TOMA DEL CUARTEL O’DONOVAN
TRUJILLO 1932
Recuerda Tello, esa noche discutimos bastante con Búfalo Barreto, que me aviso del ataque faltando horas prácticamente pese a haber madurado juntos, en reuniones con cuadros revolucionarios. Pero ya las decisiones estaban dadas, entonces le dije: ¿Cuál es el plan?
- Barreto dijo, como último aviso será las dos campanadas de la Catedral, que se distancian en una hora cada tocada. En el segundo toque se dispondrá el ataque definitivo.
- Dijo Tello: ¿Por donde será tu plan de ataque?
- Búfalo respondió: yo voy a la infantería número uno y ustedes a la artillería, Esquivel estará encargado de asegurar el flanco de la casa de los oficiales y me dicen que por allí está el arsenal del cuartel, afirmó.
- Yo te sugiero Barreto, le dijo preocupado Tello, no entres tú, nosotros estamos para esa acción.
- Búfalo respondió: no te preocupes maestrito a mí no me matarán y triunfaremos, para que el pueblo haga mejor justicia que el tirano que hoy abusa de todos. Por otra parte contamos con el apoyo del Comandante Silva, que no estará en el cuartel, pero sus oficiales nos apoyaran. Todo está planificado aseveró.
- Tello se paro con aire revolucionario, estrechó la mano de Búfalo, deseándole buena suerte y le dijo cuídate, Búfalo le dijo maestrito adelante, nos vemos en el triunfo. Seguidamente Tello salió a convocar a los revolucionarios y jamás imaginaría que ya no volvería a ver vivo a Búfalo Barreto.
NO CONTABAN CON ARMAS, SÓLO PORTABAN LA FE APRISTA
En Trujillo marcaba el reloj de la catedral las diez de la noche, todos los coordinadores apristas de la revolución esparcían órdenes y avisos de ataque al cuartel O’Donovan a los efectivos claves, sin contar con ninguna fuerza armada de apoyo, solo si, estaba prendida la fe aprista. Jorge Idiáquez es informado en su domicilio que clandestinamente había ingresado, porque era buscado por la policía, se celebraba el cumpleaños de su mamá y en el patio posterior de su casa coordino su participación, inmediatamente salió con la bendición de mamá en busca de su compadre Orfilio Sagastegui, Lástenio Morales y Víctor Nureña. Luego juntos con otros revolucionarios tomaron el camino de Mampuesto, donde encontraron agazapados a la contingencia revolucionaria, ya faltaban pocos minutos para las dos de la mañana y estaban cerca al objetivo. Todos se sentían con la moral bien alta, conteniendo todo comentario y hasta la respiración.
Búfalo con cien campesinos de Laredo estaban listos para atacar. El ex sargento Víctor Calderón, tenía el encargo de desactivar y desarmar, al centinela del primer regimiento de infantería y toda la soldadesca del ejército dormía plácidamente. El ataque por sorpresa inspiraba la confianza. En la izquierda estaba el regimiento número uno, a la derecha el regimiento de artillería y al fondo las casas de los oficiales, la caballeriza, la cocina y el arsenal del cuartel. Tello pensó mejor cambiar el plan de la estrategia y decidió no atacar en la segunda campanada, sino en la primera después de sus cálculos de distancias para la toma perfecta. Su grupo sólo contaba con herramientas agrícolas como machetes y Remigio Esquivel tenía una escopeta Winchester 44 y eso era todo. La primera campanada sacudió el espíritu de Tello, pensó en que había llegado la hora de atacar y no había que perder un segundo. Ordenó subirse por la pared y correr hacia el objetivo.
LOS MILITARES TRAICIONARON A BÚFALO
Al ataque, ¡Alto!, dijo el centinela, soy Víctor Calderón dijo el intruso pensando en la colaboración asegurada por Manuel Búfalo Barreto. - quisiera comunicarle algo – el santo y seña respondió el soldado - ¿Quién eres preguntó Calderón? Y el soldado insistió ¡Alto o disparó! Calderón avanzó tratando de convencer al centinela, pero este abrió fuego contra Calderón que fue herido mortalmente. Búfalo por su parte, encontró cerrada la puerta y cambiada la guardia. Había sido engañado, pero Búfalo con su gente derribo la puerta a viva fuerza y machete en mano corrió al interior del cuartel, pero a diez metros Búfalo cayó pesadamente por los disparos del centinela. El tiro le había atravesado la garganta y otro había impactado en sus testículos y cayó a tierra sin vida. Los campesinos que le seguían, ciegamente cargaron el cuerpo hacia la cuadra de la infantería y fueron cayendo uno a uno por los balazos, con la misma suerte del búfalo. El último pudo clavar su machete en la puerta y morir con rabia por no poder hacer más. Y en el otro frente Tello con su numerosa contingencia ingreso al cuartel con dirección a la artillería y ataco al retén, pero por otra ruta y no como se había quedado en el acuerdo con Barreto. En el trayecto se desarmo a un soldado y ya tenía un fusil; Tello tomó el arma y gritó ¡¡quietos, todos!! Los revolucionarios entraron al campo de Tenis y sacaron a los soldados y se apoderaron de las armas que portaban.
TELLO TOMÓ EL MANDO MILITAR DE LA REVOLUCIÓN
Había estallado la revolución. Tello ya contaba con fusiles y Remigio Esquivel por su parte apoyaba a Tello desde su frente. Tello ordenó la dirección de los disparos hacia la infantería cambiando una y otra vez de posición al no notar la arremetida de Búfalo. El regimiento de artillería no combatió como lo planeó Búfalo, los oficiales se defendieron como una hora y el regimiento de infantería combatió con furia contra los revolucionarios. Esquivel se arrastró hacia Tello e informo que Búfalo había muerto. - ¿Cómo fue?, - pregunto Tello. El centinela lo liquido, agregando dijo ahora tú eres el jefe y Tello mirando fijamente a Esquivel le respondió – Lo sé.
Entonces recalcó Esquivel que vamos a hacer, Tello afirmo severamente, tomar el cuartel y no digas a nadie que Búfalo a muerto.
Los disparos se intercambiaban, Tello había gastado las municiones que tenían las armas de los soldados detenidos, se sentía cansancio en el espíritu de lucha, preocupados por el agotamiento de municiones, se contaba con revolucionarios caídos que demostraron valentía y decisión sin armas y esto motivaba la fuerza moral revolucionaria. Ingresaron al tópico, había soldados enfermos y uno de ellos desnudo, era un muchacho que estaba sin ropa, llovía y el frío era de no aguantar. Tello preguntó: ¿Dónde está tu frazada? – No tengo respondió el soldado, te vas a morir así, afirmo Tello. El combate se debilitaba, pero sin más armas de las que se tenía, agotándose ya las municiones el soldado desnudo dijo: allí en el almacén hay frazadas. Tello ordenó derribar la puerta y cuando le brindaron dos frazadas al soldado desnudo, afirmo en son de agradecimiento, dijo: allí también hay fusiles. Se encontró 180 fusiles Máuser, suficientes pensó Tello, para armar a la gente, pero sin municiones. Entre los soldados prisioneros estaba el cocinero del cuartel y era simpatizante aprista y este pidió una entrevista con Tello y le dijo: yo sé donde están las municiones, habla exigió Tello desesperadamente, respondió el cocinero aprestándose ir personalmente y señalando a una caja dijo debajo de los casquillos y en verdad había varias cajas de municiones para 4000 tiros y de esta manera se consolidó la efectividad de la toma del cuartel 0’Donovan que se cristalizó al amanecer del 7 de julio de 1932.
EL COMITÉ EJECUTIVO APRISTA REUNIDO EN CASA DE CUCHO HAYA
En la casa de Cucho Haya, esperaban nerviosamente noticias de los revolucionarios con los miembros del comité ejecutivo. Estaba Silva Solís, Gallareta, Pérez, Macchiavello y el joven Tejada, escuchando los balazos y ráfagas de metrallas que no cesaban. A las 4 de la mañana, envió intranquilo Cucho Haya a Tejada para informarse de lo que pasada en el cuartel. Tejada ya en cuartel sintió que la lucha era de igual a igual de ambas partes y se encontró con Arancibia, el traidor y le preguntó: ¿Y el Búfalo? No sé respondió, insistió Tejada, quien está al mando Tello, afirmo, y luego Tejada le pidió - llévame hacia él, quiero hablarle.
Tello preparaba su final ofensiva y le dijo a Tejada, dentro de una hora tendremos dominio total en el cuartel, Tejada le afirmo, los deseos a Cucho Haya y le dijo en que podemos ayudarte, Tello encargó pedir el pronunciamiento del cuartel de seguridad de la policía y de la contingencia de guardias rurales, para que se pronuncien y se plieguen a la revolución. Tejada partió con ese encargo y cumplió con lo acometido, con la posibilidad de la intervención del Comité Ejecutivo del partido. La aurora de la mañana rompía la noche con el amanecer trujillano y el cuartel O’Donovan había sido capturado por los revolucionarios que se apoderaron de toda la artillería y muchos soldados detenidos se plegaron a la revolución y la rendición de los oficiales fue total, solo que no fue tan fácil, doblegar a los dos cuerpos policiales en mención.
EL PUEBLO DE TRUJILLO CELEBRO EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN
Las tres hermanas de Luis Sánchez, el combatiente de la revolución se vistieron de overol esa mañana. Agripina Mimbela, reclutaba placeras del mercado de abastos para cocinar alimento para los revolucionarios apristas y María Luisa Obregón con otras valerosas mujeres gritaban ¡¡Viva el APRA!! En la plaza de Trujillo.
En verdad en los balances, el apoyo convenido con Búfalo Barreto de parte de los militares fue de tibia hipocresía y posibilidad de intervención, sólo el Comandante Silva del regimiento de artillería, confirmó su apoyo posteriormente. Tello pidió a Jorge Idiáquez revisar todo el cuartel para evacuar a los muertos y heridos. Allí el Chayo, pudo ver dolorosamente el cuerpo inerte de Búfalo Barreto, de Julio Calderón y 31 cadáveres de revolucionarios y soldados.
Tello con el cuadro mayor de revolucionarios saludo a Cucho Haya, máxima autoridad del partido y por mandato del pueblo de Trujillo reunido multitudinariamente, asumió la prefectura de Trujillo, con alborozo y alegría de los revolucionarios y la población entera el Trujillo 7 de julio de 1932, en la plaza de armas desfilaron los revolucionarios triunfantes con las armas triunfantes, elevando glorias al pueblo de la Libertad.
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