-Mariátegui fue – aprista- no hace falta llamar testigos – ... En la Universidad Popular obra de Haya de la Torre, colaboró Mariátegui....Haya le deja la dirección de "Claridad" cuando es deportado ....Enrique Bernales dice en su libro "Socialismo y Nación" ..." Mariátegui no fue antiaprista; sus sucesores sí, al punto que para la izquierda marxista el antiaprismo no fue solo una voz de combate, sino también de definición por exclusión"
La carta del señor Chamudes, fechada en Lima y publicada en el número 4 de “INDICE”, da oportunidad para volver sobre un tema interesante. La personalidad de José Carlos Mariátegui, muerto hace poco, y la de Haya de la Torre. No conozco al señor Chamudes, ni se su filiación. En cambio, el si parece conocerme, pues a lo menos sabe que soy una buena aprista. Yo no puedo decir nada de el. Y si no fuera porque en la carta citada se me menciona y hasta se hace insinuaciones acerca de mi artículo sobre J.C.M. aparecido también en “Índice”, no daría mayor importancia a la cosa. La muerte de Mariátegui ha hecho surgir tantos “idealistas” o “ideólogos”, que hoy se declaran identificados con la doctrina del muerto, y se llaman a si mismos “hombres de ideales”, sin despreciar por esto de lanzar grandes loas ditirámbicas al régimen tiránico de la patria del muerto, y hasta aceptar complicidades vergonzosas por interesadas; que ya resultan sospechosos los adláteres del alto escritor desaparecido.
Mi articulo sobre J.C.M. según el señor Chamudes, interpretado ya en el Perú, no hizo otra cosa que ser consecuente con su titulo: una trayectoria suscinta de la vida del escritor, vida que también conozco, y en el cual no había una sola nota de sentimentalismo, ya que no he creído nunca que aun hombre del valor de Mariátegui le hiciera falta esa catarata de artículos lacrimosos, almibarados, casi histéricos que se han producido. Para enjuiciar la obra de un escritor de la talla de Mariátegui no es necesario exagerar la nota conmovedora. De otro lado, que falta hacia demarcar las distancias políticas que existían entre Haya y Mariátegui, si solo se trataba de Mariátegui?
La posición política de J.C.M. respecto a la de Haya de la Torre –aparte de esas cuestiones personales que ignoro y de las que habla confusamente el señor Chamudes es meta precisar. Mariátegui construía para “el futuro” –lastima grande porque lo hacia sin cimientos- Haya para el presente. Es decir echaba los cimientos para que se asentara bien el futuro. Podían haber estado de acuerdo?
-Mariátegui fue – aprista- no hace falta llamar testigos – hasta el año de 1927 fue en que fue deportado de Lima el ultimo encausador aprista menos el. Desde entonces Mariátegui asume una posición indecisa, casi ecléctica, bien de acuerdo con su intelectualismo que incursionaba por todos los temas del pensamiento. Y es solo a fines de su vida, un año antes, más o menos cuando se declara socialista y funda un grupo con este nombre, -no comunista- y que se rechaza francamente al aprismo y le ataca y es a su vez atacado por la tercera internacional. Nosotros los apristas no le atacamos nunca, porque no lo creemos procedente y seguimos siendo amigos del escritor. Desde entonces la labor del grupo socialista limeño se caracteriza por su actitud disolvente. Todo lo que por la unificación de las fuerzas revolucionarias peruanas hizo el Apra, lo destruyo o intento destruir el “socialismo limeño”. Y este es el gran error del que, en su hora, tendremos que acusar a Mariátegui.
Otra de las razones del desacuerdo Haya con Mariátegui era la reiterada amistad del escritor con los civilistas. Hubo un conato de pacto entre José Carlos Mariátegui y el civilismo para que al triunfo de uno de sus tantos complots, se le diera la Cartera de Educación. Estas cosas no la sabe seguramente el señor Chamudes, pero las conocemos bien nosotros. Fue la última relación que tuviera Mariátegui con Haya, porque este hombre, a pesar de su impaciencia, no ha transigido nunca con el civilismo, al que considera nefasto para el país, ya que esta formado, señor Chamudes, por la alta clase del Perú, los gamonales, aristócratas, los burgueses, los que han explotado a la nación como una hacienda propia y han tratado y tratan despiadadamente al indio. Pero los civilistas eran amigos de J.C.M y si no, que se entere el señor Chamudes quienes eran muchos de los socios de la Editorial “Minerva”. Esto no empaña el brillo de la obra intelectual de Mariátegui, que, es sin duda, la más notable producida en el Perú –de tan endeble estándar intelectual- y una de las de mayor vuelo en América.
Con todo, nosotros no perdonamos a Mariátegui el no haber sido un americanista. He allí otra de las discrepancias con Haya. Porque americanista no era por el solo hecho de llamarse con un nombre quechua a su revista. “Se había enamorado de la palabra”- Ni tratar el problema del indio en la forma que lo hizo José Carlos, que se perdía en un utópico internacionalismo – construía para el futuro- no supo nunca discernir la diferenciación profunda que hay entre el pedazo de América ocupado por los yanquis y el vasto territorio indolatino. Ni entre la idiosincrasia especial del continente nuestro, poderosamente influido por los 70 millones de indios y mestizos que lo integran, a parte sus europeos, y el resto del mundo de cultura occidental. Mariátegui que viajo a Europa en una época en que las influencias hacen carne, se identificó demasiado con la mentalidad europea, y luego en el Perú, obligado por su invalidez a mirar la vida desde un sillón y a través de sus lecturas europeas, no podía despojarse del lente europeo para mirar América.
De allí su póstumo rojismo. Mariátegui no creyó nunca en la insurgencia de una cultura americana, con fisonomía propia.
En cambio Haya de la Torre, lo primero que hizo fue conocer América, y cuando José Carlos era todavía un oscuro escritor, Haya daba su viaje fraternal por tierra americana, el primero de buena voluntad sin intereses comerciales, que se hacia en nuestros pueblos, y regresaba a su país a fundar las Universidades Populares González Prada, el primer intento socialista peruano, ya que se trataba de acercar a las masas trabajadoras a la cultura, que la clase en el poder le negaba. En la U.P. obra de Haya de la Torre, colaboró Mariátegui.
Síntoma del desplazamiento del aprismo en Lima y muchas ciudades del Perú ha sido la supresión por la fuerza de estos centros de cultura popular, decretados junto con la deportación de los aprista en 1927. También esto, Haya trabajaba para el presente.
Después de su viaje por América, Haya conoció todo el Perú, conviviendo con el indio única manera de conocerlo, aprendiendo su idioma, sabiendo y sintiendo su miseria moral y física, ya que la civilización importada le ha colocado hasta hoy al margen, hablándole en el tono fraterno con que debe hacerlo el verdadero trabajador social, sin literatura. Y así, mientras el escritor seguía ensayando temas sobre asuntos europeos. Haya “el oscuro estudiante de Trujillo”, se metía a los poros de su tierra para extraer la verdad que hoy es bandera de su lucha. José Carlos, del Perú, solo conocía Lima. Y esta es la gran diferencia: Mientras J.C.M por su tragedia física y por su especial inclinación, soñaba y escribía. Haya actuaba. La historia dirá cual de los dos construyo sobre terreno mas firme.
Mariátegui no fue un escritor proletario. Admito la definición aprista de “trabajador intelectual”. J.C.M., hijo de la clase media, vivió y murió en su media ambiente. Por sus ideas avanzadas se le acerco la clase obrera, tan falta de dirección después del destierro de Haya, pero esto no quiere decir, ni hace falta, que Mariátegui fuera un escritor proletario. Para situarlo, se habla de su pobreza. Pero en todo se ha exagerado la nota. Mirada desde el punto de vista burgués, Mariátegui era pobre; desde el punto de vista de muchos de los intelectuales y apristas que estuvimos con el hasta nuestra deportación, Mariátegui gozaba de una comodidad que no teníamos ninguno de nosotros, que no ha tenido nunca Haya desde el día en que rompió con su aristocrática familia trujillana.
Haya de la Torre no es un escritor en el justo sentido de la palabra. Escribe porque necesita de este vehículo para la propaganda de su acción y porque el producto de sus artículos le sirve para vivir en el destierro. En cambio si ha sido un estudioso infatigable, un trabajador activísimo, buceador de bibliotecas y conocedor de Historia. No otra cosa han sido los que algo han hecho por la transformación de la Humanidad. Porque la política, decía Marx, no es un juego de intuitivos ni de diletantes, sino una ciencia. Los latinoamericanos confiamos mucho en el poder de la intuición. Y en esto es en lo único en que Haya es europeo. Cree en la disciplina mental, en la eficacia y el valor de los conocimientos. Posiblemente es, al presente, el único revolucionario de América Latina que posea tal cultura en ciencias económicas y políticas, en historia, en filosofía. Y lo interesante es que su acervo intelectual lo ha enriquecido en Europa, sin por ello dejar de mirar América, sin dejar de ser americanista.
Y para que el señor Chamudes se entere, y con el todos los que lo ignoren voy a aclarar la antojadiza definición que hace del aprismo. El Apra no admite en su frente único a los gamonales, a los capitalistas y a los profesionales burgueses, lógicos aliados del imperialismo. El Apra es el partido de los obreros y campesinos en alianza con las clases medias factor decisivo en toda América para luchar contra el imperialismo. Seria necesario ahondar en vastos temas de economía y de política –molestos seguramente para el señor Chamudes- para explicarle lo que nuestra actitud en nada difiere del mas autentico marxismo, después de lo que hiciera con su poderoso genio político, Lenin en Rusia.
El señor Chamudes, a quien también toca aquello de “de que se discute para oponerme” – cita frases de Haya y Mariátegui con evidente parcialidad. La definición del antiimperialismo de Mariátegui es muy posterior a la definición del antiimperialismo por el Apra. Las fechas son esenciales en Historia. Y en nuestro favor está, a más de muchas otras pruebas, la del Congreso Comunista en Buenos Aires, en una de cuyas asambleas se ataca el manifiesto enviado por Mariátegui “porque no tiene nada de nuevo después de lo dicho hace 5 años por el Apra”.
En cuanto a la interpretación que se ha dado en Lima a mi articulo, no me sorprende –aunque no lo conozco,- Yo se me bien que no cuento con la simpatía de la mayoría de los intelectuales limeños y limeñizados, que estando de acuerdo con la ideología de Mariátegui, servían a Leguía. Era esto tan cómodo, sobre todo para la exportación, y no encerraba el peligro, bien que con harto provecho, de vagar por toda América señalados como elementos no recomendables con que vagamos los apristas.
No cabe en los limites de un articulo lo que sobre estos peruanos, Haya y Mariátegui, podría decir quien los conoce, y desde el punto de vista de su contribución a la obra americanista. Haya y Mariátegui diferentes, son sin embargo, dos signos del tiempo, capaces de haber hecho surgir más de una inquietud por ahondar en los problemas humanos. Los que se sienten lastimados con la “mezcolanza” se olvidan en su fatuidad, que a uno y a otro, son pocos los que en su generación, pueden parangonársele en América.
La falta de responsabilidad que caracteriza a la mayoría de los intelectuales de América, es la que hace escribir artículos como el del señor Chamudes, tan faltos de verdad, tan epidérmicos, tan vacilantes, por el solo hecho de juntar en un articulo firmado con su nombre, dos nombres ilustres –aparte discrepancias- de dos ilustres valores de América.
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