Algunos meses atrás, en su columna semanal de Perú.21, la exministra de Economía Mercedes Aráoz advertía sobre el enorme daño que le hace a la administración pública la presencia de congresistas como Javier Diez Canseco, que con sus constantes amenazas ahuyentan del sector a importantes profesionales especializados que prefieren evitarlo quedándose en la tranquilidad (y mejor paga) que les ofrecen los privados.
Esto resulta muy cierto, pues a pesar de que siempre es atractivo para cualquiera pasar una temporada trabajando para el Estado, acumulando experiencia, roce internacional y relaciones que suplen la desigualdad salarial, nadie quiere terminar su gestión arrastrando interminables investigaciones judiciales que le hacen literalmente "la vida a cuadritos" durante mucho tiempo. Para ello hay que tener una piel especial que por lo general solo la desarrollan los políticos.
Esta reflexión de la exministra debe confrontarse con lo que está ocurriendo en la actual administración a partir del escandalosamente ineficiente y arbitrario trabajo de la llamada "megacomisión" que investiga al gobierno anterior.
Para tener una mejor idea de lo que está sucediendo, es necesario hacer un balance real sobre cuánto se ha logrado hasta ahora en materia de inversión y obra pública en el primer año de gobierno. La verdad es que casi nada.
En efecto, las nuevas grandes obras están paralizadas. Salvo algunas, contadas con los dedos de la mano, como el tramo II del Tren Eléctrico, no hay en ejecución ninguna carretera importante, ni un puerto, ni hospitales ni escuelas, como tampoco centrales hidroeléctricas ni petroquímicas, entre otras. Lejos de continuar con la velocidad del quinquenio anterior y mejorarla, como lo hizo Alan García al impulsar al inicio de su gestión el "shock de inversiones", la actual administración parece haberse quedado congelada en momentos en que la inversión pública resulta más urgente para equilibrar la fuga de capitales o el frenazo en las exportaciones generado por la crisis económica mundial.
Esto va a traer lamentables consecuencias en el mediano plazo, como lo vienen advirtiendo economistas y especialistas nacionales y extranjeros, entre ellos la gerenta del BID y exministra Verónica Zavala.
¿Tendrá algo que ver en el temor de los actuales ministros y funcionarios lo que están apreciando en el Parlamento? En un gobierno con ausencia de políticos experimentados, es bastante probable.
A lo mejor se están mirando en el espejo del exministro Chang o del propio expresidente Alan García.
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