Por: Germán Luna Segura
Una de las más serias deformaciones de la personalidad politica del ex comandante Ollanta Humala fue puesta al descubierto en medio de sus últimas declaraciones públicas, en las que por un lado “reconoce” los resultados oficiales de la ONPE y por otro, cual declaratoria formal de guerra, arremete contra todas las formas democráticas anunciando que no saludará el triunfo del presidente García a quien confrontará desde ya en las calles, aún cuando éste último no haya recibido todavía el gobierno.
Está claro que Humala juega en un esquema prestado, que enfrenta a García Pérez por encargo de Hugo Chávez y que los hilos de esta posición son manejados por los estrategas del dictador tropical que desde Caracas, está tratando de encontrar la salida a la amenaza de romper relaciones diplomáticas con el Perú si ganara el candidato del aprismo.
Ollanta ha respondido a las voces que le demandaban solo un gesto de demócrata perdedor con una intolerancia que solo es posible en la perspectiva del ego sin límites del etnocacerismo que ha convertido el discurso nacionalista de la campaña que sedujo a millones de peruanos, en el Caballo de Troya de todas las reminiscencias del izquierdismo infantil de los años ochentas.
No hay entonces porque hacer mucho esfuerzo para entender lo que está pasando, el entorno democrático de UPP ha sido copado por la aplanadora totalitaria de comunistas reciclados venidos de las más violentas y torpes facciones del izquierdismo que siguen proponiendo un ánimo confrontativo que siembra las condiciones objetivas de la lucha política por el poder, azuzando cada vez más violentamente las contradicciones sociales.
Por eso es que ahora la presencia de Aldo Estrada y Torres Caro han sido absorbidas por las de Carlos Tapia, Edmundo Murrugarra y Alberto Mendieta, lo que demuestra que con el nacionalismo fascistoide del humalismo de esta hora, hay quienes piensan que en política, no importa cuanto pierda la nación en la confrontación, si sólo algunas adhesiones se consiguen sobre la base del ataque artero.Finalmente hay que reconocer que es legítima la reacción de los principales líderes de UPP en los últimos tiempos, ya que prestaron el partido para una propuesta electoral y ahora sólo se sienten usados por quienes, llenaron la campaña de adjetivos y lugares comunes y cabalgan -cual botín de Troya- buscando recuperar espacios perdidos hace más de tres décadas sin importarles la estabilidad o el sistema democrático.
No por gusto hubieran preferido una alianza no-natural con Unidad Nacional para conferirle a la derecha un triunfo en la presidencia del congreso con la condición que confrontaran con el gobierno de García, en tanto el nazi-onalismo de Humala, adueñándose de la protesta en la calle, supone que arrinconaría al gobierno aprista.
No sólo no nos conoce, sino que además, no entiende que en el Perú, desde hace muchos años, la historia la escriben los pueblos con sus luchas y no el ego de un pseudo caudillo militar que desde una perspectiva fascistoide y reaccionaria, ha pretendido supeditar la historia, a las ansias de poder de un cachaquito frustrado.
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