Por Chris Canavan
La semana pasada coincidieron dos dramas, uno en Washington y otro en Ecuador, sin relación pero con mucho en común.
En Ecuador Correa declaró que, aunque el país tiene dinero, no pagaría una deuda internacional que considera inmoral. Está dispuesto a someter al al país a un proceso de bancarrota, suspendiendo los pagos a sus acreedores internacionales para forzar nuevos términos.
Mientras tanto, en Washington los dirigentes de las compañías automotrices, GM y Chrysler, le rogaban a su gobierno que les prestara precisamente para evitar la bancarrota (aunque eso es lo que prefieren varios políticos).
¿Cómo puede ser que un país con plata opte por la bancarrota mientras compañías sin plata se resisten?
Obviamente Correa y los gerentes automotrices tienen ideas contrarias sobre las consecuencias de la bancarrota.
GM y Chrysler mantienen que la bancarrota sería un desastre porque nadie quiere relacionarse con una compañía en tal condición. Los que compran sus autos dudarían si las compañías podrían honrar sus garantías o producir repuestos. Sus distribuidores optarían por vender otras marcas. Los que trabajan con las compañías buscarían otro empleo. Sin la confianza de otros estas compañías estarían muertas.
Correa, al parecer, no sufre de estas dudas. Está seguro que aunque su gobierno propone mofarse de obligaciones financieras, no habrá mayores repercusiones. El gobierno tomará prestamos de otras fuentes, podrá contratar firmas internacionales de ingeniería para construir puertos y puentes, y podrá seguir usando el sistema financiero internacional para hacer pagos, investir fondos, y manejar sus cuentas.
Me parece bien que Correa cuestione la validez de esta deuda. Pero espero que también haya considerado las posibles consecuencias serias de su decisión. Si GM y Chrysler no sobreviven habrá otras compañías fabricando autos y contratando empleados. Pero, si Ecuador pierde la poca confianza que tiene y se aísla más de la economía internacional, los ecuatorianos no tienen como escaparse.
Email: chris.Canavan@eldiariony.com
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