domingo, agosto 19, 2007

Poco a poco llega el orden a destruidas ciudades peruanas

Sigue la búsqueda de sobrevivientes del sismo y llega más ayuda

PISCO, Perú, 19 de agosto (AFP).- Militares y policías peruanos armados con fusiles intensificaron el patrullaje para poner fin al pillaje y la inseguridad desatados tras el sismo que dejó más de 500 muertos, mientras los socorristas seguían una febril búsqueda, cada vez más pesimista, de sobrevivientes.

El incremento de la seguridad era visible desde el sábado en la noche en la ciudad de Pisco, a 240 km al sur de Lima, que resultó la más afectada por el sismo, comprobó la AFP.

La multiplicación de robos y saqueos en Pisco, Chincha e Ica, las ciudades más destruidas por el violento terremoto del miércoles, obligó al gobierno a redoblar la vigilancia y enviar 600 soldados más a estas zonas, de forma progresiva, para realizar patrullas junto a la policía.

Unos 400 soldados, armados con fusiles Galil y AK-47, ya patrullaban las ciudades más afectadas por el terremoto, que tuvo una magnitud de 7.7 grados Richter, y de 8 en la escala de magnitud del momento (Mw) que mide la energía generada por el sismo.

El presidente peruano Alan García, que se encuentra desde el jueves en la ciudad costera de Pisco, amenazó con decretar un toque de queda a raíz del vandalismo, que ha generado una difícil situación de orden público.

García dio "la orden de actuar con la mayor severidad" frente a los saqueadores.

Como muestra del estado de seguridad y nerviosismo, rescatadores españoles debieron suspender por minutos su labor de remoción de escombros al escuchar 12 disparos el sábado en la noche, por lo que pidieron mayores garantías para desempeñar su trabajo.

La noche del sábado estuvo marcada también por una nueva réplica que alcanzó una magnitud de 5.5 grados en la escala de Richter, la más fuerte entre las 480 réplicas registradas desde el terremoto del miércoles.

Mientras tanto en la cercana Chincha, un grupo de personas intentó tomar por asalto el hospital de esa localidad pensando que ahí se acopiaban alimentos para los damnificados, dijo a la AFP el director del centro de salud, Jorge Barrera.

Este domingo en la mañana los socorristas seguían su labor de remoción de escombros, cada vez más pesimistas sobre la posibilidad de encontrar personas con vida.

De hecho en la iglesia de San Clemente, el lugar dónde más víctimas se registraron, los socorristas ya no esperan encontrar sobrevivientes.

"En la iglesia ya hemos terminado. Quizás en los escombros, entre el desmonte puedan aparecer cuerpos", dijo a la AFP Alfonso Panizo, jefe operativo de los bomberos peruanos en Pisco. "Los muertos recuperados en la iglesia se estiman en 148", señaló.

"La búsqueda de sobrevivientes en otros lugares prosigue", aclaró por su parte el comandante de bomberos, Jorge Vera.

En la plaza principal de Pisco un sacerdote ofició una misa al aire libre a la que asistieron unos 50 pobladores, la mayoría personas que no han encontrado a sus familiares.

En el cementerio, en tanto, otras familias enterraban a sus muertos, unos en ataúdes, otros sobre la tierra abierta, todos con un inmenso dolor.

La ayuda, entre tanto, sigue llegando. Este domingo llegó el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, acompañado por sus ministros y personal especializado en socorro. El mandatario se reunió con García, a quien ofreció la experiencia colombiana en la gestión de emergencias.

La víspera una delegación de socorristas de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) arribó a Lima para unirse a otro grupo de avanzada.

Estados Unidos instaló el sábado en el estadio de la ciudad de Pisco el hospital de campaña del Comando Sur, equipado para brindar atención sanitaria y realizar cirugías a las víctimas del terremoto.

Aviones de Chile, Bolivia y Venezuela arribaron con suministros, mientras la Unión Europea anunció que duplicaba su apoyo financiero a dos millones de euros.

La ayuda espiritual para una población tan católica vino de parte del Papa Benedicto XVI, quien este domingo declaró que la Iglesia está junto a las víctimas del sismo en Perú, y señaló que su secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, viajará próximamente al país para transmitir sus sentimientos de solidaridad.

"Mi secretario de Estado (...) llevará en persona en los próximos días el testimonio de mis sentimientos y la ayuda concreta de la Santa Sede", agregó el Papa durante la plegaria del Angelus.

Las cifras de la catástrofe todavía no son precisas: García habló el viernes de 497 muertos pero señaló que la cantidad sin duda pasaría de los 500. No hay una cifra consolidada de desaparecidos. Los heridos suman más de 1,600 y el número de damnificados es de unos 200,000.
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