martes, agosto 05, 2014

Doctorado de García


Por Javier  Valle – Riestra
Fuente: Diario La Razon

Hoy es 5 de agosto y estamos a menos de dos años de las elecciones. Nada indica que hayamos evolucionado. Se sigue una política coprolálica de insultos y denuncias. El caso más clamoroso es el de Alan García, a quien se le insulta como si fuera un usurpador de títulos universitarios. Es indiscutible que Alan estudió y completó su educación universitaria en la Complutense de Madrid y La Sorbona. Está expedito para recibir doctorados. Y nunca ha sorprendido a autoridad universitaria alguna haciéndose pasar por doctor.
Como decía Ismael Bielich Flores, catedrático mío en La Católica, ex Ministro y antiguo aprista renunciante “aquí se denomina a todos doctor, cuando se es abogado porque hasta 1920, el título de letrado era para doctores en derecho, posteriormente, ya no fue así, pero, quedó la costumbre”.
Alan es un hombre cultísimo, que ha publicado varios libros polémicos. Jamás ha utilizado sedicientemente el título de doctor para obtener un puesto universitario. Como todos los abogados, es tratado de doctor y uno mismo se anuncia como doctor. No es la usurpación de un título. Es un trato social. Poner mecanográficamente al final de una carta “doctor” no es jactarse de un título inexistente.
Se dice por sus acusadores que un documento dirigido a la decana del Colegio de Arquitectos del Perú, confirmaría que el ex Presidente habría cometido delito de falsedad genérica y falsedad ideológica. Su conducta no está tipificada en el Código Penal que en el 362° construye la infracción punible para el que públicamente ostenta insignias o distintivos de una función o cargo que no ejerce o se arroga grado académico. García no ha ejecutado ni por asomo esos tipos penales. Se está dramatizando la situación.
Pero no cesan en sus ataques y así por ejemplo, el director asociado del Instituto de Defensa Legal pontificó que el expresidente, al estar a cargo del Instituto de Gobierno y Gestión que otorga postgrados a nombre de la Universidad San Martín de Porres, ha hecho uso de un grado académico que no tiene y lo hace al firmar cartas y documentos.
De los sesenta mil abogados que hay en el Perú, solo una minoría es doctor en derecho y sin embargo, unánimemente a todos se les dice doctores; esta palabra ha devenido más que un academicismo en una cortesía. Como decía Bielich, “doctores son muchos, señores muy pocos”.
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