Cooperación internacional

Mientras las organizaciones no gubernamentales (ONG) politizadas recolectan desesperadamente firmas para presentar una demanda de inconstitucionalidad contra la Ley 28925, la cooperación internacional no se detiene. Por ejemplo la Cooperación Italiana en el Perú acaba de anunciar nuevos desembolsos para el período 2007-2011.

El canto de sirena de las ONG caviares anunciando con engaño –los días previos a la promulgación de la ley– la “paralización” de la cooperación internacional pública y privada, no fue otra cosa que el alarmismo del que siempre hace gala la izquierda criolla. Es la misma izquierda que en 1980 se opuso a las reformas liberales; en 1987 paralizó la firma del contrato con la Shell para explotar el gas de Camisea; mediante el SUTEP siempre se opuso a una educación de calidad; y ahora –a través de las ONG políticas– mueve sus hilos acá y en el exterior para intimidar al gobierno peruano.

Afortunadamente, ante este boicot resulta positivo conocer –por boca del embajador de Italia, Fabio Claudio De Nardis– que su país y la Unión Europea, de la cual forma parte, intensificarán su presencia en la cooperación hacia el Perú a través de más recursos financieros y técnicos. En términos financieros, el volumen de ayuda de la UE al Perú equivale casi a la tercera parte del flujo total de la cooperación internacional que recibimos. E Italia se ubica entre los primeros contribuyentes –a nivel bilateral– dentro de aquel bloque comunitario, después de España y Alemania.

En la historia de la cooperación ítalo–peruana cabe recordar el antecedente del programa trienal 1988–1991 –por un total de 550 millones de dólares– suscrito por el Presidente de la República Alan García cuando ejerció su primer mandato. Si bien es cierto que la cooperación italiana se inició oficialmente en 1981, la relación bilateral surgió a principios del XIX, con la favorable, intensa migración de italianos hacia Perú. Hoy se extiende desde nuestro país hacia Italia, especialmente Milán y Roma, con más de 45 mil compatriotas establecidos legalmente en ese amigo país.

Obviamente el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) y muchos alcaldes constatan la canalización de estos recursos –y su inversión en obras de infraestructura, ejecución de proyectos productivos, de salud o culturales– fundamentalmente en distritos alejados de nuestra geografía, donde las ONG responsables y serias sí coadyuvan en esta tarea, no así las ONG politizadas que sólo echan raíces en lujosos palacetes de la capital.

Ayer, la Cooperación Italiana ha ratificado que pronto suscribirá un nuevo canje de deuda por 68 millones de dólares con el gobierno del Perú, para ser invertido en proyectos de desarrollo entre los años 2007 y 2011, inversión que a partir de enero del año entrante tendrá diferentes ejes de acción, como la ayuda de emergencia, el apoyo financiero mediante créditos blandos, joint ventures, trust funds o fondos fiduciarios, y la cooperación descentralizada. ¡Bienvenida la ayuda internacional desinteresada!