Por Daniel Parodi
Mientras que exautoridades y figuras políticas de la más diversa procedencia se arriman impunemente al carro de Acuña, dos partidos políticos de incontrastable trayectoria democrática, el APRA y el PPC, acaban de conformar la ALIANZA POPULAR con miras a los comicios de abril de 2016.
La alianza entre los dos partidos más institucionales que tiene el Perú nos parece un acierto ante la compleja disyuntiva que atraviesa el país que tiene en Keiko Fujimori a una candidata de inciertas credenciales democráticas; y en el referido César Acuña a un postulante cuyo modus operandi nos hace dudar seriamente de su compromiso con el fortalecimiento institucional. De hecho, gobernar bajo el lema “plata como cancha”, o que con dinero se compra todo, incluso las más dispares y sorprendentes adhesiones, le ofrece al país un panorama deprimente.
Ante la arremetida del cuestionado Acuña, la ALIANZA POPULAR representa la opción institucional del país para construir y fortalecer la democracia y combatir la pobreza con políticas responsables e imaginativas de atracción de la inversión nacional y extranjera. Sobre todo, esta alianza representa la opción de volver a la política y a los buenos políticos. Además de sus líderes Alan García y Lourdes Flores -los políticos más sólidos del país- con el APRA están José Antonio García Belaúnde, Luis Carranza, Jorge del Castillo, Mauricio Mulder, Javier Velásquez, Javier Barreda y Enrique Cornejo; mientras que en el grupo parlamentario del PPC se destacan cuadros como Javier Bedoya de Vivanco, Juan Carlos Eguren, entre muchos otros en ambos casos.
Yo soy admirador de la economía de los emprendedores informales que en décadas pasadas crearon la riqueza desde la pobreza y sacaron adelante a sus familias. Pero superado ese momento crítico de nuestra historia tengo la expectativa de formalizar la informalidad tanto política como económicamente. Y es por eso que me gusta ALIANZA POPULAR, porque apunta en esa dirección.
Twitter: @parodirevoredo
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