Por Daniel Parodi
Debo reconocer que al escribir esta columna me contradigo. Hace poco más de un mes publiqué otra en la que criticaba a varios analistas por intentar sacar un outsider de debajo de la manga, antes que promover la consolidación de nuestra precaria partidocracia.
Pero escuchando hablar a Enrique Cornejo sobre los problemas municipales he llegado a la conclusión que hoy comparto con ustedes: Cornejo es el outsider.
La primera pregunta es cómo puede ser outsider el candidato del APRA, si es el partido más antiguo del Perú y al que tirios y troyanos le reconocen su alcance nacional y capacidad de organización. Pues bien, Enrique Cornejo es un outsider desde su precandidatura al interior del PAP. Él fue un candidato que surgió con el respaldo de sus bases partidarias y empujado por sus dirigencias distritales. Al comienzo muchos dudaron de que lograse su objetivo de candidatear a la capital pero hoy su postulación es una realidad.
Pero Cornejo es el outsider por una razón mucho más profunda: el supuesto antiaprismo del electorado limeño hoy es discutible. Lo es porque la Lima actual no es más la de los tiempos de Haya de la Torre, en los que el electorado se dividía entre apristas y antiapristas. Es cierto que quedan rezagos de antiaprismo pero este se diluye de acuerdo a barrios y sectores. Se encuentra más arraigado en los distritos tradicionales de Lima e, indiscutiblemente, en la izquierda local que, como he señalado en otras oportunidades, es más bulliciosa que multitudinaria.
Pero también es verdad que parte de los sectores tradiciones de la ciudad valora positivamente la segunda gestión presidencial de Alan García y guarda en contra del APRA menos recelos que en el pasado. Por otro lado se encuentran los sectores D y E, cuya intención del voto expresa una actitud más pragmática que ideológica. Los distritos que rodean la Lima tradicional son la hechura de los migrantes provincianos que con sus propias manos convirtieron arenales en ciudades y que buscan buenos gestores de sus problemas, es decir, a quien los solucione rápida y eficazmente.
Desde este panorama, Enrique Cornejo no la tendrá fácil en A, B y C aunque puede consolidar una significativa presencia en ellos. Al contrario, sí puede disputarle el electorado de los distritos D y E a Luis Castañeda quien, por sus obras de infraestructura, es el candidato preferido de los conos.
Hace algo de dos meses, Rosa María Palacios, que de aprista no tiene un pelo, escribió sobre Enrique Cornejo lo siguiente: “Estuvo conmigo (…) y realizó una magnifica explicación de las 8 megaobras viales que se ejecutarán sobre Lima los próximos dos años. El ex ministro de Transportes conocía al dedillo los proyectos y su impacto sobre la ciudad. Explicó la importancia de las obras concesionadas por la gestión de Susana Villarán –con mucho más solvencia que ella– y se declaró un convencido de continuar las obras, así como del cambio profundo de todo el sistema de rutas que ya se inició en esta gestión”.
Las razones que expone Rosa María Palacios son las que me hacen creer que Enrique Cornejo es el outsider de las venideras municipales. A lo dicho le sumo que es el candidato más preparado y el mejor orador. Además, posee un perfil profesional a la vez que popular, lo que lo torna muy aceptable para todos los sectores. Una campaña muy inteligente y muchos debates con los demás candidatos es lo que necesita Cornejo para alzar vuelo. Veremos si esta vez el outsider proviene de los partidos políticos y ya no de los movimientos independientes y ya no de la anti-política.
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