Por: Edgar Valdivia Isuiza
Marcaban las 22.30 horas del jueves 2 de Agosto de 1979, un grupo de jóvenes apristas, entre los que me encontraba junto con Moisés Panduro Coral, Nancy Villacorta Pérez (QEPD), Mauricio Bardales Levy (QEPD), Jorge Pérez Santillán, Abel Paredes Gonzales, María Elisa Saldaña, Wendell Panduro Bartra, Martha Encinas Mori, Wilson Ramírez Mori (QEPD), entre otros miembros del Comando Universitario Aprista, la Alianza Revolucionaria Estudiantil y el Comité Ejecutivo Departamental nos reuníamos muy acaloradamente en el local del Partido en la ciudad de Iquitos, que en ese entonces se ubicaba en el Jirón Arica N° 1024 para debatir la agenda universitaria. El local del Partido que bullía de presencia juvenil, era una pequeña sala de la casa del extinto gran periodista y aprista de la toda la vida Andy Chu Vela, quien con gran desprendimiento y en horas muy difíciles para el Partido expresaba su fraterna identidad con la causa que enarbolaba.
En Iquitos como en todo el Perú se vivía momentos muy tensos y preocupantes, la salud del jefe del aprismo Víctor Raúl Haya de la Torre se encontraba muy deteriorada y había una expectativa de pesadumbre en militantes y ciudadanos, que guardaban un afecto especial a tan distinguido personaje.
Los relojes señalan las 22.45 horas y casi al unísono por distintos medios radiales en forma casi automática empezó a filtrarse la información proporcionada por Armando Villanueva del Campo, dirigente del CEN del PAP para anunciar al Perú y al mundo con el corto mensaje: ¡A muerto Víctor Raúl!, ¡Viva Haya de la Torre!. La noticia tuvo los efectos de una bomba de gran potencia, inmovilizo a todos, paralizo la bullanguería juvenil en el local del Partido de Iquitos, muchos de ellos rompieron en un llanto inconsolable, creían que Haya de la Torre era eterno físicamente, no daban crédito a la noticia que circulaba irremediablemente. El llanto y las lágrimas iban contagiando a más jóvenes y adultos. Era inconcebible pensar que al día siguiente Haya de la Torre no estaría más en persona.
A los pocos minutos apareció un pequeño escarabajo Volkswagen de color blanco, era conducido por su propietario el c. Orison Pardo Matos, Secretario General del Partido en Loreto en dicho periodo. Estaba acompañado del c. Leonardo Zumaeta Flores, quien ejercía la tan difícil Secretaria de Economía y Finanzas del Comité Departamental. De inmediato convoco a los apesadumbrados compañeros a congregarse en una improvisada Asamblea para anunciarles en forma oficial que el Jefe del Partido había fallecido. El mensaje del c. Orison Pardo, trasmitía un emotivo gran contenido, lo que produjo más expresiones de compungido recogimiento en los compañeros y ciudadanos iquiteños, que en forma espontánea se aglomeraron en el pequeño local partidario. En pocos minutos el tránsito vehicular tuvo que suspenderse en las cuadras contiguas ante la incesante concurrencia ciudadana.
En pocos minutos tres cuadras de confundidos y apenados apristas, simpatizantes y ciudadanos se arremolinaban en torno al local del Partido del Pueblo, para manifestar su pesar y su desazón ante la irreparable pérdida de tan Ilustre peruano.
Al final la Asamblea aprobó instalar un velatorio por el lapso de una semana, hasta su final sepultura en el cementerio de Trujillo, realizar una caminata de homenaje por las calles de Iquitos el viernes 03 de Agosto, rendir guardar durante los siete días de velatorio, realizar una segunda caminata el homenaje el viernes 10 de Agosto. Así mismo, la Asamblea aprobó la participación del c. Orison Pardo Matos, en su calidad de Secretario General Departamental del PAP-LORETO, en los actos de exequias del c. Víctor Raúl Haya de la Torre, tanto en la ciudad de Lima como en la ciudad de Trujillo.
Al día siguiente, viernes 03 de Agosto de 1979, una masa humana recorría las calles de Iquitos en homenaje militante al guía y maestro del aprismo. En forma incesante y durante todo el día y durante 07 días, cuadrillas de militantes, simpatizantes, amigos y ciudadanos de Iquitos desfilaban haciendo guardia ante el féretro simbólico del jefe del aprismo.
El día de la sepultura de los restos de Víctor Raúl, Iquitos, capital de la amazonia del Perú, visitada varias veces por su persona, nuevamente una masa humana de más de 30 cuadras recorría las calles en póstumo homenaje y especial reconocimiento a su profunda identidad por la causa amazónica.
A los 35 años de su partida, Víctor Raúl Haya de la Torre no ha muerto, está vivo en el corazón de cada uno de quienes siguen y forjan el aprismo en la amazonia y a lo largo y ancho del Perú. Nuestro compromiso se afianza para perfilar el aprismo del futuro, bajo los paradigmas principistas de Haya de la Torre y su creación monumental: EL APRISMO. No perdamos la fe…el APRA siempre con el pueblo.
Iquitos, 02 de Agosto del 2014
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