lunes, julio 14, 2008

HOMENAJE A VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE EN EL 29º ANIVERSARIO DE LA HISTÓRICA FIRMA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1979


BUSTO DE VICTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE, quien fue presidente de la Asamblea Constituyente en 1979 y fue el propulsor de la Constitución de 1979. Haya de la Torre fundó el Partido Aprista Peruano y su figura es de suma importancia en la Historia del Perú de los últimos 80 años.

HAYA Y EL APRISMO HABÍA SIDO PERSEGUIDO INCANZABLEMENTE

Por c. WILBERT BENDEZÚ CARPIO

Al término del gobierno transitorio de Francisco Morales Bermúdez, habría llegado el tenue aliento democrático con una fuerza de conciencia aprista exigido en todas las voces desde el dolor de nuestros mártires, con la inspiración de nuestros líderes históricos y la abrigada aspiración de Víctor Raúl para dotar al pueblo de una constitución de verdadera justicia social, que impulse el desarrollo y progreso de la nación y de los pueblos, buscando la efectiva descentralización y proyectando el sueño dulce de la integración del Pueblo Continente de indoamerica.
Víctor Raúl, pensaba en el trayecto de su azarosa vida política, en la que ninguna constitución habría garantizado el legítimo derecho de los pueblos, más bien en nombre de ella se hizo, las más escandalosas corrupciones, serviles al poder oculto postergando y persiguiendo al pueblo. Donde Víctor Raúl, era el líder que más persecución había sufrido y su creación el Apra fundada en base a los sagrados valores de la justicia, había sido encarcelado, perseguido, asesinado insensiblemente, trágicamente, en nombre de la patria y en defensa del Estado. Sin el amparo de ninguna Constitución vigente, sino en base a vergonzosos Decretos leyes siniestros, como la 7060 y la Ley de Emergencia de Sánchez Cerro, que quebró la vida de miles de apristas.
La democracia de la libertad y el estado de derechos aparentemente, relativamente, estaban garantizados desde la constitución de 1823, de 1826, de 1828 y de 1860, y no estaba registrada la pena de muerte por acciones políticas y más bien fueron considerados como gravísimos delitos en las constituciones de 1856, 1867 y 1920, Constitución con la que fusilaron a los ocho marineros, a los mártires de Chan Chan etc... Dolorosa Gólgota aprista y con lo que se pretendió a viva fuerza, condenar a muerte a Víctor Raúl Haya de la Torre. Estas reflexiones lo transmitía con profunda devoción a los mártires Víctor Raúl en la campaña electoral de la Constituyente.
En 1978, después del gran mitin aprista en la Plaza San Martín de Lima del 6 de enero, Víctor Raúl en la ciudad Blanca trazó la pauta de la política partidaria al final ya, de la dictadura. Invoco a toda la peruanidad sentirse unidos como hermanos en una hora decisiva de la historia del país. En una hora en que se salía del totalitarismo inexplicable e injustificable y dijo: entramos en la posibilidad de un gobierno civil al que todos debemos cooperar resuelta y enérgicamente, en miras de un Perú descentra lista, de un Perú enérgico, que se ocupe de los problemas sociales y económicos.
“Pero el sobresalto provocó en el corazón de la multitud, cuando dijo: - que estaba más cerca de la muerte que de la vida y que el último estaba por venir. Efectivamente el viaje a Hamburgo y a Houston había confirmado el avance inexorable de su mal y a su edad era poco lo que podía hacerse para remediar. Y por otra parte sentía rechazo hacia aquellos personajes que se alquilaron para ejercer el antiaprismo conjuntamente con Velazco como Carlos Delgado Olivera gestor de SINAMOS, desertor del aprismo.

RECUERDOS DEL MAESTRO SANCHEZ
Tomados del libro Testimonio Personal, Sobre la Herencia de Haya de la Torre de L.A.S.

Luis Alberto Sánchez recordaría en enero de 1978, - nos aprestábamos a la lucha electoral, con Haya de la Torre el ya de regreso al Perú, no muy bien de salud, pero anímicamente vigoroso. Para sorpresa de todos expreso su decisión de ser candidato a un asiento de la Asamblea Constituyente. – Nos opusimos pensando que no debería exponerse en el debate constitucional, que sin duda tocaría temas políticos actuales, algunos atrevidos e improvisados pudieran agraviar su personalidad. El rechazó la idea y, aunque algunos dirigentes del partido quedaron eliminados de las candidaturas a la asamblea, unos por propia decisión y otros por ajena, el hecho es que Haya de la Torre encabezó nuestra lista de candidatos para las cien curules de la Asamblea Constituyente. Las elecciones para la constituyente se realizaron el 18 de junio con el voto de la juventud mayores de18 años por primera vez. Gana el APRA con amplia victoria de 35.39% de votos en el Computo General, obteniendo de esta manera 37 curules, Partido Popular Cristiano 23% lo que equivale a 25 curules, Alianza de Extrema Izquierda – FOCEP 12% con 16 curules, siendo las más importantes el Partido Comunista Peruano obtuvo el 6% y 6 curules y el Frente Nacional de Trabajadores Campesinos – FRENETRACA 6% con 6 curules, etc.
En el discurso de orden de instalación de la Asamblea Constituyente, el 28 de julio de 1978, fue un momento profundamente emotivo para todos los apristas y de una significación histórica para el APRA. Donde Haya instauró al congreso como el Primer Poder del Estado, con un mensaje vigente para el futuro de todos los peruanos, con una sapiencia y grandeza humana de sus palabras: dijo: - No legislamos para hoy, ni para el inmediato mañana. La Constitución, si tenemos la sabiduría de concebirla realistamente, apropiadamente, debe tener vigencia para varias generaciones, necesitamos una constitución que centre al hombre y a los Derechos Humanos y forje un estado nuevo, para una sociedad mejor. Que prescriba como obligación del estado, la superación del subdesarrollo, mediante la utilización racional de nuestros recursos. Se garantice el empleo y la justa retribución de los ingresos. El último y supremo ideal será excluir toda forma de explotación del hombre por el hombre y prevenir las formas contemporáneas de la explotación del hombre por el estado.
Víctor Raúl el jefe del partido, el líder de las multitudes, el histórico hombre universal del Perú, estaba en su merecido sitial, como Presidente de la Asamblea Constituyente honrando a la majestad del congreso. El maestro desarrolló nutrida actividad, pero toda conciliadora donde primaba la razón, la participación para llegar a un amoldado resultado, con el espíritu mayoritario pero con ese tacto en el que todos quedaban satisfechos en el debate del asunto. No sólo en los grandes temas políticos, sino también en los pequeños. Luis Alberto en su libro Sobre la Herencia de Haya de la Torre afirma: Haya de la Torre, empezaba a presidir el desfleme de cada día al caer la tarde, escuchando las denuncias, excesos, presentes o pasados de la dictadura castrense y lo suspendía no antes de las 2 de la madrugada. Así transcurrieron 4 meses. Entre tanto la Comisión de Constitución trabajaba diariamente en silencio, 3 horas en la mañana y cuatro en la tarde, Haya de la Torre era el auditor supremo y convocaba frecuentemente a los líderes de los demás partidos con una franqueza extraordinaria, tratando invariablemente de transmitir a toda la asamblea su paciencia y su sabia ecuanimidad.
Agudo, a veces generoso pero muy locuaz sugestivo con ellos, como con Jorge del Prado, líder del Partido Comunista, Anti aprista vehemente entro con aires de gladiador, pero salió convencido que había tratado con un verdadero maestro. Luis Alberto dice también oí a Víctor Raúl cuando convoco a Hugo Blanco agitador troskista, líder sindical y promotor del movimiento de la toma de tierras en Cuzco en 1962, atraía el voto de la juventud provinciana, pero muy poco para ofrecerles, pero portavoz formado para las denuncias, concurría a la asamblea vestido como un campesino, con una traza espectacular, que resaltaba en el congreso no como un digno representante, sino como un Hippy primitivo. Con cierta sorna reprocho Blanco a Haya, que ya no fuera el presidente ahora revolucionario como en 1923 y 1928. Víctor Raúl, le respondía afablemente pero con firmeza: no me hable de revolución señor Blanco, cuando usted nació yo había sido ya deportado por revolucionario, y sufría las consecuencias de serlo. Esta actividad no es de juego y compromete la vida de muchos. Y otras muchas aleccionadoras palabras, que a Hugo Blanco, le hizo sentir más humilde y entender que el Congreso, no era lo que él había pensado.

LA SABIDURIA DE HAYA RESALTO EN TODO MOMENTO
En los Derechos Humanos, la discusión concerniente, muchos arguyeron que se explicaba dar preferencia a los derechos individuales por encima de los colectivos, lo cual significaba una traición a la raíz marxista. Haya fue cortante no hay sociedad sin componentes y los componentes son individuos. Por consiguiente está bien que se defina los derechos de los individuos porque constituyen la sociedad. Además de tener razón, era una forma hábil de evitar un debate bizantino y enervante entre los dos principales partidos, y cuando se trato los derechos económicos un gran sector de la asamblea planteo objeción aparentemente insalvables, suscrita por unos 40 congresistas, defensores de una economía de mercado, ceñida a los preceptos del viejo liberalismo machesterniano, mientras que la otra parte abogaba por un estado fuerte multiempresario y contralor de la economía presionando al APRA a sumársele. Haya estableció una formula, que recogiera los argumentos más importantes de unos y de otros en lo que se refiere al logro del bien común y así se elaboró el título tercero, garantizando el liberalismo económico y la libre iniciativa definiendo la economía social. Pero así la secuencia se fue desarrollando con nutrida actividad pero en diciembre de 1978 Haya no pudo evitar mostrar los defectos de su mal, tuvo que solicitar una licencia temporal por motivos de salud, Luis Alberto Sánchez dice: recuerdo que en esos días encargue consultar para presentar el Proyecto del Presupuesto de la Asamblea Constituyente para 1979, pero Haya me hizo saber de no ocuparnos de ese asunto. Yo fui leal a su recado pero deje constancia que si no se aprobaba el presupuesto al primero de enero, a mediados de enero de 1979 el maestro se ausento por 21 días del congreso y Luis Alberto Sánchez, prosiguió la tarea encomendada por Haya y por el pueblo. Después de 21 días volvió más reanimado y se pudo establecer los avances desde las ansiadas perspectivas del maestro tejiendo la constituyente dedicado al pueblo del Perú. Este instrumento legal, Carta Magna del pueblo sería la obra más apreciada de Haya, como Presidente de la Constituyente. 
Lo que no pudo como Presidente de la República, como fue la decisión terca de su pueblo y partido, y porque la derecha promotora de las dictaduras con el convenio militar, el imperialismo y los comunistas criollos no habían dejado ocupar lo que el sentimiento del pueblo siempre había abierto este espacio presidencial a Víctor Raúl Haya de la Torre y al Partido del Pueblo. 

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