A algunos les parecerá una necedad que me ocupe del tema, pero es que no deja de indignarme la doble medida que las ONG de derechos humanos aplican en nuestro país. Han abatido a dos policías durante un desalojo en Pómac y no se ha escuchado una sola palabra de condena a los agresores y de solidaridad con las familias de las víctimas.
En cambio, ya se imaginan el chongazo que hubieran desatado si es que la Policía hubiera matado a dos de estos invasores durante el operativo, así hayan estado armados. Es que ni siquiera por oportunismo hipócrita se les ocurre actuar así, son absolutamente insensibles a las bajas por el lado del Estado. Bueno, qué se puede decir de gente que es capaz de escribir cartas a los europeos para interceder por el MRTA o de llenar de juicios al Estado para indemnizar a terroristas.
Tal vez mucha de la filosofía que alienta a estas ONG la encontremos en estos párrafos de un artículo que Ernie de la Jara escribió en su mal diagramada revistita tras la sentida muerte del educador Constantino Carvallo:
En una oportunidad en la que conversamos, me hizo una crítica sobre el IDL: ¿Qué teníamos con el poder? ¿Por qué siempre estábamos tan cerca de él? Que si tanto lo criticábamos, por qué más bien no nos alejábamos de él. Recuerdo que concluyó que ese tuteo con el poder lo hacía sospechar. Le contesté con bastante intolerancia que, pese a que valoraba mucho su opinión, en realidad creía que él no había descubierto o no quería asumir la importancia de la política y, por tanto, de las políticas públicas, y de que quienes las elaboran y ejecutan son justamente quienes están en el poder, lo que explicaba la necesidad de esa vinculación que a él le parecía sospechosa.
No le llegué a decir años después que me pareció que a él mismo no le quedó más remedio que asumir que si quería mejorar la educación en general en el país, o el deporte, no tenía otra alternativa que promover que el Estado, el poder, asumiera determinadas políticas públicas en una dirección o en otra.
Aquí se revelan los aspectos vitales de la cultura ONG caviar, que son buscar acercarse al poder, buscar hacer política y buscar influir en quienes hacen política pública para procurar imponer una agenda en determinada dirección. Esto denota tener una ruta monotemática en lugar de un espíritu libre, que precisamente por no estar tan obsesionado con un proyecto determinado les permita ser imparciales y no estar siempre condenando a un lado y alineándose con otro. Ese hambre de poder, de hacer política, es lo que revela lo que en realidad son: una indirecta manera posmoderna y distinta de partido político. Como esta izquierda caviar sabe que nunca va a ganar elecciones para imponer su agenda desde el Ejecutivo o el Congreso dentro del actuar democrático clásico, entonces ha mutado hacia esta forma disimulada e indirecta de hacer política partidaria, de ser virtuales partidos, amén de que es una manera de ganarte la vida, porque también tienen mucho de bufetes de abogados asolapados, pagados por donaciones extranjeras en lugar de por los bolsillos de sus clientes.
Eso de intolerante que Ernie menciona no me sorprende, porque suelen ver el mundo cual alborotadas monjas fanáticas: no eres caviar o los criticas y eres fascista, militarista, fujimorista, etc...
0 comentarios:
Publicar un comentario