jueves, septiembre 27, 2007

El arte de censurar

Por César Campos R
cesarcamposlima@yahoo.com
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El ministro Luis Alva Castro cumplió ayer el rito de explicar –por enésima vez– los alcances de la frustrada adquisición de 698 patrulleros y material antimotines, respondiendo a un pliego interpelatorio de 65 preguntas.

De nada sirvió que reiterase la falta de perjuicio para el Estado en el proceso de licitación, ni que destacara la presencia de la Contraloría en todas las etapas del mismo concluyendo ésta que no hubo ningún viso de ilegalidad, ni que haya servido como base la misma ficha técnica utilizada en anteriores convocatorias, ni que los representantes del consorcio despojado de la buena pro –por no acreditar mayores obligaciones exigidas por las normas– hayan accionado contra el Ministerio del Interior a través de Consucode, como se los faculta la ley.

Nada. La presunción de culpabilidad de algo, lo que sea, predominó sobre la conciencia legal de un grupo de parlamentarios que en horas de la tarde presentó la moción Nº 02775 planteando la censura a Alva Castro. Esta moción, dicho sea de paso y hasta donde pudimos observar, no llevaba la firma de ningún legislador fujimorista. Elemento contingente que no puede pasarse por alto, dadas las tensiones políticas de los últimos días.

El tema ahora no será la puja entre el oficialismo y la oposición por salvar o hacer rodar la cabeza del ministro. Apuntará más bien a la dilucidación de una carrera de fondo por consolidar los espacios de las representaciones políticas expresadas en el Parlamento.

Porque lo que aquí está en juego es tomar el control de la agenda política, firmemente aferrada a las iniciativas del presidente Alan García y proyectada en el buen ánimo de la población, como lo certifican casi todas las encuestas. Por eso es que varios sectores del Congreso han caído en masa contra un miembro del Ejecutivo para recordarle al gobierno que carece de mayoría legislativa y que son capaces de socavar un área sensible de la acción pública como es el fortalecimiento de la seguridad ciudadana.

La censura parlamentaria es un arte en el que se maneja mucho más que el rutinario destino de un ministro de Estado. Nunca lo olvidemos.
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1 comentarios:

elamauta dijo...

el problema es el siguiente, el actual gobierno invierte un pedacito por lo menos en educación, y no necesitará comprar los patrulleros...pero los oídos del gobierno son sordos, que le podemos hacer

 
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