Por César Campos R.
cesarcamposlima@yahoo.com
Pocos quizás perciben las enormes implicancias políticas para el país que se han jugado en las últimas elecciones internas del Colegio de Abogados de Lima, donde el día sábado 8 el jurista independiente Walter Gutiérrez Camacho se hizo de un triunfo inobjetable. Lo cierto es que ese proceso electoral no puso esta vez frente a frente, en su tramo final, a dos miembros del foro diferenciados por sus propuestas, capacidad, trayectoria o solvencia académica. Después de muchos años, la variable de los intereses partidarios se incorporó a los comicios del gremio profesional más antiguo del Perú y ella corrió a cargo de la candidatura del doctor José Ñique de la Puente, expresión encubierta de la extensa garra latinoamericanista de Hugo Chávez y su filial nativa, el Partido Nacionalista de Ollanta Humala.
Por más que Ñique haya pretendido mostrarse como un hombre reciclado en sus ideas y aggiornado en sus actitudes –en los años 60, presidió la Federación Universitaria de San Marcos en su condición de militante comunista– lo cierto es que la metodología de su campaña dio cuenta de la voracidad con que sus patrocinadores aspiraban al control del CAL para hacerlo instrumento del orate que rige la suerte de la hermana nación de Venezuela. Atinadamente, la mayoría de los abogados limeños puso coto a ello y debemos celebrarlo.
Pero la otra manifestación que debemos valorar positivamente es la apuesta de los integrantes del foro por la modernidad. Se decía que el exitoso periplo empresarial del doctor Gutiérrez –artífice y líder de la editorial jurídica más grande del país– sería rechazada por sus colegas. Al contrario, todo indica que ello ha sido el factor gravitante a la hora del sufragio y traduce una revolución en la mentalidad de los jóvenes profesionales que hoy admiran e imitan las experiencias de triunfo y no la de los acomplejados portavoces del derrotismo. Es verdad que hay exceso de abogados en el mercado laboral y la oferta de sus servicios supera la demanda. Sin embargo, el campo de lo jurídico es enorme como para hallar creativamente nichos de oportunidad. Dependerá de cada uno y de la forma cómo su gremio los respalde. Confiemos en que el doctor Gutiérrez Camacho comparta la idea.
cesarcamposlima@yahoo.com
Pocos quizás perciben las enormes implicancias políticas para el país que se han jugado en las últimas elecciones internas del Colegio de Abogados de Lima, donde el día sábado 8 el jurista independiente Walter Gutiérrez Camacho se hizo de un triunfo inobjetable. Lo cierto es que ese proceso electoral no puso esta vez frente a frente, en su tramo final, a dos miembros del foro diferenciados por sus propuestas, capacidad, trayectoria o solvencia académica. Después de muchos años, la variable de los intereses partidarios se incorporó a los comicios del gremio profesional más antiguo del Perú y ella corrió a cargo de la candidatura del doctor José Ñique de la Puente, expresión encubierta de la extensa garra latinoamericanista de Hugo Chávez y su filial nativa, el Partido Nacionalista de Ollanta Humala.
Por más que Ñique haya pretendido mostrarse como un hombre reciclado en sus ideas y aggiornado en sus actitudes –en los años 60, presidió la Federación Universitaria de San Marcos en su condición de militante comunista– lo cierto es que la metodología de su campaña dio cuenta de la voracidad con que sus patrocinadores aspiraban al control del CAL para hacerlo instrumento del orate que rige la suerte de la hermana nación de Venezuela. Atinadamente, la mayoría de los abogados limeños puso coto a ello y debemos celebrarlo.
Pero la otra manifestación que debemos valorar positivamente es la apuesta de los integrantes del foro por la modernidad. Se decía que el exitoso periplo empresarial del doctor Gutiérrez –artífice y líder de la editorial jurídica más grande del país– sería rechazada por sus colegas. Al contrario, todo indica que ello ha sido el factor gravitante a la hora del sufragio y traduce una revolución en la mentalidad de los jóvenes profesionales que hoy admiran e imitan las experiencias de triunfo y no la de los acomplejados portavoces del derrotismo. Es verdad que hay exceso de abogados en el mercado laboral y la oferta de sus servicios supera la demanda. Sin embargo, el campo de lo jurídico es enorme como para hallar creativamente nichos de oportunidad. Dependerá de cada uno y de la forma cómo su gremio los respalde. Confiemos en que el doctor Gutiérrez Camacho comparta la idea.
Fuente: Diario EXPRESO
0 comentarios:
Publicar un comentario