Elecciones: Ojo con la estrella roja

Por Augusto Alvarez Rodrich

Habra un factor APRA este domingo??.

Un aspecto interesante de esta elección es la diferencia entre las encuestas de intención de voto -lo que el elector declara que piensa hacer ante la urna- y el simulacro de votación, lo cual se acerca más a lo que ocurrirá el domingo.

Según Alfredo Torres, de Apoyo, esta distorsión se explica por tres tipos de electores. El primero -el 'confundido'- es el que quiere votar por un candidato pero no se ha preocupado de identificar el símbolo o número que lo representa en la cédula y, entonces, mete la pata.

El segundo es el 'indiferente'. A este le da lo mismo quién gane y, cuando se enfrenta a la cédula, marca lo primero que se le viene a la mente o el símbolo más conocido. Es la importancia del top of mind y de la potencia del logotipo, según los expertos en mercadotecnia.

El 'vergonzoso' es el tercer distorsionador. Su explicación radica en que algunos prefieren ofrecer en una encuesta oral la respuesta 'socialmente deseada', la cual, con frecuencia, se asocia al que se percibe que va ganando, pero que no es lo que finalmente hará.

Algunos candidatos se ven perjudicados por este fenómeno, pero otros se benefician. En este último caso están varios candidatos del Apra, los cuales, en general, han obtenido registros bastante mayores en el simulacro en relación con la encuesta.

La estrella roja del Apra es el logotipo más conocido y con un elevado top of mind en el mercado electoral peruano, lo cual puede atraer, en el último minuto, a los 'confundidos' e 'indiferentes'. A su vez, pueden haber varios 'vergonzosos' que -especialmente en las plazas en las que el Apra no es tradicionalmente fuerte- podrían estar prefiriendo no declarar su intención de votar por el candidato del partido de gobierno, pero que sí lo harían en el momento crucial.

Esto podría no ser suficiente para que los candidatos del Apra remonten una situación que se percibe adversa, pero sí para, finalmente, alcanzar una votación que sería mayor a la inicialmente prevista, tal como -para no ir muy lejos- le sucedió a Alan García en las elecciones de los años 2001 y 2006.