Ha pasado una década desde que comenzó la regionalización, tiempo suficiente para evaluar esa experiencia. Ahora es la oportunidad de hacer los correctivos, con una visión de política de Estado. No para promover escándalos, denuncias o una cacería de autoridades, sino para encauzar correctamente un desordenado y caótico proceso de descentralización.
–¿Cuál es su propuesta al respecto?
No a la reelección indefinida. Sólo debe permcitirse una reelección adicional. Ahora hay autoridades con quince o veinte años en el cargo, que nuevamente postularán y lo seguirán haciendo toda su vida. Así se crean cúpulas y se alienta el clientelismo. Cuentan con un enorme poder, con ventajas insuperables, con recursos para invertir, con centenares de trabajadores, oficinas, celulares, equipos de publicidad. Así pueden vencer a cualquier opositor.
–¿Cree que esta prohibición debería extenderse a los congresistas de la República?
Yo lo he dicho muchas veces, no debe haber congresistas eternos. Hay que poner límites. En este caso una reelección y de ahí tienen que esperar un periodo, tiempo en que pueden postular a otros cargos electivos o dedicarse al trabajo partidario. Recuerde que un jefe de Estado en ejercicio debe esperar un mandato para volver a presentarse. Así se dinamiza la política y se abren espacio a las nuevas generaciones.
–Siguiendo con las regiones y municipios, ¿qué cambios propondría para mejorar la administración?
Primero la denominación. Que no se llamen más presidentes, sino intendentes o gobernadores; que no usen la banda cruzada al pecho, que sólo corresponde al jefe de Estado; que no les asignen edecanes y que no les toquen la Marcha de Banderas cuando llegan a alguna ceremonia. No les corresponde esos protocolos.
–En algunas regiones, hay primeras damas...
Sí, pues. Así se confunde a los ciudadanos.
–Pero, ¿qué cambios propone en lo sustantivo?
Que los presidentes de región rindan un informe anual al Congreso, que puedan ser interpelados, censurados, suspendidos o revocados por voto calificado del Parlamento. Ahora el Presidente de la República, los ministros o los mismos legisladores pueden ser retirados del cargo, pero no las autoridades regionales, que inclusive algunas veces se resisten a asistir a las citaciones congresales porque se sienten absolutamente autónomos…
–Se han convertido en una suerte de islas independientes del Estado…
Sí, hay un libertinaje caudillesco, para usar una inteligente calificación del analista Martín Santiváñez; libertinaje que ha desordenado y está desintegrando al país, que afecta su unidad, que consagra la mediocridad y la zamarrería política.
-¿Dónde se ve "libertinaje candillesco" de autoridades regionales?
Lo vimos, por ejemplo, en el caso de Conga. Este gobierno tuvo el buen ánimo de dialogar, desplazó al premier y a varios ministros para solucionar los desacuerdos entre la región y la empresa minera. El presidente regional (Gregorio Santos) les faltó el respeto, no quiso recibirlos primero y luego, cuando fueron, una turba los ofendió, insultó, amenazó. Al mismo tiempo alentaron invasiones en la zona minera, incendiaron vehículos y las casetas de vigilancia del campamento, atacaron a la policía. Todo eso lo hemos visto en televisión, sin que pase nada.
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