Néstor A. Scamarone M.
Nos acercamos al 27 de enero del 2014, fecha en que se leerá el Fallo de la Haya, en la que debemos de sentirnos orgullosos y seguros de que éste será favorable al Perú, porque nos asiste la justicia y el derecho.
A pocos días del fallo, debemos recordar las batallas de San Juan y Miraflores, un 15 de enero de 1881, no como venganzas removidas y menos odios y rencores, si no como un homenaje a nuestros héroes que defendieron con su vida la justicia y el derecho que le asistía a nuestro Perú y que en algo, reivindicará con paz a nuestra patria el Fallo de la Haya.
La famosa hacienda San Juan del Valle de Surco, pertenecía al producirse la Guerra del Pacífico a los herederos de don José Manuel La Puente, abogado limeño. En la misma zona del valle surcano se ubicaban, entre otras, las haciendas Chacarilla del Estanque, La Palma, Tebes, Monterrico Chico (de los Osma). Todas estas propiedades rurales, que datan del siglo XVI, fueron el escenario en que nuestras fuerzas se batieron valerosamente por la defensa de Lima en el verano de 1881.
El ejército peruano, distribuido en cuatro cuerpos al mando de los coroneles Miguel Iglesias, Belisario Suárez con su comandante Néstor A. Scamarone Suárez, Justo Pastor Dávila y Andrés A. Cáceres, marchó a encontrarse con el enemigo y tomó posesión de la cadena de montes extendida desde el Morro Solar hasta el cerro San Francisco, detrás de la hacienda Monterrico Chico, ocupando un frente de cerca de 14 kilómetros. Esta era la primera línea de defensa. La segunda, formada por los civiles del ejército de reseva, al mando del empresario Dionisio Derteano, se estableció en los "reductos" entre los acantilados de Miraflores y la hacienda Monterrico Chico, ocupando unos 8 kilómetros.
La batalla se inició a las 4.30 de la madrugada hasta las 9.00 de la mañana, aproximadamente. Fueron horas en las cuales los soldados peruanos hicieron grandes esfuerzos por contener el ataque enemigo. Pero fracasaron: Iglesias fue tomado prisionero, las tropas de Pastor Dávila fueron arrasadas y las de Cáceres obligadas a retirarse hacia Surco, mientras los chilenos tomaban el Morro Solar e iban desplazándose sobre la hacienda San Juan, donde se instalaron para reconstituir su ejército y colocar su hospital de campaña. Por la noche, el pueblo de Chorrillos fue saqueado e incendiado; la misma suerte corrió el pueblo de Barranco al día siguiente. Una nueva batalla, la de Miraflores (15 de enero), decidiría finalmente el destino de nuestracapital.
Demostrando al mundo su elevado sentimiento nacional, resistiendo casi sin medios de protección y de ataque, en las Batallas de San Juan y Miraflores, los habitantes de Lima, secundados por los restos que quedaban del Ejército regular, supieron morir peleando en defensa del suelo patrio.
Loor a ellos y gloria a nuestros héroes y que el fallo de La Haya, sea una reivindicación jurídica, pacífica y patriótica, en homenaje a nuestros héroes y a nuestra Patria.
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