sábado, noviembre 03, 2007

Un caviar con rabia

Por:. Luis de la Haya

Un dormitado columnista caviar, extrae conclusiones que no resisten el menor análisis del artículo “El Síndrome del Perro del Hortelano” que firmó el presidente García hace unos días. Usando del mismo sofisma universitario con el que el comunismo pretendió debatir con Haya de la Torre a través de todo el siglo XX, Raúl Wiener vuelve con la cantaleta de siempre: “el APRA vira ideológicamente abandonando sus tesis primigenias”.

Para entender la premisa primero deberíamos situar al interlocutor en algún lugar, lo que en el caso de Wiener, no es posible, simplemente, porque no tiene posición conocida.

De tal suerte que el viraje si éste existiese, más pareciera ser el resultado de su propio punto de ubicación, que de algún movimiento producido por el aprismo.

El “analista” confunde la realización progresiva de ofertas electorales, por los resultados que observa al cabo de 16 meses de gobierno que lo lleva, con negada autoridad, a denunciar “traición” al pensamiento auroral aprista (¿?).

El señor Wiener no dice, claro, que lo que critica es que sus ideas no sean seguidas por el presidente García. Se siente un iluminado y sólo es un comunista radical de otrora pensamiento, ahora revestido de rosado caviar que ensaya una serie de lugares comunes para difundir propaganda y poco de propuesta.

Cree que responde a García y habla sólo para su vanidad.

Prefiere el desorden y pondera la informalidad y el atraso como escenarios ideales para sus sueños de igualdad.

Pero qué de los millones de hectáreas de madera selvática al que el Estado trata de darle protección contra la tala ilegal; qué de los comuneros engañados por mafias que trafican con sus terrenos; qué de las riquezas mineras que hoy nos sitúan en un lugar privilegiado en las finanzas internacionales y que con tecnología apropiada es perfectamente explotable protegiendo el medio ambiente; qué del bienestar derivado de la explotación controlada del petróleo y del gás que nos permitirán autoabastecernos y cambiar la matriz energética; qué de la pesca que en tanto no concertemos estrategias de largo aliento seguirá tolerando “barcos madrinas” que pasean en nuestras narices depredando nuestro mar y, qué de los millones de compatriotas sin capacitación ni empleo y que por la formalización y las tareas educativas acceder a los beneficios de una economía que privilegia al hombre tal como señalan los registros estadísticos sobre reducción de la pobreza, la proscripción del analfabetismo y la formalización del empleo sobre lo que Wiener, por supuesto, no dice nada.

Wiener, quien no tiene rostro campesino, tampoco tiene figura de pescador, ni siquiera de conciencias, ya que en su etapa de propagandista izquierdoso, no pudo conseguir un sólo adepto o seguidor. Quiso que en el Perú se impusiera un Estado Comunista peleó por eso y su sueño se le cayó, como se le cayó el intento de protagonismo en la fenecida izquierda peruana. Ahora, desde el frente caviar, distante ya de su casi olvidada y radicalizada juventud, cruza la raya y con un simplismo digno de menores causas, sólo difunde propaganda.

Preferiría un presidente anodino, incapaz de confrontar la realidad, silencioso, poco reflexivo y sin sintonía con las masas. A ese sí sería posible “darle duro”, que lástima que eso no sea posible. La seriedad es un valioso patrimonio de quienes pretenden pensar a la nación y no dedicarse a la crítica farandulera.

Para el señor Wiener la polémica entre aprismo y comunismo pareciera continuar. Empezó en 1927 en el Congreso Antimperialista de Bruselas y aún no concluye, no acabará mientras exista el antiaprismo, cátedra en la que acaba de graduarse a pesar que el problema del autor, sigue siendo de entendimiento del fenómeno económico en nuestros países.

Resuelva su drama releyendo a Haya de la Torre que sostiene que el problema no es el complejo frente al capital, ni de donde viene éste, sino, como tratar con él, ¡he allí la gran cuestión!, y eso lo encuentra en los textos apristas del 30, del 50 y hasta en las declaraciones de Víctor Raúl en 1978 antes de morir.

La realidad que construimos, señor Wiener, es diferente por si no lo ha notado. Debería corregir la medida de sus gafas y acaso, también la perspectiva de un artículo que le hace flaco favor a su inteligencia.

Ese país de los recursos naturales al que alude, dejó de ser fuente de materia prima.

El Perú más allá de sus problemas, tiene rumbo y se convierte en una enorme posibilidad por las herramientas que usa en su desarrollo.

Lejos están los mitos y lo que ve, señor, no es calco ni copia, sino creación heroica inspirada en la obra y el pensamiento de Mariátegui y Haya de la Torre.

Por el respeto que usted reclama, sea estricto y serio.

No le debemos ninguna respuesta y sólo respondemos a nuestros muertos que son parte de la larga lista de los hombres y mujeres que forjaron la nación haciendo posible que nacionales recibieran inmigrantes y descendientes para vivir en un país de libertades, como del que usted goza.

¿Se pregunta si los apristas de la fundación reconocerían al APRA actual como su partido, y al régimen de Alan García como su gobierno? La respuesta es afirmativa. Mírelo en los rostros de afirmación de nuestro más de medio millón de afiliados, en el puño alzado de nuestros millones de combatientes y simpatizantes, de los jóvenes que desfilan entusiastas por calles y plazas y de los trabajadores y campesinos que levantan siempre el mismo viejo Cóndor de Chavín y marcan la Estrella en un reiterado, incansable y permanente peregrinaje de reafirmación democrática y partidaria.

Mientras usted elucubra sobre los dramas de la nación cómodamente animado por una taza de manzanilla, sepa que firme y seguro va este barco antimperialista que, 83 años después, brega con Alan García en estos días por la justicia social, en medio de un país en donde la mezquindad es casi un emblema y no hay nada más extranjerizante y patético, que un comunista reciclado, jugando a la protesta desde una computadora.

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1 comentarios:

elamauta dijo...

Definitivamente este comentário es dicho como un comentário neoliberal, del cual no tiene fundamentos el señor García. En relación a la protección de los árboles y el resto de las tonterias que dice proteger, podria hacer un comentário, sobre lo que está siendo hecho en las minas peruanas por el capital americano.

 
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