LIMA - Los avances económicos de los últimos años no llegaron a los sectores más postergados del Perú, donde más de la mitad de sus 27 millones de habitantes se debate en la pobreza y cuya situación consituye probablemente el desafío más grande que encara Alan García en su segunda presidencia. Su predecesor Alejandro Toledo (2001-2006) le dejó un país con una baja inflación, un crecimiento económico sostenido de alrededor del 5% anual, y con un repunte de la inversión privada.
Según datos del gobierno de Toledo, la pobreza ha disminuido en más de cinco puntos porcentuales, pero se mantenía en el 48% en el 2005.
El jefe del organismo estatal Instituto Nacional de Estadística e Informática, Farid Matuk, señaló que la reducción de la pobraza se produjo en forma desigual, mayormente en la costa norte de Perú, donde se asientan empresas agroexportadoras, y en la sierra, donde operan empresas mineras.
Para el analista económico Alejandro Indacochea, el llamado "chorreo económico", que Toledo aseguró llegaba a los más pobres como consecuencia del crecimiento económico de su gestión, no benefició a ese sector.
"Buena parte de la bonanza económica no ha llegado a estos sectores, han sido totalmente discriminados. El chorreo no llegó a ellos, pero arriba hubo ducha", dijo a la AP.
Aseguró que los pobres del país se han visto perjudicados por una "ineficiencia" en el manejo de los programas sociales gubernamentales en los que se ha invertido millones de dólares.
Un informe del Banco Mundial publicado en diciembre del 2005 precisó que en los últimos años "los índices de pobreza han tardado en reaccionar frente al impresionante crecimiento económico del país".
El reporte precisó que el mayor impacto de este crecimiento se ha dado en la pobreza extrema, la cual se redujo a un ritmo constante entre el 2001 y el 2004.
Según el ministerio de Economía, el 18,1% de peruanos viven en esta situación pues subsisten con menos de un dólar al día.
Rosa Jáuregui, una mujer de 49 años, no sabe de datos estadísticos, pero lo que conoce muy bien es la condición de pobreza en la que vive desde hace muchos años.
Su pequeña casa hecha de cartón está a 15 cuadras del palacio de gobierno, en el centro de Lima, en un terreno en el que viven al menos tres familias que se dedican al reciclaje de basura.
No cuentan con servicio de agua y desagüe, y apenas cuentan con una letrina.
Johan, su hijo de 17 años, recoge cartones en las calles que luego vende a una empresa recicladora. Aún sin llegar a cumplir la mayoría de edad (18 años), es el sustento del hogar y mantiene a Rosa, a su padre y a su hermano de 14 años.
Rosa llegó a Lima hace 20 años desde Barranca, una provincia a 160 kilómetros al norte de la capital, junto a su pareja, con quien nunca llegó a casarse.
"Yo dije que íbamos a salir adelante, pensaba así. Ahora se ha vuelto a lo de antes. Estamos igual", dijo Rosa, quien creía que en la capital su vida iba a mejorar, una idea que tienen cientos de miles de migrantes que llegan a Lima desde las zonas rurales.
A pesar de ello, Rosa confía en que en el gobierno de García haya mayores oportunidades para ella y su familia.
"Ojala que mejore. Pero yo recuerdo que en el primer gobierno de García hacíamos fila para comprar pan, para el azúcar, para el kerosene, para todo era fila. Pero como él ha prometido que va a ser mejor estamos esperando eso", señaló.
De hecho en el primer gobierno de García, entre 1985-1990, hubo una hiperinflación que llegó a alcanzar el 7.000% a fines del mandato, y la moneda se devaluó tanto que derivó en la escasez de productos de primera necesidad.
García ha prometido que resarcirá los errores que cometió en su primer gobierno y para ello ha tomado una serie de medidas de austeridad, como la reducción del sueldo del presidente, congresistas y embajadores.
Clara Samamé, una madre soltera de 37 años, vive en otro punto del centro de Lima con sus cuatro hijos menores de edad a los que mantiene con los 250 soles (unos 75 dólares) que gana mensualmente como sirvienta.
Ellos viven en una pequeña habitación de una antigua casona llamada, irónicamente, Siglo XXI, donde residen unas 100 familias, muchas de ellas en condiciones de hacinamiento.
Clara y Rosa son parte de ese 44% de peruanos que consideran que en el gobierno de García "mejorará" su situación, según reveló un sondeo a nivel nacional de la encuestadora Apoyo difundida en julio, tan solo días antes de que García asumiera el poder.
"Esperemos que ahora (García) haga las cosas bien. Que se acuerde de los pobres, porque yo voté por él", recalcó Clara, natural de Chiclayo, a 660 kilómetros al noroeste de Lima.
Para el economista Javier Abugattas, quien fue viceministro de Economía durante la gestión de Toledo, uno de los grandes problemas del país es que tenemos a "menos del 20% de la población adecuadamente empleada sin una perspectiva de largo plazo".
Según un informe del 2005 de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú tuvieron cerca del 60% de ocupados en el sector informal entre el 2003 y 2004.
Para la OIT esto es "una muestra más de que el sector informal se ha constituido en un recurso para los desempleados y los bajos ingresos, pudiendo evitar incluso un mayor aumento del desempleo".
De acuerdo con el gobierno de Toledo, el empleo formal representa apenas el 40% en Lima y el 25% en el resto del país.
Por todo esto, Indacochea advierte que será muy difícil para García cumplir una de las metas del milenio en las que se han comprometido los países de la Organización de las Naciones Unidas para el 2015: reducir la pobreza extrema a la mitad (contando desde 1990).
"Para reducir la pobreza extrema tendríamos que tener una tasa de crecimiento sostenido promedio del 7 u 8% lo cual es poco probable, ya que en la bonanza escasamente hemos crecido 4,5 a 5%", precisó.
García asegura que defenderá la causa de los pobres.
"A mí", afirmó, "no me han elegido para resguardar a aquellos que ya tienen algo. Me han elegido para solucionar el problema de los que no tienen nada o de los que viven en la miseria".
0 comentarios:
Publicar un comentario