sábado, agosto 09, 2008

A propósito de su designación como director ejecutivo de FONCODES:

CARLOS ARANA: EL APRISTA DE A PIE

Por: Edgar Valdivia Isuiza

Corrían los días veraniegos del año 2007 y junto con un grupo de amigos caminábamos por las pequeñas y arenosas orillas en el Océano Pacifico del distrito limeño de Chorrillos. La concurrencia de los veraneantes para gozar la tarde solariega congestionaba las pequeñas playas, con sus multicolores carpas y las atrevidas vestimentas de los bañistas. Hicimos un alto en una pequeña carpa para saborear las raspadillas que compense las inclemencias deshidratantes del incesante sol que agobiaba a todos. 

Durante nuestra estancia en la pequeña carpa del comerciante de raspadillas, sorpresivamente divisamos a lo lejos una figura conocida que acompañada por tres personas caminaba en entretenida conversación por las orillas de la playa chorrillana. Conforme las distancias se acortan, definimos que era Carlos Arana, que junto con su esposa y sus dos menores hijos en placentera tertulia familiar degustaba de los sabores de la naturaleza costeña. Era Carlos Arana, que en sandalias, con polo y con truza deportiva, hacia un excelente uso de sus pequeñas horas libres para compartir el calor familiar alejado de las controversias citadinas. Era Carlos Arana, el aprista que conocí en las juveniles jornadas de la década de 1980-1990 y en los difíciles retos de la Secretaría de Organización del APRA.

Era Carlos Arana, el aprista de a pie, que ha costa de su sapiencia y su indoblegable coraje ha trajinado por las difíciles tareas corporativas, que cuantas veces el aprismo le ha asignado tanto en su calidad de dirigente como de militante. Era el Carlos Arana de Pueblo Libre, que caminaba risueñamente por las playas como el común de los mortales, pero que alguna prensa malsana y alianza contra natura pretende mostrarlo como un leproso o un apestado. Era el Carlos Arana, modesto, humilde y populachero que se mostraba tal y cual es, sin maquillajes ni rimbombancias de ninguna naturaleza, porque no los necesita.

Era el Carlos Arana, el Ingeniero Civil, que se mostraba al mundo sin ropajes, sin temores y sin vergüenzas de ninguna naturaleza. Era el Carlos Arana, que ha hecho del aprismo y de su compromiso con el pensamiento de Haya de la Torre una razón de su fe y de su vida, que ha hecho de sus convicciones un sentido positivo de su existencia para forjar el granito de arena que contribuya a la construcción a paso firme de la democracia peruana con justicia social.

Era el Carlos Arana, satanizado vil y mendazmente por quienes –felizmente pocos- no conocen sus vivencias, sus avatares y sus raíces familiares. Era el Carlos Arana, sobre el quien el antiaprismo venal y mezquino afiló y enfiló sus baterías en el intento de quebrar la moral de los apristas, que se la juegan todos los días como la mayoría de peruanos para forjar el liderazgo del Perú en Indo América y el mundo, en la búsqueda de una sociedad mejor y mas justa.

Era el Carlos Arana que espanta a los que trafican de la peor manera con el drama de los pobres y desposeídos, porque tienen temores. 

Era el Carlos Arana, que el militante aprista y el ciudadano común conoce y con el que comparte voluntades y paradigmas. Era el Carlos Arana, el ciudadano común, insertado en el sentimiento popular, compenetrado con las dificultades del tejido social que mora en las áreas marginales del Perú profundo.

Era el Carlos Arana, que algunos, pretendieron prohibir su acceso a responsabilidades públicas en el intento de justificar carencias y debilidades del aprismo para la administración del Estado.

Era el Carlos Arana, profesional, presto a servir a quienes el aprismo tiene como prioridad de gobierno.

La perseverancia y la calidad técnica de Carlos Arana han recibido el reconocimiento de tirios y troyanos. Su designación como nuevo Director Ejecutivo del Fondo de Compensación y Desarrollo Social (FONCODES) es el resultado de la valoración de sus niveles profesionales y competitivos. Un buen augurio para los peruanos de a pie, que ahora tendrán a Carlos Arana, el aprista de a pie, caminando palmo a palmo por las rutas del Perú profundo para acrecentar su desarrollo. Y en el caso de la Amazonia, relanzar el combate a la pobreza, debe dar un paso importante para abrir un nuevo capitulo propositivo de primer orden.


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