Se cumplen 112 años de su nacimiento. Fue amigo de César Vallejo y escribió para él una obra de teatro. Editó una revista con José Carlos Mariategui. También tuvo enemigos a muerte que lo persiguieron, lo encarcelaron y lo deportaron.
Víctor Raúl era un hombre de magnetismo sorprendente. Atraía las mayores simpatías pero también todas las envidias. Miles lo seguían con devoción ahí donde irrumpía con su vehemencia y su discurso dialéctico cuestionando el poder político.
Para miles con sed de justicia era casi un Mesías salvador. Un predicador de verdades ocultas, incendiario de pasiones y pensamientos inteligentes. Así lo han sabido definir los que conocieron a Víctor Raúl Haya de la Torre. Era el maestro.
A 27 años de su muerte y a 112 de su nacimiento, quien fue considerado el mas importante pensador peruano contemporáneo, es un recuerdo admirable extinguiéndose en el tiempo. Sus ideas, su dialéctica, sus sentimientos americanistas permanecen enclaustrados en el silencio de sociólogos e historiadores.
En este tiempo que lugar podría ocupar quien solía decir que “el hombre porta en sí el mal que lo ha de matar…” Así era Haya de la Torre enseñado fundamentalmente los secretos del razonamiento hegeliano.
Frente a numerosos auditorios Haya solía recrear el libre pensamiento de sus escuchas.
Decía entonces : “el grano de semilla se disuelve para que surja la planta, pero la planta conserva lo esencial del grano de simiente para el nacimiento de la nueva planta” explicando, como Hegel, el valor de la existencia. Enseñaba a pensar y a reflexionar. Era el relator de hechos reales. Analista del fenómeno humano y de la justicia social.
Víctor Raúl entonaba con sentido mágico lo que muchos entendían pero no sabían explicarlo. Estaba del lado de quien quería saber algo más. En cada encuentro, se daba tiempo para enseñar para entender las causas justas que justificaban los principios democráticos.
“El trabajador -decía -necesita nutrición, habitación y vestido. Buenos, sanos y tantos como lo exija su necesidad. El brazo bien nutrido produce mejor. La emancipación material y espiritual del trabajador son cuestiones que interesan pues a la humanidad y por eso, luchar por ellas, es luchar por el progreso. Si la riqueza es en primer término producción ¿Cómo abandonar y oprimir al productor?”
Era el líder inseparable de la disciplina. Y le rendía culto a la inteligencia de los grandes pensadores del mundo. Alguna vez se le escuchó decir con actitud paternalista: “...no podremos cambiar al Perú, si también no cambiamos nosotros... Un aprista libre, justo y culto, es anticipo de prefiguración del Perú de mañana”.
Su compromiso con la vida política del Perú fue difícil entender por propios y extraños.
Haya de la Torre alguna vez en reuniones fraternales pudo revelar ese compromiso frente a sus seguidores:
"... Traigo el recuerdo de un pensamiento de Kant: Dormí y soñé que la vida era belleza, desperté y ví que era un deber..."
RPP Noticias
22 de febrero 2007
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