Preparando el
120 Aniversario del natalicio del Amauta
1892 - 22 de
mayo - 2012
c. Luis Alva
Castro
Antenor Orrego
en su juventud, en los días de bohemia universitaria al lado de César Vallejo y Víctor Raúl Haya de la Torre y siendo rector de la Universidad de Trujillo en 1945. |
Antenor Orrego
Espinoza, escritor, periodista, pensador, luchador social y sobre todo maestro
de juventudes de larga y reconocida trayectoria en la región liberteña, nació en
la hacienda Montán, Chota, el 22 de mayo de 1892 y falleció en Lima el 17 de
julio de 1960.
La cercana
conmemoración del 120 aniversario de su nacimiento, obliga a recordar sus
amplios méritos, reencontrarnos con sus ideas y transmitirlas a las nuevas
generaciones.
1. Escritor, hombre de acción y comunicador de talento múltiple
Antenor Orrego fue un
fecundo hombre de ideas que destacó al mismo tiempo como un imaginativo
comunicador que buscaba innovar los medios y organizar iniciativas culturales
que desafíen el conservadurismo. Y Trujillo fue su gran centro de
operaciones.
Debemos a Antenor Orrego la organización del primer
espacio libre de difusión y discusión de ideas de avanzada en el diario “La
Reforma” de Trujillo, en 1914. Desde esa tribuna periodística unió a los
diversos exponentes de una inquieta generación de escritores y artistas
trujillanos conocida como “La Bohemia de Trujillo” ─como César Vallejo,
Macedonio de la Torre, Alcides Spelucín y Víctor Raúl Haya de la Torre─ en torno
a ideas y actitudes renovadoras.
Luego de ser el reorganizador y gran animador de los diarios “La Reforma” (1914) y “La Libertad” (1916) y la revista “La Semana” (1918), fundó y dirigió “El Norte” en 1923 (que logró publicarse hasta 1932) y sentó un precedente en términos de modernidad y coherencia informativa sin mengua de su identidad vanguardista y radical.
Sin abandonar
Trujillo, la pluma de Antenor Orrego fue muy requerida en revistas limeñas de
gran circulación como “Mundial” y “Variedades” y en la legendaria “Amauta” de
José Carlos Mariátegui, donde muchas veces sus artículos ocuparon un lugar
destacado.
Sólo estuvo fuera de
Trujillo cuando tuvo a su cargo las ediciones clandestinas de los voceros
apristas “La Tribuna” y “La Antorcha”, entre 1932 y 1934, y cuando el infortunio
político lo condujo a prisión. Fue también desde Trujillo que remitía su columna
“Efigie del tiempo” al diario “La Tribuna” desde 1957, hasta que el
debilitamiento de su salud lo obligó a permanecer en Lima.
El Amauta
Orrego destacó como líder de opinión, como director de diarios y también como
gestor de empresas periodísticas. Lo fue no solamente en los comienzos de los
años 20 y 30 con “El Norte”, sino también mucho después, en la época de
1956 a
1960, con “La Tribuna” e “Impacto”.
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2. Orientador
y promotor de la juventud talentosa
Orrego destacó
como un entusiasta defensor de los nuevos talentos y las nuevas tendencias
estilísticas, con tan buena fortuna que a él debemos que el “Grupo Norte”
diera a la cultura peruana un poeta inmortal, César Vallejo, en 1915, y un
narrador sin parangón, Ciro Alegría, en 1930. Debemos a Orrego que el Perú y el
mundo conozcan en todo su valor la poesía inmortal de César
Vallejo.
Sus enseñanzas y su ejemplo dejaron huella en varias generaciones. Un ejemplo cabal es el Grupo “Trilce”, formado hacia 1956, con el escritor Teodoro Rivero-Ayllón, el historiador Héctor Alva Centurión, el arqueólogo Cristóbal Campana y el literato Eduardo González Viaña.
Sus enseñanzas y su ejemplo dejaron huella en varias generaciones. Un ejemplo cabal es el Grupo “Trilce”, formado hacia 1956, con el escritor Teodoro Rivero-Ayllón, el historiador Héctor Alva Centurión, el arqueólogo Cristóbal Campana y el literato Eduardo González Viaña.
Quienes conocieron a
Orrego lo recuerdan como un cabal ejemplo de integridad, de indiferencia ante la
sensualidad del poder y de permanente preocupación por los más necesitados. La
temprana celebridad literaria y los altos cargos públicos nunca lo afectaron.
Fue constituyente en 1931, senador en 1945-1948 y rector de la Universidad
Nacional de Trujillo entre 1945 y 1948.
Su más importante
magisterio moral lo realizó siendo militante del Partido Aprista y sufriendo
prisión por abrazar dichas ideas entre 1932-1933, 1939-1945 y 1949-1956. Inculcó
a sus compañeros de prisión optimismo, fe en los ideales y templanza ante la
adversidad.
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3. Su legado
intelectual
Como filósofo
Antenor Orrego defendió un punto de vista comprometido con una praxis creadora.
Por esta razón mantuvo una invariable lealtad al ideario y la práctica del
aprismo, del cual fue uno de sus pioneros y también uno de sus más tempranos
integrantes. El Amauta Orrego desarrolló una filosofía social original, una
sociología razonada con implicancias morales y políticas, que fueron
presentadas como una nueva perspectiva de reflexión sobre nuestra
responsabilidad colectiva como indoamericanos y sobre la ética que nos es
inherente como individuos partícipes de dicha realidad.
Prólogo de Antenor Orrego a la primera edición del poemario “Trilce” de César Vallejo, libro que fue recibido con indiferencia y hasta hostilidad por los académicos de entonces. |
Su obra escrita muestra una notable coherencia. Tiene como eje la búsqueda de un yo, tanto individual como social, que nos identifique como auténticos exponentes del alma de América Latina. Destacan entre sus libros Notas marginales (1922) y El monólogo eterno (1929), textos basados en sentencias breves denominadas aforísticas. Luego tenemos su obra clásica Pueblo-continente: ensayos para una interpretación de la América Latina (Santiago de Chile, 1939) y su gran legado lo tenemos en el libro póstumo Hacia un humanismo americano (1966).
Uno de sus grandes aportes intelectuales es la defensa de la pluriculturalidad y el mestizaje como la base de una cultura superior.
Así leemos en su libro Pueblo-continente: “Como en las leyes cósmicas, en la historia, también, de la inadaptabilidad y de la vejez se marcha al caos o a la nebulosa, y de ésta a un nuevo nacimiento y a una nueva infancia. El nuestro ocupa el piso más alto de la espiral evolutiva de los pueblos. Somos los sucesores de todas las culturas precedentes y los herederos directos de la cultura europea, cuyo tercer estadio dimensional estamos destinados a desarrollar en su plenitud”.
La vida del Amauta Antenor Orrego es una lección de coherencia entre ideas y acción, junto con una indeclinable vocación de lucha por la justicia y la verdad. Que el 120 aniversario de su nacimiento sirva para que las nuevas generaciones se reencuentren con este maestro inmortal.
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