Por c. Aurelio Pastor
Columnista del Diario Correo
A diferencia de otros aspirantes, Alejandro Toledo vive obsesionado con volver a Palacio de Gobierno y con ver acabado políticamente a Alan García. Nada tiene más sentido en su proyección de vida que ambos objetivos y para ello es capaz de tomar cualquier decisión o acuerdo.
La semana pasada se filtraron las conclusiones anticipadas de la investigación que la llamada Megacomisión pretende aprobar. No he leído una sola opinión seria de respaldo a su trabajo, salvo naturalmente el pasquín disfrazado de periódico que el partido oficialista cuelga cada mañana en los quioscos. Todos los demás informativos independientes, los analistas e inclusive políticos no apristas, han coincido en que el trabajo del grupo implica todo lo malo: inexperiencia, incapacidad, desinteligencia, abuso y arbitrariedad. Ello es lamentable. Primero porque están arrastrando a ponderados parlamentarios que sin ser los directos responsables, por formar parte del grupo comparten la crítica. En segundo lugar, porque la población tiene derecho a que una correcta investigación deje las cosas en claro con respecto a la administración anterior.
¿Tiene algo que ver la obstinación de Toledo con lo que está ocurriendo en la investigación congresal? Pienso que sí. Y no solamente por la torpeza con que se actúa, sino por la manera tan burda de querer comprometer a García y sus principales funcionarios condenándolos antes de hacer un trabajo serio.
No es gratis el apoyo que el chacano le brinda al oficialismo en el Parlamento. Toledo tiene que haber exigido como contraprestación, además de algunas cuotas de poder, el compromiso de anular a García para evitar su postulación el 2016. Solo así puede entenderse la manera en que avanza el congresista Sergio Tejada para tratar sin pruebas de comprometer al expresidente.
A cambio de ello Gana Perú mantendrá la presidencia del Parlamento, dejando Toledo nuevamente "colgado" a un "Vitocho" al que utiliza hábilmente para presionar a Humala.
Lo que debe explicarse con urgencia es la participación de Palacio de Gobierno en todo este cambalache de favores interesados. Hasta dónde tiene que ver en el apoyo que la Procuraduría Anticorrupción está brindando directamente al grupo de investigación parlamentaria. Y eso sí que es delicado. No solo por la inconstitucional interferencia en otro poder y la consecuente comisión de crímenes para intentar involucrar ilegalmente a personas en delitos inexistentes, sino porque quedaría al descubierto una maniobra política de alto nivel, vejatoria de derechos fundamentales con
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