lunes, febrero 05, 2007

EL SOLIDO NORTE DE HAYA DE LA TORRE

El extinto político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre fundó la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) en Méjico el 07 de Mayo de 1924 como un movimiento social de trabajadores organizados al modo de un frente de trabajadores manuales e intelectuales adaptado a las condiciones del continente latinoamericano. La pretensión era ambiciosa en términos de gesta emancipadora inicialmente respecto al imperialismo norteamericano anglosajón como finalmente también lo fue en relación al imperialismo soviético de Estado, pero posteriores eventos de coyuntura mundial terminaron por centrar la acción “aprista” en el Perú; esto es, en el país en donde nace el referido hombre público. Así surge el partido aprista peruano (PAP).

El frente amplio propuesto por el APRA no repetía la dictadura del proletariado pregonada por el marxismo clásico, sino que la negaba, haciendo uso de recursos de corte práctico, pues reconocía implícitamente el hecho histórico de la compenetración profunda entre los intelectuales y la clase obrera y campesina en las revoluciones sociales que trajeron consigo la instauración de nuevas sociedades, como fue el caso de la revolución bolchevique que dio origen a la nación soviética, o la revolución maoísta que posibilitó el nacimiento de la república popular. En esa medida, en la retórica hayista, el frente de lucha antiimperialista viene a ser uno compuesto por trabajadores tanto manuales como intelectuales. Tal realismo se refleja por cierto en el propio programa continental del APRA que incluye el plan de una nacionalización progresiva de la riqueza, la internacionalización del canal de Panamá como condición de la integración continental y la solidaridad con todos los pueblos, razas y clases oprimidas del planeta.

La negación efectuada en el terreno de lo político no estaba aislada de un tratamiento teórico, pues Haya de la Torre en su obra “Espacio – Tiempo Histórico” emplea la dialéctica para negar al marxismo, y en eso es lo suficientemente claro, pues llega a afirmar, por un lado, que el aprismo fundamenta sus normas de metodización filosófica en el enunciado dialéctico de la negación de la negación, y, por el otro, que la aplicación del relativismo científico al determinismo histórico plantea precisamente un caso de negación y continuidad dialéctica en la filosofía de Karl Marx, dado que, según sus palabras, en el relativismo del tiempo y del espacio, aplicados a la interpretación marxista de la historia, radica el fundamento de la norma filosófica aprista, por lo que ahí reconoce la existencia de la línea dialéctica que une y separa al marxismo y al aprismo. Dicho en otros términos, el marxismo, como concepción del mundo y doctrina filosófica, encuentra su negación y superación en las propias leyes del materialismo dialéctico e histórico, pues las mismas también se aplican al marxismo, el cual de esa manera se somete a la ley universal del cambio y al proceso dialéctico que gobierna la vida.

Haya de la Torre postula al aprismo como el llamado a tomar la posta del marxismo, como el indicado para llenar el vacío dejado por éste en lo que respecta a la problemática latinoamericana, que tiene peculiares características que merecen la mejor solución posible. La ambición del político peruano, nacido en Trujillo, en la región La Libertad, es reconocible y destacable, sin desmerecerla en lo mínimo, porque encuentra su sustento en la preocupación por el destino de “Indoamérica” (Latinoamérica).

La literatura política de Haya es considerable cualitativa como cuantitativamente. Pero sus actuales seguidores y discípulos reunidos en torno al partido aprista peruano parecen haber olvidado la sana ambición del fundador, pues lo que hoy en día se conoce como el sólido norte está representado por excelencia por una ciudad como Trujillo y por una región La Libertad en donde la ambición se restringe a los apetitos personales de los líderes apristas de turno que desde hace más de cincuenta años rigen los destinos de esa ciudad y territorio. Y es que los proyectos del maestro han sido olvidados en la práctica no precisamente por las nuevas condiciones de un mundo globalizado e interdependiente, sino por culpa de los que hacen de una región rica en materias primas el botín de sus miserables deseos personales y subalternos. En ese sentido, el sólido norte actual dista mucho de ser lo que Haya anheló para el futuro. Y es que un gobierno regional y local que emplea en gastos corrientes el 90% de su presupuesto es uno que está inexorablemente condenado al atraso y al fracaso. Al fin de cuentas, el que las suegras y amantes tengan empleo en las dependencias públicas, sin merecerlo en lo absoluto, es un hecho que, además de provocar risas, suscita gestos de compasión por el pueblo que permite aquello y por una humanidad perdida en los laberintos de una existencia sin sentido.

Iván Guevara Vásquez
D.N.I 18069920
iusfilosofia@yahoo.es

Profesor de derecho y metodología de la investigación científica en la Escuela de Posgrado de la Universidad Nacional de Trujillo – Perú, y en la Escuela de Posgrado de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega de Lima – Perú
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