Columnista del Diario La Prensa de NYC
Hace pocos días apareció en el Herald de Miami una fotografía del presidente Hugo Chávez abrazando al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. La foto es muy interesante porque retrata bien el carácter de los dos personajes. Chávez aparece cayéndole arriba al brasileño, atrapándolo con los dos brazos, acercándole su boca al rostro de Lula, mientras éste tiene cara de susto y trata de zafarse de la impetuosidad del venezolano. La fotografía dice mucho.
Chávez es gordo, fuerte, impetuoso. Se le tira arriba a las gentes, las amarra con sus dos brazos, y habla hasta por los codos. Lula es discreto, respetuoso y en el fondo es muy probable que se sienta incómodo con el venezolano. También son muy distintos en sus manifestaciones públicas. Lula es cuidadoso en el hablar, respetuoso. Chávez, cuando abre la boca, casi siempre es para decir disparates o insultar a alguien, sobre todo al presidente Bush.
Venezuela ha tenido algo de mala suerte con algunos de sus presidentes, aunque Chávez es tal vez el peor de todos. Algunas gentes, que saben de historia venezolana, han comparado a Chávez con Cipriano Castro, que gobernó el país de 1899 hasta 1908. Cipriano llegó a tener 24 queridas al mismo tiempo, todas muy jóvenes, muy nuevas, que lo seguían a todas partes. El vicepresidente era Juan Vicente Gómez, hombre discreto y trabajador. Cipriano se enfermó y comenzó a hacer disparates. Entonces decidió irse a Europa para curarse y Juan Vicente lo llevó al puerto para que se marchara en un barco. Tan pronto salió la nave, Juan Vicente destituyó a Cipriano y asumió la presidencia.
Los venezolanos de hoy están convencidos de que Gómez fue uno de los mejores presidentes que tuvo el país desde 1908 hasta 1935. Algunas gentes creyeron que Chávez y su vice-presidente, José Vicente Rangel, iban a repetir la historia de Cipriano y Gómez. José Vicente Rangel parecía un hombre sensato y trabajador y algunos pensaron que podría hacer un gobierno mejor que el del loco Chávez. Fracasó la cosa porque Chávez, temeroso de José Vicente, lo sacó abruptamente del cargo y lo tiene hoy comiendo de la mano y escribiendo artículos.
Parece ser que el sueño de Chávez es llegar a establecer un gobierno semejante al de Fidel Castro. Uno prodría imaginar que Fidel le da cuerda al venezolano porque tiene mucho interés en seguir recibiendo la cuantiosa ayuda de Venezuela. Cuando Chávez visita a Fidel, en Cuba, todo el gobierno de la isla se moviliza para halagar a Chávez. Fidel exhibe las sonrisas más amplias del mundo para complacer al venezolano. Es posible que el régimen de Cuba haya sobrevivido, hasta ahora, por la ayuda de Chávez, por su temperamento alocado y su profunda ignorancia de la historia, no es un gobernante que pueda durar mucho. El destino de Venezuela y de Chávez está en las manos de los Dioses. Es obvio que si cae Chávez el régimen de Cuba se va a quedar huérfano. Chávez lo tiene todo en su contra, empezando por Washington. Si ha sobrevivido hasta ahora se lo debe a la incapacidad del gobierno americano. Un cambio de presidente en la Casa Blanca podría poner a Chávez en crisis.
No hay dudas de que Chávez es un presidente muy flojo. Se cuenta que cuando los militares venezolanos lo destituyeron en el año 2002 y lo llevaron a una isla en las costas de venezuela el empezó a llorar en un rincón, asustado. Tuvo la suerte de que otros militares intervinieron y lo restablecieron en el poder.
Ultimamente, algunos siquiatras han publicado opiniones sobre Chávez en la prensa americana señalando las deficiencias de su carácter.
Un periodiquito que se edita en Miami, al parecer manejado por venezolanos, con el título de La Nación, publica con fecha del 25 de septiembre, una escandalosa información con el título de “¡Que Chávez salga del clóset!”
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