lunes, diciembre 10, 2007

Efecto TLC

Por César Campos R
cesarcamposlima@yahoo.com

Aunque haya sido una noticia esperada sobre la cual se trazaron diferentes expectativas, la ratificación del TLC con el Perú por parte del Senado de los Estados Unidos representa un punto de quiebre en la dirección de los acontecimientos políticos nativos y la apertura de un escenario donde el gobierno de Alan García recupera el dominio de la agenda, tras algunas pujas desordenadas con los múltiples rostros de la oposición.

Primero, porque la avalancha de optimismo nacional en torno a este acuerdo aplasta sin misericordia las voces desalentadoras de quienes –más allá de vagas aprensiones ideológicas, soporíferos sentimientos antiyanquis o inevitables complejos de inferioridad respecto al desafío de asumir la conquista de uno de los mercados más grandes del mundo– socavan una pauta imprescindible para el impulso de nuestro desarrollo.

Esas voces desdeñan la enorme capacidad de emprendimiento de los peruanos, especialmente de los más pobres cuyo arsenal imaginativo, luchador, emergente y dinámico es materia de aplauso por parte de entidades académicas y financieras del ámbito internacional. Los compatriotas que aspiren obtener provecho de éste y otros TLC (se vienen Canadá, México, Unión Europea, China), permanecerán atentos a las políticas públicas que abran espacio a sus objetivos. Los demás, los que presten oídos al comunismo reciclado en la careta ambientalista o aparentemente defensora de la producción nacional, sucumbirán como los que en la primera mitad del siglo XIX resistieron el proceso de emancipación.

Segundo, porque ahora sí los ajustes en el Gabinete Ministerial habrán de realizarse eludiendo proyectar la imagen de sanción a los que dejen sus cargos en el Ejecutivo. Estos cambios serán entendidos como una necesaria reorientación de las prioridades del gobierno, acordes a las exigencias de la nueva frontera colectiva del país: revolución educativa, mejoramiento acelerado de la infraestructura, generación de transferencia tecnológica, fuerte estímulo a la investigación científica, entre otros.

Y tercero, porque la administración de García consagra su senda ecuménica al rendir homenaje a todos aquellos que lo precedieron en el esfuerzo de obtener el TLC y a los independientes –como la ministra Mercedes Aráoz– que lo acompañan en su periplo gubernativo. Sin duda, el 2008 puede y debe ser un buen año para el máximo líder aprista.

Fuente: Diario EXPRESO
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