de integración de 1826 que sirvió de base para que surgiera la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALAC) en 1960, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) e 1980, así como el Pacto Andino convertido hoy en Comunidad Sudamericana de Naciones y luego el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). La integración de fue de vital importancia para Víctor Raúl que lo planteó como el segundo de los cinco puntos del programa máximo del APRA, «Por la unidad política y económica de América Latina».
La validez de las tesis apristas sirvieron de inspiración a los europeos al conformarse la Unión Europea que les permitió establecer acuerdos en materia económica y de comercio, así como sentar las bases de un marco jurídico que regirá el desarrollo y destino de los países que integran esa unidad continental europea. Es relevante destacar que Haya de la Torre señaló pautas fundamentales que brinden el equilibrio de la integración para evitar excesos e incomprensiones entre los países con un grado mayor de desarrollo y los menos avanzados. Luego de 1945, al terminar la Segunda Guerra Mundial marcó un horizonte hasta hoy válido para Indoamérica: el integracionismo democrático sin imperio.
En memoria del fundador del aprismo es necesario precisar, que algunos detractores del Jefe del APRA,, más tarde que temprano han reconocido que la integración indoamericana es fundamental para el desarrollo de nuestros países. El maestro también enseñó distinguir que no toda integración es válida por sí misma, sino que ésta debe ser enmarcada bajo el principio de la democracia y la libertad. Sería contrario a estos postulados de integración, que algún aventurero se autoproclamara integracionista, y para lograrlo, sometiera por las armas o por el dinero a los demás países.
El otro elemento fundamental de la obra de Haya de la Torre es determinar que dos pueblos tienen realidades distintas y la diferencia se incrementa tanto por su historia, así como por su distancia geográfica entre uno del otro; también por el tiempo en cual se desarrollan. Su teoría esta contenida en su obra «Espacio Tiempo Histórico». Estas tesis que permiten distinguir e interpretar dos realidades —estudiadas a partir del método de la dialéctica hegeliana, del materialismo histórico y de la teoría de la relatividad de Einstein aplicada a la filosofía— le permitió a Víctor Raúl, comprender y sustentar que América, tiene su propio desarrollo histórico, económico y social; éste no era, ni es el mismo de Europa ni de cualquier otro continente.
Al realizarse en febrero de 1927, el Congreso Antiimperialista de Bruselas, Víctor Raúl sustentó la libertad y autonomía del aprismo para la lucha antiimperialista evitando así que el APRA se convierta en instrumento dependiente de la tercera internacional comunista al servicio de los intereses de Stalin y de Moscú. En estos 113 años del natalicio de Víctor Raúl Haya de la Torre, todo el Perú debería rendirle un homenaje, por su obra imperecedera y porque el fundador del APRA, dio prestigio a nuestra nación y rescató la dignidad del pueblo iluminándolo con su doctrina
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